Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


viernes, 22 de febrero de 2013

Alaska... donde nace el frío I

Alaska... hasta la fonética me resulta evocadora, un inmenso territorio que fue salvaje y todavía conserva una buena parte de su identidad.

Un vasto espacio de juego alpino que, aún hoy día me lo sigue pareciendo, se encuentra entre los territorios más exigentes y duros de la Tierra.

Mi fascinación por Alaska viene de lejos cuando, siendo un chaval de 10 o 12 años, cayeron en mis manos una tanda de pequeños relatos de un tal Jack London...  un aventurero nacido en San Francisco en 1876; aquellas páginas narraban historias impensables... en lugares que yo no sabía existieran... luchas por sobrevivir en una naturaleza pura.

Su vida... aventurera, desordenada, repleta de excesos y alcohol... al más puro estilo americano de Scott Fitzgerald o Hemingway... le llevó en 1897 -  año en que se descubrió oro en Alaska - hasta el Klondike; no encontró el preciado metal pero regresó repleto de vivencias que le forjarían como escritor... yo diría que como narrador supremo de los espacios abiertos.

Luego llegó Fred Bear, otro americano de raíces indias, nacido en Pennsylvania en 1902; un cazador con arco y flechas... que recorrió el Yukón y Canadá... narrando sus aventuras hasta incluso el "paso McGonagall", a los pies del McKinley.

Sí... éstos tipos fueron los culpables de mi deseo de conocer Alaska.


Soledad es un buen adjetivo que define bien ésta tierra - siempre y cuando se elijan rutas fuera del circuito clásico -. Algo más de millón setecientos mil kilómetros cuadrados que los americanos de EEUU compraron a los rusos en 1867.

Pagaron por ella 7,2 millones de dólares de la época... y la compraron sin convencimiento... como adquirir un "apéndice" entre Rusia y Canadá... tierras inhóspitas y sin más valor que naturaleza en estado puro.

Sin embargo, en 1897, aparece la "fiebre del oro" en Alaska... y ya nada sería igual.

"The last frontier"... la última frontera, ya no solo estaría habitada por nativos inuit, al Norte y Oeste, indios en las zonas costeras del Sur... y una amalgama de rusos, canadienses, ingleses o franceses; aventureros natos dedicados a la caza.


Comienza la exploración del territorio y, por supuesto, ascender a la montaña más alta... el McKinley, un nombre que hoy en día sigue vigente... apellido de un senador llamado William McKinley que en 1896 tenía posibilidades de llegar a la presidencia de EEUU... y al Partido Republicano le venía bien publicidad hilada a las recientes tierras adquiridas.

A mi siempre me gustaron más, y me siguen gustando, los nombres que recibía ésa montaña por parte de los pobladores históricos de Alaska... nombre éste derivado del vocablo "alyeska".

Bolshaia Gora... de los rusos; Traleika... de los indios costeros; Denali - mi preferido - de los nativos del interior.
En cualquier caso la traducción es la misma... "el más grande".

El Denali es una enorme montaña... de modesta altitud comparada con los gigantes del Himalaya... 6.194m. situado en el paralelo 63... un lugar frío y alejado, al que solo se puede acceder a pie o en avioneta... bueno... en avioneta desde que el legendario piloto Don Sheldon, allá por 1954, aterrizara por primera vez en el glaciar de Kahiltna... un lugar de proporciones descomunales a los pies de la "familia Denali".


Las primeras exploraciones e intentos de alcanzar la cumbre salían de Fairbanks... una pequeña ciudad que acogía una población variopinta a la búsqueda de fortuna.
Por supuesto... al decir que salían de Fairbanks... entendemos que realmente salían a caballo, trineos de perros e incluso porteadores en algún caso; no en vano se hacía necesario atravesar la tundra antes de alcanzar las nieves y glaciares... más allá de 240km. de distancia.

Por ello las expediciones permanecían meses incomunicadas en un terreno hostil... donde todos iban armados, aprovechando para cazar en la tundra y mantenerse.

La considerada como primera gran expedición a Alaska fue dirigida, en 1897, por Luigi Amadeo de Saboya; se hizo acompañar de 4 guías europeos - curtidos en los Alpes - 10 porteadores y media docena de escaladores... incluyendo al fotógrafo, bien conocido en la época, Vittorio Sella.

Al igual que ocurriría años después... intentaron alcanzar el Denali por el Norte, el glaciar Muldrow... sin lograr su objetivo, pero modificaron el rumbo y  ascendieron a otro "monstruo"... el Monte Saint Elías.


Durante el transcurso del año 1903... otras dos expediciones se cruzaron en el camino; una dirigida por James Wickerson y la otra por Federick A. Cook... ambas intentando encontrar un paso hacia el glaciar Muldrow... y ambas sin éxito.

En 1906 ocurrió un hecho que, durante décadas, mantuvo en vilo a la comunidad internacional... de nuevo F. A. Cook organizó una expedición cambiando el itinerario de acceso... por el glaciar Ruth.
Al regreso dijo haber alcanzado la cumbre y presentó unas fotografías... pocos le creyeron pero durante años la polémica se sirvió en bandeja de plata.

Lo cierto es que, esto se descubrió muchos años más tarde comparando fotografías de otras expediciones, sencillamente se hizo una foto en un pináculo de roca... muchas millas más abajo de la cima.

Por aquel entonces, un aventurero y buscador de oro descubrió un paso... la entrada al glaciar Muldrow, incluso se aventuro en solitario... buscando morrenas y arista rocosas... hasta el mismo glaciar.
Esto suponía un gran descubrimiento y desde entonces ése lugar lleva su nombre... "paso McGonagall (Charlie)".


En 1909 tuvo lugar un acontecimiento digno de película de aventuras.

Las noches invernales alaskeñas son eternas y las discusiones en las tabernas de Fairbanks eran constantes... sobre si Cook subió a la cumbre del Denali o no; en una de estas y con los ánimos elevados, seguramente por el alcohol que corría a partes iguales por mesas y venas... Bill McPhee, propietario del tugurio en cuestión, retó a un cliente en una apuesta atrevida... 5.000$ a quien alcanzara la cima del Denali antes del mes de julio de 1910.

Me hubiera gustado estar allí para ver el revuelo que se organizó... pero nací tarde.

Esa cantidad de dinero era importante para la época... y claro está... algunos recogieron el guante.
A principios de la primavera de 1910... tres hombres salieron de Fairbanks dispuestos a todo... Peter Anderson, Bill Taylor y el mismo Charlie McGonagall... un grupo de aventureros al más puro estilo alaskeño y a los que aún se denomina "Sourdough expedition"... podemos traducirlo como "la expedición de los cateadores o buscadores de vetas, los pioneros".

Tres meses más tarde, a pocos días de finalizar el plazo de la apuesta, regresan a Fairbanks... con la noticia de haber alcanzado la cumbre del Denali.

Su historia tiene luces y sombras... ésos rudos aventureros no llevaron cámara y no hay documentos... sin embargo, años más tarde se les reconoce haber alcanzado el pico Norte del Denali (5.940m.)... y separado del principal por el glaciar Harper... unos 4 o 5 km.

Un dato corrobora su historia... increíble pero cierta... transportan una rama de abeto ¡4 metros de longitud!... y McGonagall, que no llega a la cumbre, se encarga de afianzarla bien entre unas rocas que se encuentran en una arista antes de la planicie que lleva a la cima... apenas 200 metros.
Anderson y Taylor se encargan de pisar por primera vez la cumbre del Denali Norte.

Algunas décadas después, se fotografía desde la cima Sur principal y con teleobjetivo, el famoso "poste" de los "Sourdough".

La apuesta se queda en el aire... puesto que no alcanzaron la cumbre más alta... pero la historia se las trae.


En 1912... un grupo formado por Herschel Parker, Belmore Browne y Merl La Voy... se quedan a pocos metros de la cima Sur del Denali... atrapados por una tormenta furiosa.
Es la primera vez que se llega tan alto y con la cumbre a la vista... ya en terreno amable.

La conquista definitiva del Denali llega en 1913... un 7 de junio... Walter Harper, Hudson Stuck, Henry Karstens y Robert Tatum... coronan los 6.194m. del "más grande".
Ascienden por el glaciar Muldrow ¡con trineos tirados por perros!... hasta los 3.400m. ... increíble.

A partir de entonces se abre una nueva etapa en Alaska, sobretodo desde que el pequeño pueblo de Talkeetna, más cercano, se convierte en la puerta de entrada al interior de la cordillera... y los patines de la avioneta de Don Sheldon se deslizaran por los glaciares.

En 1951... Bradford Washburn, Hackett, Gale, Buchtel, Ambler, Griffiths, More y Bishop... realizan la que actualmente se considera la ruta normal del Denali... "West Buttress"... o espolón Oeste.

En 1961... se inauguró una de las rutas míticas... la "Cassin"... por Canali, Alippi, Perego, Airoldi, Zucchi y Cassin.


No podemos zanjar la historia de Alaska sin mencionar al resto de la "familia Denali".

El Monte Foraker o Sultana (5.304m.) - de nuevo nombre nativo - al que también denominan "Denali´s wife" o "mujer del Denali".

Fue ascendido por Charles Houston, T. Graham Brown y Cychele Waterston... el 6 de agosto de 1934... todavía en estilo "alaskeño" aunque algo más moderno... amerizando en un lago a 50km. del glaciar Herron.


El Monte Hunter o Begguya (4.257m.) - otra vez con los nombres - conocido como "Denali´s boy"... "chico del Denali".

Recibió visita por primera vez... el 4 de julio 1954... ya aterrizando en el glaciar Kahiltna... Fred Beckey, Henry Mehbohn y Heinrich Harrer ¡sí... sí... el austriaco de la cara norte del Eiger!, consiguen la que se considera primera ruta técnica en estilo alpino que se realizara en Alaska.


Y así fue como, de tanto leer y soñar mucho antes de iniciarme en la montaña, conseguí engañar... años después... a dos amigos para una expedición a Alaska... por supuesto en invierno.

La llamamos "Expedición Española Monte Hunter 82"... y nunca pudimos imaginar lo que nos ocurrió durante un mes de infernales tormentas.

Conocimos el frío que penetra y paraliza... -45º... y oímos hablar de -60º; nos enterramos en una cueva excavada en el glaciar de Kahiltna a 3 metros de la superficie... durante tantos días que ya no lo recuerdo; arrastramos al "hogar" a un americano con las piernas rotas y cuidamos de sus compañeros en estado lamentable; racionamos gasolina y comida... intentando ganar tiempo hasta que los Dioses abrieran los cielos y la avioneta con su fantástico ggggraaummmm... posara los patines en aquel inmenso inmaculado blanco.

También llegamos a la base del Hunter... y comprobamos las dimensiones de las avalanchas que enterraron nuestro depósito de material.

Os lo contaré en la segunda parte, pero mientras os dejo una foto del trío... al estilo Yosemite, pero cambiando protagonistas americanos por españolitos... y pared del Capitán por el Monte Hunter.







... folleto/proyecto de la expedición...









16 comentarios:

  1. joder Carlos. Estamos impacientes con la parte 2!

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    1. ... bien... ya estoy liado con las pastillas de la memoria... jejejej... a ver que pasa.
      Un cordial saludo.

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  2. Jack London, hace ya unos años también que leí colmillo blanco, bueno para ser sincero lo he leído unas cuantas veces jajaj, tiene que ser muy bonito aquello, espero ir pronto.

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    1. ... abrígate... y prepara los ojos para lo que te espera. Seguro que algo podrás contar a la vuelta.
      Saludos, Roberto.

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  3. Joder Carlos!!!,
    y en invierno.. si ya hace frío en verano por allí arriba.
    (nosotros pasamos una semana en Medical Camp esperando una mejoría en el tiempo, pero en verano y por la West Butress y ya hacía frío!!!).
    Hace un par de años Mari Abrego, en un campo base, nos contó su aventura particular en la Cassin al Denali, también en el 82 si no recuerdo mal, y fue emocionante. Así que estamos deseosos de saber la tuya.
    Un abrazo

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    1. Hola, Nico/Isa... Alaska en invierno es algo especial. Ya en verano también tiene algo diferente, debido al paralelo en que se encuentra... cercano al polo norte.
      Hasta la aclimatación se parece al Himalaya... en fin... si me es posible todavía visitaré ésas tierras... pero del invierno ¡ni hablar!.
      Un abrazo.

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  4. Bueno, bueno...
    Recordando las "palpitaciones" y los "sobresaltos" del Chacraraju, me voy a ir haciendo un termo con tila, para tomarme las nuevas entregas de Alaska con más calma y sosiego que en la anterior ocasión.
    Esperamos la segunda entrega.
    Un abrazo.
    David.E.Resino

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    1. Muy bien, David... tranquilidad y buenos alimentos... jejejeje... no quisiera yo alterar el ritmo cardíaco de los amigos.
      Abrazos.

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  5. Carlos, London y su "Colmillo blanco" o "La llamada de lo salvaje", qué libros! Cómo consiguen hacernos sentir lo grande de Alaska... De ese mismo modo lo logras tú con tus relatos: ya a la espera de la segunda entrega.
    Un saludo

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    1. Hola, Diego... es cierto que eso de leer a los grandes narradores de espacios abiertos... hace soñar... de largo. Yo soy un aficionado... con imaginación.
      Veremos si os gusta la segunda parte.
      Saludos.

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  6. Ya estoy deseando nos cuentes mas aventuras y alguna cosilla de un tal
    "waterman"........

    Sepu

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    1. ¡Ah!, Sepu... juegas con ventaja... algo te conté en algún momento.
      Bueno... te refrescaré la memoria por si algo se te pasó por alto.
      Un abrazo.

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  7. Una pasada la historia y en general todas las que cuentas, mejor que algunos libros jej. Espero poder realizar alguno de estos apasionantes viajes algún día, soñar es gratis.
    Enhorabuena por el blog, las entradas enganchan de principio a fin!!!

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    1. Gracias, Tio Desidias... seguro que si lo sueñas mucho... lo consigues.
      Me alegro que te guste leer... y agradezco el entusiasmo.
      Un cordial saludo.

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  8. Hola Carlos, sigo flipando con tus historias, una maravilla de página tienes. Por otro lado comentarte que sourdough es como se autodenominaban los alaskeños de pura cepa. Literalmente quiere decir masa agria, pero lo traduciríamos por masa madre, y es que en esas tierras no tenían levadura para hacer el pan, con lo que lo hacían con sourdough. Saludos

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    1. Hola, Francisco. Ya veo que conoces el asunto.
      Ciertamente dudé en la traducción -recuerdo haber visto, por algún libro, una traducción como la que dí-... aunque desde luego la más ajustada sería la que mencionas.
      Bueno... de lo que no cabe duda es del valor de aquellos tipos. Tremendo.
      Un cordial saludo.

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