La vida en las lagunas de Llanganuco se desarrolla plácidamente... más tiempo tumbados que en posición de andar.
Miguel está preocupado por sus dedos de la mano y a mi no se me retira un constante hormigueo... como adormecido... de los dedos de los pies.
Paco y Nacho ya se fueron hacia su objetivo... el Chopicalqui... una fantástica pirámide que acompañó la vista durante las semanas anteriores; la vimos amanecida y anocheciendo... entre nubes y nieblas... bajo un sol radiante... y también desaparecida en las tormentas que nos llegaron.
Poco puedo contar de su ascensión, puesto que no me pertenece, solo que sus 6.354m. serían la mayor altitud conseguida por el grupo y la celebraríamos con alegría.
Anduvieron desaparecidos tres o cuatro días... buscando su camino, primero hasta alcanzar el glaciar y más tarde sorteando grietas... superando pendientes de nieve profunda y, por fin, enfilando aristas que los depositaron en la cumbre.
Lo cierto es que no sé de donde sacó Nacho fuerza bastante... tras la escalada del Chacraraju... para perseguir el endemoniado trote de Paco que les llevó, en un magnífico día, a colocarse en todo lo alto... acompañados por una pareja de vascos que también decidieron lo mismo.
Lo que sí sé... y bastará con ver las fotos... es que tuvieron un panorama espléndido... vigilados por los Huascaranes, Piscos, Yanapachas y claro está... los Chacrarajus.
Antonio, por su parte, espoleado por el intento anterior con Javier al Chacraraju Este o Huaripampa... inició un viaje solitario e impresionante.
Retornó por mejores caminos que utilizáramos semanas atrás para alcanzar la caótica morrena del Pisco... y vivió su particular "vía crucis".
Sin apenas comida y escaso material... se hizo pasar por guía de montaña y marcar el camino a otros alpinistas que por allí deambulaban... a cambio de algo que echarse al estómago.
Se colocó en todo lo alto del Pisco (5.800m.)... por la misma ruta que tiempo atrás consiguieran Paco y Javier, pero no contento con ello... también ascendió al Amorraju (5.726m), un satélite del Pisco de dificultad superior... total... que mató dos pájaros de un tiro, en el mismo día... y además algo se alimentó.
Javier también estaba dispuesto a dejar su impronta... eligió un nevado que nos acompañó la vista durante semanas... el Yanapacha Oeste (5.460m.)... modesto en altura pero de magnífica presencia.
Él también vivió su momento, cosa que no podré contar en todo su valor... pero allí cruzó glaciares peligrosos... tuvo algún encuentro con grietas profundas y alcanzó una cumbre que sería la sexta para la expedición... un lujo.
El destartalado campamento de las lagunas de Llanganuco fue recibiendo... en diferentes días y momentos... a la tropa perdida durante inquietantes jornadas, hasta que todos estuvimos juntos... escuchando historias que zanjábamos entre risas, palmoteos y picoteo constante del resto de comida; tal que romanos en banquetes infinitos... a los pies del gigante Huascarán.
Luego... hubo que abandonar el lugar con ése sentimiento de triste alegría... y regresamos a Huaraz como guerreros victoriosos.
Nos prepararon fiestas y comidas eternas; pasamos un día en los baños termales de Monterrey... inmersos en aguas verdes y calientes... con un grupo de chiquillas dispuestas a endulzarnos la vida.
La discoteca del "Tambo" siempre estuvo abierta para bailes sueltos y otros agarrados... con las melosas canciones de Julio Iglesias, mientras el "pisco sour" recorría las gargantas como el agua fresca.
También nos requieren para unas charlas en el Instituto Geominero... organizadas por el ingeniero Zapata... amante de los Andes y que nos ofreció ayuda a nuestra llegada, hace ya semanas.
Gastamos los últimos soles y algún dólar escondido, visitando Chavín... una cultura ya desaparecida, oscura y enterrada, pasadizos estrechos con aire enrarecido... hasta llegar a la sala del "Lanzón"... lugar de sacrificios humanos bajo la montaña; salimos de allí mareados... deseosos de respirar en libertad.
Un día... recibimos una llamada telefónica al hostal donde estábamos alojados, el mismo de la llegada... "Hotel Barcelona"; alguien de Madrid quería saber de nosotros... ¡increíble!. Pero para eso están los amigos... y los del Club Alpino Maliciosa no conocen distancias.
Nos arremolinamos en torno al teléfono mientras Antonio les cuenta las noticias... y escuchamos gritos, "vivas" y otras exclamaciones que no me atrevo a reproducir... a miles de kilómetros de distancia.
El avión recorre los últimos metros de pista... casi al tiempo que un pasajero grita... ¡son ellos!, alzando un periódico que habla de nosotros. El comandante junto con el copiloto, abandonan los mandos de la nave... ¡joder, digo yo que alguien quedará en cabina!... y se unen a un jolgorio que las azafatas abastecen de "champagne"... la vida es bella.
Barajas nos recibe con policías que solicitan autógrafos... prensa que nos acosa... amigos y familiares con pancartas, incluso un César P. de Tudela... que sí entendió nuestro esfuerzo.
Todo esto es demasiado para nosotros... y nunca lo agradeceremos bastante.
Lo cierto es que... aquel grupo de muchachos tuvieron un sueño... lucharon para hacerlo realidad y demostraron que la pasión no conoce límite... que si no lo intentas jamás fracasarás, puesto que ya lo estás... que si no sueñas no vivirás... que lo importante es el camino, con cumbre o sin ella... que te irás de éste mundo como a él viniste... y que siempre habrá un nuevo amanecer.
Aquí tenéis un reportaje de la revista Alta Ruta del Club Alpino Maliciosa... octubre 1978.
Miguel está preocupado por sus dedos de la mano y a mi no se me retira un constante hormigueo... como adormecido... de los dedos de los pies.
Paco y Nacho ya se fueron hacia su objetivo... el Chopicalqui... una fantástica pirámide que acompañó la vista durante las semanas anteriores; la vimos amanecida y anocheciendo... entre nubes y nieblas... bajo un sol radiante... y también desaparecida en las tormentas que nos llegaron.
Poco puedo contar de su ascensión, puesto que no me pertenece, solo que sus 6.354m. serían la mayor altitud conseguida por el grupo y la celebraríamos con alegría.
Anduvieron desaparecidos tres o cuatro días... buscando su camino, primero hasta alcanzar el glaciar y más tarde sorteando grietas... superando pendientes de nieve profunda y, por fin, enfilando aristas que los depositaron en la cumbre.
Lo cierto es que no sé de donde sacó Nacho fuerza bastante... tras la escalada del Chacraraju... para perseguir el endemoniado trote de Paco que les llevó, en un magnífico día, a colocarse en todo lo alto... acompañados por una pareja de vascos que también decidieron lo mismo.
Lo que sí sé... y bastará con ver las fotos... es que tuvieron un panorama espléndido... vigilados por los Huascaranes, Piscos, Yanapachas y claro está... los Chacrarajus.
Antonio, por su parte, espoleado por el intento anterior con Javier al Chacraraju Este o Huaripampa... inició un viaje solitario e impresionante.
Retornó por mejores caminos que utilizáramos semanas atrás para alcanzar la caótica morrena del Pisco... y vivió su particular "vía crucis".
Sin apenas comida y escaso material... se hizo pasar por guía de montaña y marcar el camino a otros alpinistas que por allí deambulaban... a cambio de algo que echarse al estómago.
Se colocó en todo lo alto del Pisco (5.800m.)... por la misma ruta que tiempo atrás consiguieran Paco y Javier, pero no contento con ello... también ascendió al Amorraju (5.726m), un satélite del Pisco de dificultad superior... total... que mató dos pájaros de un tiro, en el mismo día... y además algo se alimentó.
Se conoce que esto le pareció poco... y aprovechando que los impresionantes Huandoys estaba enfrente, también decidió intentar el Este... de menor altitud de los hermanos pero que, días atrás, mantuvo en vilo a otros alpinistas... incluyendo un accidente mortal en la ruta que inauguraron.
Con esto sería la primera repetición de ése itinerario... y además primera solitaria.
Antonio levantó el listón de la expedición... y se quedó tan ancho.
Javier también estaba dispuesto a dejar su impronta... eligió un nevado que nos acompañó la vista durante semanas... el Yanapacha Oeste (5.460m.)... modesto en altura pero de magnífica presencia.
Él también vivió su momento, cosa que no podré contar en todo su valor... pero allí cruzó glaciares peligrosos... tuvo algún encuentro con grietas profundas y alcanzó una cumbre que sería la sexta para la expedición... un lujo.
El destartalado campamento de las lagunas de Llanganuco fue recibiendo... en diferentes días y momentos... a la tropa perdida durante inquietantes jornadas, hasta que todos estuvimos juntos... escuchando historias que zanjábamos entre risas, palmoteos y picoteo constante del resto de comida; tal que romanos en banquetes infinitos... a los pies del gigante Huascarán.
Luego... hubo que abandonar el lugar con ése sentimiento de triste alegría... y regresamos a Huaraz como guerreros victoriosos.
Nos prepararon fiestas y comidas eternas; pasamos un día en los baños termales de Monterrey... inmersos en aguas verdes y calientes... con un grupo de chiquillas dispuestas a endulzarnos la vida.
La discoteca del "Tambo" siempre estuvo abierta para bailes sueltos y otros agarrados... con las melosas canciones de Julio Iglesias, mientras el "pisco sour" recorría las gargantas como el agua fresca.
También nos requieren para unas charlas en el Instituto Geominero... organizadas por el ingeniero Zapata... amante de los Andes y que nos ofreció ayuda a nuestra llegada, hace ya semanas.
Gastamos los últimos soles y algún dólar escondido, visitando Chavín... una cultura ya desaparecida, oscura y enterrada, pasadizos estrechos con aire enrarecido... hasta llegar a la sala del "Lanzón"... lugar de sacrificios humanos bajo la montaña; salimos de allí mareados... deseosos de respirar en libertad.
Un día... recibimos una llamada telefónica al hostal donde estábamos alojados, el mismo de la llegada... "Hotel Barcelona"; alguien de Madrid quería saber de nosotros... ¡increíble!. Pero para eso están los amigos... y los del Club Alpino Maliciosa no conocen distancias.
Nos arremolinamos en torno al teléfono mientras Antonio les cuenta las noticias... y escuchamos gritos, "vivas" y otras exclamaciones que no me atrevo a reproducir... a miles de kilómetros de distancia.
El avión recorre los últimos metros de pista... casi al tiempo que un pasajero grita... ¡son ellos!, alzando un periódico que habla de nosotros. El comandante junto con el copiloto, abandonan los mandos de la nave... ¡joder, digo yo que alguien quedará en cabina!... y se unen a un jolgorio que las azafatas abastecen de "champagne"... la vida es bella.
Barajas nos recibe con policías que solicitan autógrafos... prensa que nos acosa... amigos y familiares con pancartas, incluso un César P. de Tudela... que sí entendió nuestro esfuerzo.
Todo esto es demasiado para nosotros... y nunca lo agradeceremos bastante.
¿Qué es la vida?. Un frenesí.
¿Qué es la vida?. Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
(Calderón de la Barca)
Aquí tenéis un reportaje de la revista Alta Ruta del Club Alpino Maliciosa... octubre 1978.
Como mola la poesia de Calderon,lo explica todo en unas cuantas palabras.Muy guapo el ultimo relato del Chacraraju,bonito final de sueño...un abrazo amigo.
ResponderEliminarCierto, Miguel Ángel... pocas palabras y mucho contenido.
EliminarMe alegro te guste el final... lástima no poder contar de primera mano las peripecias ajenas... pero así es la cosa.
Un abrazo.
Fue un final o más bien un comienzo??
ResponderEliminarDespués de pasear días por las entradas del blog, me da la impresión que la expedición al Chacra fue realmente un comienzo para muchos de vosotros..
Me quedo con una de las últimas frases: "si no lo intentas jamás fracasarás..."
Un abrazo Carlos
Buena reflexión, Nico Isa... la expedición acabó y para algunos de nosotros comenzó una nueva etapa... proyectos, triunfos y fracasos... por las montañas del mundo.
EliminarSiempre perseverando...
Un abrazo.
Impresionante Carlos. Vaya gesta, alpinismo de calidad. A a la altura de muchas ascensiones de calidad de hoy en día, pero con materiales justitos de la época.
ResponderEliminarImpresionante. Superbién contado, engancha .
Gracias, Martino... ciertamente el material era justito... poco menos y ya sería empresa épica de siglos pasados.
EliminarMe alegro te guste y enganche... se intentará mejorar para próximas historietas.
Saludos cordiales.
Cómo me hubiera gustado estar en la comilona final en la Laguna del Llanganuco y en la fiesta posterior amenizada por un tal Julio Iglesias...
ResponderEliminarNo hay duda, bonita, arriesgada y valiente expedición... el final, el mejor, todos volvieron y volvieron bien.
Un abrazo. David E.Resino
Lo hubieras pasado bien, David... eso seguro.
EliminarGracias por los adjetivos... ciertamente lo mejor fue regresar sin contratiempos... y todavía, aun hoy... seguir por éste mundo... todos.
Un abrazo.
Eso si que es vida, fantástico como siempre, me encantan las fotos un bonito lugar, saludos Carlos.
EliminarGracias, Roberto... ya sabes... a perseverar y todo puede llegar. El lugar es magnífico y las fotos nunca harán justicia.
EliminarUn cordial saludo.
Me reitero Carlos, pero me ha encantado la historia en general... ¡qué grandes!, y con los medios de la época... esos bávaros de pelo de camello y los jerseys y las medias de lana...
ResponderEliminarPor aquellas, yo me conformaba con las invernales en Galayos, con un piolet para dos y tallando huella, pues sólo el primero se podía permitir el piolet y los crampones. Eso hace aún más grande vuestra historia.
Un abrazo.
Gracias, Josefer... cierto que los medios del momento eran escasos, pero la pasión con todo podía.
EliminarCada generación tiene lo suyo y le pertenece gestionarlo de la mejor forma posible... ése será su legado.
Un abrazo.
Primer sorbo al café y se me abrasa la lengua, al igual que se me abrasa el corazón leyendo la primera entrega de esta aventura. Desprende una energía e ilusión difícil de encontrar en estos días. Me hace envidiar tiempos pasados, en los que existían menos libertades pero al mismo tiempo parecéis más libres. Claro ejemplo de que hace más el que quiere que el que puede. Aventura en estado puro.
ResponderEliminarSigo absorto leyendo, para cuando quiero volver al café esta frío. Frío como esos vivacs eternos. Consigues que un escalofrió me recorra cada vez que la nieve polvo se os cuela por la nuca.
Llega la cima y esa alegría que desprenden las fotos traspasa la pantalla. Me sorprendo sonriendo. Sufro en vuestra bajada y no se me desacelera el pulso hasta que estáis en el glacial.
Ha pasado una hora cuando llego al poema final de Calderón de la Barca. Una hora en la cual he viajado a través del tiempo y el espacio. Una hora gracias a la cual algo se me ha revuelto por dentro. Diferente época, diferentes medios. Pero la pasión por las montañas es la misma, y después de este relato ampliamente renovada.
Solo queda darte las gracias por dedicar parte de tu tiempo a compartir estas historias con nosotros. Historias que difícilmente podamos vivir y que son un gran ejemplo. Ejemplo más de vida que de alpinismo. Cansado de las publicaciones comerciales repletas de absurdos récords y grados extratosféricos es en blogs como este donde aun habita el verdadero alpinismo.
Un saludo,
Muchas gracias, Luis... por tus palabras que ya desprenden ése toque que pertenece a los alpinistas de corazón... como el tuyo.
EliminarMe alegro - mis compañeros seguro también - que el relato te transportara a nuestro lado... penas y glorias que aún son posibles si se buscan lugares, momentos y amigos con la misma pasión.
Todo es posible si así se desea.
Gracias de nuevo por la fuerza que contienen tus pensamientos.
Un muy cordial saludo.
Muchas gracias por esta historia!! un sabor de antaño mágico y lejano.
ResponderEliminarGracias a vosotros por leer... y soñar.
EliminarSaludos.
Carlos he terminado de releer por tercera vez aquella aventura que tan bien describes y que me ha hecho revivir los recuerdos de aquellos años de juventud, nosotros en el club y vosotros allá en la Cordillera Blanca. Espero tener la oportunidad de poder compartir contigo un larguísimo rato de charla en persona para que, entre otras cosas, me amplíes detalles de esa cuarta figura que te acompaño en los momentos mas difíciles pues nunca te había oído hablar de ello en las ocasiones en que estuvimos juntos por aquellas fechas y en encuentros posteriores.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Hola, Miguel Ángel. El cuarto pasajero... o el segundo, según sea la cosa, no es algo raro en momentos duros.
EliminarTodo aquel que se aventura en momentos difíciles podría... o no... tener esas sensaciones.
https://montanayalpinismoclasico.blogspot.com/2013/11/la-esfera-el-origen.html
Échate un vistazo a esto, cuatro capítulos.
Si que lo leeré con atención, ahora no puedo pues he de hacer la hora y media diaria de "marcha" con mi hijo.
ResponderEliminarTe adelanto que en una ascensión que hice en solitario en los Alpes al Nadelhorn, en el sitio mas peligros de la arista de descenso y con una niebla que no dejaba ver ni mis propios pies tuve la sensación de algo dirigía mis pasos por el lugar mas exacto que me permitió salir de aquella situación tan complicada.
Ya te contaré después de leer los capítulos que me sugieres.
Pocos años después de vuestra aventura, tuve la suerte de iniciarme en el alpinismo de la mano de Nacho; en un curso en el Circo. Hablo, creo, de 1986). Pero solo tengo palabras de agradecimiento al leer tu relato, con esa calidad narrativa y percibiendo la esencia del ALPINISMO, que no es otra que la amistad.
ResponderEliminarUn Saludo y gracias por compartir
Gracias, Javi. Un placer compartir aventuras de cuando todo era diferente, ni mejor ni peor, solo diferente.
EliminarMe alegro te guste el relato.
Saludos cordiales.