Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


lunes, 30 de abril de 2018

El póster.


... el póster...

Cuentan que serían las seis de la tarde de un 24 de septiembre de 1975, cuando Doug Scott tomó la foto de su compañero Dougal Haston, en la cima del Everest.
La expedición que lideraba Chris Bonington había conseguido colocar en la cumbre a estos dos alpinistas, por una nueva ruta que surcaba la vertiente Sur Oeste... una línea que abría una puerta a la escalada de dificultad en el Himalaya. Cierto que en estilo pesado y con oxígeno embotellado, pero ¡menuda linea!.

De Doug Scott ya hablaremos en otro momento, que tiene lo suyo... pero es más conocido que el tal Duncan Curdy McSporran Haston... recordado como Dougal Haston.

Dougal pertenecía a ésa generación del "hard way"... tipos como Don Whillans, Robin Smith, Jimmy Marshall.
Nació en Escocia en 1940 y allí comenzó su andadura en esto del alpinismo.

Su historial es corto pero intenso... en poco más de una década, desde 1959 hasta su muerte en 1977, se hizo con un listado de montañas impresionante, siempre al "hard way": Directa Harlin al Eiger (invierno 1966) donde se recordará, siempre, el fatal accidente de John Harlin... ése alpinista tipo "actor americano" que dejó huella en Europa por sus escaladas en los Alpes.
Participó en casi todas las expediciones británicas que Chris Bonington organizó en el Himalaya (desde 1970 hasta la exitosa de la pared SO del Everest... ésta que nos ocupa). En aquella primera expedición de 1970, consigue junto con Don Whillans, la pared Sur del Annapurna.
En 1974 llega el turno del Changabang... Primera ascensión de ésta magnífica montaña, con Bonington, Doug Scott, Martin Boysen y Chewang Tachei.
En 1976, de nuevo con Doug Scott, inauguran en un impecable estilo alpino, una nueva linea en el Denali (Alaska)... La leyenda estaba en marcha.

Sus primeros años de vida estuvieron siempre ligados a Currie, su lugar de nacimiento, un suburbio cercano a Edinburgo (Escocia); abandonó los estudios pero gustó de estudiar filosofía, sin acabar la tarea, y se convirtió en un incondicional de Nietzsche... algo que, de alguna forma, marcaría su personalidad.
Al igual que a Don Whillans, al que sus amigos apodaron "el villano"... a Dougal le definían, sin complejos, como "evil bastard". La traducción es cosa vuestra.
Sus amigos le recuerdan por gamberradas y peleas -solía llevar, en el bolsillo, un mosquetón para usarlo en plan "puño americano"-... Y beber, mucho.
Uno de esos días de alcohol, una noche de abril de 1965, tomó su furgoneta y no vio a un peatón... un muchacho de 18 años que murió días más tarde. Por este hecho, pasó dos meses en la cárcel de Edimburgo... llevaría esta carga toda su vida y sus más cercanos siempre comentaron que buscaba redimir su culpa.

Buscando mejorar su vida, se trasladó a Suiza... pero allí, en la localidad de Leysin, se hizo asiduo del "Club Vagabond Bar"... Tampoco traduzco.
A la muerte de John Harlin, en el Eiger, y director por aquel entonces de la "Escuela Internacional de Montañismo de Leysin", Dougal tomó el relevo.

Escribió un par de libros: "In high places" y "Calculated risk", éste último lo acabó unos días antes de su muerte... como una premonición del fin de sus días.
Una mañana del mes de enero de 1977, ignorando el alto nivel de avalanchas en la estación suiza de La Riondaz, cercana a Leysin... Dougal marcó dos amplios giros en una ladera que debió sentir como mágica, por esa luz y brillos de la nieve polvo que nos confunde... La avalancha le sepultó.

Dougal Haston fue enterrado en el cementerio de Leysin (Suiza)... Su tumba no tiene nombre ni fechas... solo un número.


De aquella imagen en la cumbre del Everest -el póster del que os quería hablar- queda en la historia el terrible vivaque, al descenso tardío, que se marcaron -posiblemente entre los más altos de la historia del alpinismo- a 8.750 metros de altitud... ya sin oxígeno embotellado ni sacos de dormir, lo que viene siendo "a pelo"... es decir, con lo puesto. Todo en un agujero cavado en la nieve.
Seguramente, Dough Scott estará eternamente agradecido a Dougal cuando éste le permitió colocar sus pies desnudos, insensibles, en ése hueco tan calentito que damos en llamar sobaco.

Allí, a la espera de la madrugada, "viajaron" por espacios difíciles de soñar. Sí, ya sé que algunos piensan que eso son cosas de gentes raras... pero no... yo también lo puedo asegurar.

De aquella llegada a la cumbre del Everest, en ésa tarde tardía... traduzco una reflexión de Doug Scott sobre sentimientos:

"Recorrimos, uno al lado del otro, los últimos metros hasta la cumbre, llegando juntos al lugar donde contemplar el mundo a los pies. Ésa cumbre todo lo fue y fue más que una cumbre.
Mi reticente y habitual compañero se convirtió en un ser abierto, una sonrisa de felicidad rasgó su cara y allí permanecimos, sosteniéndonos, y rompiendo nuestras espaldas a manotazos" 

A lo que vamos. Ése póster que no recuerdo de donde salió -pudiera ser de un "Paris Match" de la época... con su grapa central de portada interior... pudiera ser. Pudiera ser, incluso, que perteneciera a una peluquería del barrio de Tetuán (Madrid) donde mi madre encontaba "joyas" de éste tipo... pudiera ser-.
Ése póster estuvo sujeto, con seis chinchetas, en la pared de mi habitación, a un lado de la cama... para soñarlo con solo girar la cabeza.

El toque azulón de la imagen que dramatiza el momento de llegada a cumbre, tan tarde, mientras el mundo resulta ajeno a dos tipos que luchan por sobrevivir... eso... eso todavía me persigue.

Suerte y luego ya... que sea lo que tenga que ser.

3 comentarios:

  1. Siempre me ha parecido la mejor foto de cumbre que se haya podido tomar en el Everest

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    1. Desde luego tiene un toque especial... y algo de dramatismo ante lo que se avecina.
      Saludos cordiales.

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