Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


sábado, 4 de octubre de 2014

Galayos en los años 70... el lugar donde aprendimos

"Los Galayos... 
jardín granítico de potentes tallos
y delicadas flores"

(Gerardo Blázquez)

... vista de los Galayos desde el Cervunal...

"... es noche cuando llegamos a la Plataforma; alguien abre la puerta del bus y grita: ¡cielo negro y chispeando!.
Goyo - el conductor - nos mete prisa: ¡vamos, chicos... que me esperan a cenar en Guisando!.
¡Joder!... apenas agarro la mochila y ya veo luces que enfilan camino arriba ¡qué bárbaro!; me coloco la linterna "Wonder" y la capa de lluvia... ¡anda que molesta poco el dichoso cablecito desde la cabeza al portapilas!; voy de los últimos pero dispuesto a ganar posiciones.
¡Vengaaa! - Antonio y Canito me gritan desde la oscura lejanía.

Aquello es una carrera contra reloj; a mitad de camino, entre apagones de la dichosa linterna y tropezones con las piedras sueltas que abarrotan la senda - se me graba a fuego el soniquete seco que producen los cantos al golpearse entre sí, a nuestro paso -... comienza a llover con fuerza; me piso la capa muy a menudo... lo cierto es que ya tiene algún jirón colgando... me dan ganas de quitármela y que sea lo que Dios quiera... pero ¡leches!... perdería tiempo y estos recios me dejarían atrás sin piedad.

Tengo la sensación que todas las luces que veo están muy lejanas... moviéndose a toda velocidad - unas en fila y otras atajando curvas -... solo saco ventaja a un par de desgraciados que, a pesar de mi esfuerzo, me pisan los talones.

¿Por qué correrán tanto?... esto es un sinvivir.
En poco más de hora y cuarto estamos en el refugio... sigue lloviendo y no logro ver el espectáculo de agujas que me prometieron... verás tu... lo mismo mañana sigue así y nos tenemos que volver sin pena ni gloria... ¿también habrá que correr cuesta abajo?.

Abro la tartera para meterle el diente a la tortilla de patata y unos pimientos verdes fritos... ¡y ya hay un montón de tipos roncando!.
El piso de arriba está completo... parece un "larvario"... sacos de colores colocados al estilo de lápices "Alpino" - bien apretaditos - en su caja de cartón.
Me arrebujo en mi saco "playero" mientras ruge una tormenta eléctrica; suenan trallazos que amplifica el Galayar... vibra el suelo - embarrado - y se me cierran los ojos mientras sueño ser alpinista.
Mañana será otro día..."

refugio Victory en Galayos, 1973.


... vista de las "zetas" desde la Peña del Águila...

Este pequeño relato que os he contado ocurrió en mi primera visita a los Galayos... el lugar donde muchos aprendimos a ser alpinistas.

La historia de la escalada en el Galayar se inicia - casi de golpe - en 1933; un día del mes de mayo... Ricardo Rubio sale de Madrid en su bici, y Teógenes Díaz se sube a un autobús.
Los recibe Arenas de San Pedro y allí comen... para salir andando hacia Guisando... luego hasta el Nogal del Barranco (Plataforma); se dan unos baños en las heladoras aguas del río Pelayo y continúan hasta "La Apretura" donde deciden pasar la noche, no sin antes cenarse unas "sabrosas patatas y cortar un poco de hierba para hacer un poco más leve el suelo".
A Teógenes se le cierran los ojos mientras murmura una "canción bohemia":

"Mi patria es el mundo,
mi techo, es el cielo...
y el sueño, que todo lo sume en sombras, me aprisionó"

El día 14 - con cuerda y anillos de cáñamo, calzados con abarcas de suela de goma - alcanzan la cumbre del Torreón - también conocido como "La Torre" o "El Pilón" - por la chimenea Oeste (vertiente del refugio) y rapelan por la cara Sur.

Un mes más tarde, Ángel Tresaco y Enrique Herreros, repiten la vía... y rapelan por el mismo itinerario de subida - éste descenso será el clásico durante muchas décadas -.

Al mes siguiente - ya estamos en Julio -, Miguel López hace lo propio ¡en solitario!.


Definitivamente se abre un nuevo escenario en los Galayos; la Guerra Civil Española y su posguerra ralentizan el magnífico comienzo Galayero... sin embargo y hasta los años 50 el Torreón sigue recibiendo nuevos itinerarios - rutas hoy clásicas como la Sur-Directa y la Lucas - sin olvidar nuevas rutas en el "zócalo" que lo sustenta... y también en otros riscos como el Gran Galayo, que recibe la visita del afamado Emilio Comici... inaugurando el itinerario que lleva su nombre.

Suenan nombres de aquella época heroica: J.M.Galilea, J.B.Mato, A.Tresaco, B.Sol, A.Pisonero...

En 1949 se inaugura el refugio Victory - en honor a Antonio Victory, pionero del montañismo castellano e impulsor de la Federación Española de Montañismo -... situado en la frontera de los 2000m. de altitud y  en en el mismo emplazamiento donde hubo una pequeña covacha de pastores.

... refugio Victory... octubre 1975...

En 1950 se produce otro hecho que eleva el nivel de la escalada Galayera: los hermanos Bonifacio y Lorenzo Malagón, junto con Antonio Romero y Frutos Sainz... se despistan a la entrada de la ya clásica "chimenea Oeste o Teógenes"... y tiran unos metros a la izquierda por un diedro que se convertirá en una obra maestra para las generaciones posteriores... su nombre: la "Malagón".
Graduada de V+ "galayero"... sigue siendo - hoy en día - la referencia del grado duro que no regalan los Galayos.

Realizan la escalada en libre total... y durante los nueve años siguientes, hasta su repetición,  muy pocos creen que subieran por allí sin medios artificiales.

En las décadas 50/70 se desarrolla una labor de exploración que resulta vital para el conocimiento del Galayar... nuevos rincones, nuevas agujas y nuevas rutas - cada vez más difíciles -.
Curiosamente, a principio de los años 70, todavía quedaban muchos itinerarios vírgenes... y curiosamente la información de la que disponíamos era escasa y difícil de conseguir - pasaban los croquis de mano en mano como "incunables" -.

... croquis "Ayuso/Espías a la Mª Luisa"... abierta en los años 60...

Y a lo sumo... un "mapa de cordales" para saber que gargantas y cumbres cercanas nos rodean...


Basta como prueba que, hasta 1973, solo se disponía de información dispersa y algún listado -pocos croquis- de las agujas y vías de escalada.

En esos años el listado de escaladores asiduos resulta interminable: A.Flores, P.González, M.Castaño, R.Pellús, E.Conde, S.Rivas, C.P.Tudela, C.M.Repiso, J.López, M.Oronoz, A.Espías, P.Acuña, C.Soria, E.del Pozo, J.Mayayo, A.Faus, C.Valladolid, I.Lucas, M.Castaño, F.Brasas, F.Martínez, R.Assas, G.Blázquez... 

En cualquier caso... ya se hacen "norma" dos cosas de obligado cumplimiento para todos aquellos que alcanzaban la cima del Torreón: ponerse de pié en la cumbre y pasar miedo al rapelar de la famosa "barra" - acero corrugado - de la que había que descender por la chimenea Oeste o Teógenes... la primera sigue vigente... la segunda - gracias a Dios - fue sustituida por más segura bajada....

... Víctor Morcón le tiende la mano a Tomás Mesón (agosto 1968)... pero ¡ni por esas se pone en pie!...

... segundo rápel del Torreón... desde la famosa "barra"... hasta más allá de los 70...

Continuando con la historia que relataba al inicio... ésto es lo que nos sucedió aquel año de 1973, durante nuestra primera visita a Galayos:

"... apenas entra luz por la puerta, no tanto porque no exista en el exterior... más bien porque han bajado de la tarima superior un montón de tipos - corremos peligro de que nos pisen a los del suelo bajero - andan recogiendo trastos unos, desayunando otros... todos afanosos con sus cosas.

Aún dentro del saco, me arrastro hasta la esquina de la puerta para echar un vistazo... una niebla ligera, como una pantalla en cuña que subiera por la canal, me impide ver.
Huele a tierra mojada y brillan las rocas cercanas... ¡va a salir el sol! - grita uno - mientras me pongo de pie y sujeto el saco, a la altura del pecho... doy unos saltitos y ya estoy listo cuando tropiezo y me esperan los dos escalones de piedra... ¡menuda leche me voy a dar!... pero alguien me sujeta en el último instante.
Oigo risitas y murmullos graciosetes... empezamos bien.

Y el sol sale; allí... en el pequeño rellano del exterior... suelto el saco que se escurre a los pies y me muestro a los presentes con lo único que llevo puesto: calzoncillo "Abanderado" - todo lo blanco que puede estar tras la subida de anoche -.

Flotan jirones de niebla, entre canales y balcones escondidos... atravesando cumbres de agujas imposibles, pero el sol aprieta más y lentamente se ofrece a la vista lo que me dijeron que vería primero: el Torreón..."


... un invierno a finales de los años 70... bien marcada la clásica vía "GAME"...

Guardo un recuerdo imborrable de aquella primera salida galayera, con 16 años cumplidos... y guardo un especial recuerdo de un escalador de la época - pocos años mayor que nosotros - pero con un bagaje muy superior.

Por aquel entonces "nuestro guía" Santiago Pino ya era un escalador de clase.

... Santiago Pino en la NO del Cilindro (Pirineos)... 1975...

Santiago nos indicó como llegar hasta la entrada "Directa" que conecta con el diedro de la "Sur clásica" - por la canal de la Aguja Negra -... y de ésta forma nos colocamos en todo lo alto del Torreón... una experiencia que nos obligaría a regresar a Galayos durante el resto de nuestras vidas.

... Dominicano Trujillo "Canito" y el que escribe... en la canal de la Aguja Negra... buscando el camino...

La década 70/80 comienza con impresionantes nuevas escaladas y va terminando con las tendencias que llegan - se fuerza en libre todo aquello que se recorrió en artificial... llegan los "pies de gato"... aparecen los nuevos "cacharritos" de levas (friends)... y van desapareciendo pantalones bávaros, camisas de franela, botas "gordas" y "cletas"... llega el cambio -.

A estos escaladores les toca el cambio: J.Lupión, S.Hernández, F.Aguado, J.A.Lucas, L.Fraga, M.A.Gallego, M.Montes, A.Lechuga, J.Galán, F.de Pablos, G.Mateo, J.Gutierrez...

Aparecen las primera "guías de escalada"... principalmente dos volúmenes: uno que comprende el macizo de Gredos en general "La Sierra de Gredos" de Miguel A. Adrados, Emilio Gª Viel y Jerónimo López.

El otro, de Juan Lupión,  "Los Galayos guía de escaladas" -... un volumen dedicado exclusivamente al Galayar... más actualizado y que incluye - con más decisión que la guía anterior - términos que empiezan a utilizarse habitualmente como: "itinerario realizado enteramente en libre, sin puntos de ayuda artificial"... o "realizado con dos puntos de ayuda".
Hay que recordar que hasta esos años, aquello de "agarrarse" a un clavo... se consideraba un "pecadillo" - algo así como: "ni se menciona, ni tiene importancia" -... pero vamos... que a partir de entonces ya no era escalada libre ¡te pusieras como te pusieras!... listillo.

Ambas publicaciones se convierten en la "Biblia" para todos los escaladores, locales o de otras comunidades, y ambas guías se publican en 1981.


... guía de Juan Lupión...

Para todos aquellos que gustan de leer con detenimiento, dejo el enlace sobre el monográfico de la revista GAME nº16... donde encontrar los principales hitos de la escalada en Galayos.
Ahí tendréis los nombres de multitud de excelentes escaladores y alpinistas que siempre intentaron mantener la "esencia galayera"... la misma que luego aplicaríamos por las Cordilleras de la Tierra.

... vivaque a las puertas del refugio Victory...

En lo que respecta al grupo de amigos con los que yo escalaba habitualmente - o sea... todos los fines de semana... con sol o tormenta, nieve o secarral, calor o frío hiriente - recuerdo que caíamos rendidos al final de cada jornada, con las manos desolladas... la ropa desgastada y las "cletas" con agujeros - cada mes más grandes - en las punteras.
Solo el reparador "Araldit" nos ayudaba a mantener los boquetes bajo control.

Aquellos primeros cuatro o cinco años - de los 70 - repetíamos visitas constantes a la Pedriza, Galayos, Circo de Gredos, Peña CabreraPirineos, Picos de Europa... un trajín sin descanso.

... en el refugio Victory... octubre 1975, con Ramón Muñoz y dos catalanes que visitaban el Galayar...

... algo celebraríamos... ¡digo yo!...

Un recién llegado otoño - posiblemente del año 1974 - aprovechando unos dineros que conseguí ahorrar de la "paga" familiar, decidí adentrarme en Galayos por unos días... con el plan secreto de escalar en solitario.

Mi segundo "viaje iniciático", tras aquel otro que ya os relaté en La promesa.

Llegué a Arenas de San Pedro en autobús, acompañado de mi sempiterna mochila de loneta gris; recorrí la carretera hacia Guisando, con la esperanza de que algún coche me ahorrara el asfalto - vana esperanza porque nadie subió al pueblo -... luego continué andando - otra vez con esperanza - por la carretera hacia la Plataforma del Nogal del Barranco.

De nuevo fue vana esperanza que pasara algún vehículo, así pues... habiendo recorrido unos cientos de metros, decidí atajar por las antiguas veredas del pinar.

"... estoy solo en el refugio - yo diría que estoy solo en el Galayar -; retumban caídas de piedras que ocasionan las cabras... es tal el silencio que me impresiona al punto de erizarme el vello.
Una dispersa neblina se deshilacha en la cumbre del Torreón, que aparece y desaparece como un fantasma de sábanas grises.

Me cargo la cuerda a la espalda, cuelgo del cordino en bandolera unos clavos, mosquetones sueltos y algún taco de madera... la maza al cinto; el casco ya puesto y cientos de mariposas revoloteando en el estómago.

Atravieso la pedrera, un tanto en bajada, hacia el canalón Oeste de la vía Sol-Galilea; suben vientos leves y algo frescos, como empujados por la Apretura que los canaliza como un embudo.

Alcanzo la Plataforma de las Flores aún con cuerda a la espalda... luego... busco la brecha de la Punta Margarita - me han hablado que un rápel por ahí me llevará a la vertical de la vertiente Sur... una variante atractiva para conectar con la vía Lucas -.

No me resulta fácil encontrar el camino - me parece más difícil que lo que vendrá -; pero todo llega y al fin llega el diedro soñado... ése del que me hablaron hace unos meses, cuando recorríamos el otro paralelo de la Sur/Directa.

Y por fin... la cumbre del Torreón; no me atrevo a ponerme en pie... al menos hasta que no se disipen las nieblas que nos envuelven; por fin... un viento más poderoso... despeja el espacio y me veo - atado a la cuerda que até metros más abajo -... en pie... con los brazos en cruz, como Dédalo dispuesto a volar.
Llegan jirones de niebla que atraviesan el Torreón unos metros por debajo de mis pies... mientras el sol me abrasa la nuca - algo así como navegar un mar de nubes subido al mástil más alto de la embarcación - ¡joder!...

Yo no volé... rapelé por la chimenea Oeste (Teógenes)... con el mismo miedo que siempre sentí al colgar de la barra bailandera encajada, a modo de puente, entre cuarenta centímetros de grieta y acuñada con restos de plomo... ".


... un escalador destrepando la canal clásica... un invierno de un año que no recuerdo...

Los siguientes días - frescos y soleados - continué solo en el Galayar; recorrí el Pequeño y el Gran Galayo... encadenando las clásicas del momento: Sur/Apretura y Gran Diedro.

El último día - ya bajando de la Punta Tonino Ré... por la vía Benavides/Serna - me encontré dos tipos que llegaban al refugio.

Aproveché para venderles unos clavos - me costó lo mío porque no querían -... lo suficiente para reunir el resto del dinero que me hacía falta para regresar en el autobús de linea.


Llegaron los años 80 - casi sin enterarnos -... y los Galayos siguieron brillando bajo las lunas que perfilan siluetas chinescas contra cielos que no llegan al negro; a veces, también... contra nubes blancas que difuminan riscos imposibles.

Pero la historia de ésa década - audaz, limpia y magnífica - tendrá que esperar a otro capítulo...


martes, 16 de septiembre de 2014

Reinhold Messner... a los 70 años

Así define el diccionario de la RAE (Real Academia Española) el vocablo senectud:

(Del latín senectus)... periodo de la vida humana que sigue a la madurez.

Ahora, toca definir madurez:

(De maduro)... edad de la persona que ha alcanzado su plenitud vital y aún no ha llegado a la vejez.

Pues nada... seguimos con más definiciones... ahora toca vejez:

Aquí colocaré las cuatro que podrían servir - bueno... a unos sí y a otros no -,... siempre ocurre lo mismo:

1. Cualidad de viejo.
2. Edad senil, senectud.
3. Achaques, manías, actitudes propias de la edad de los viejos.
4. Dicho o narración de algo muy sabido o vulgar.

Todo esto viene a cuento de unas declaraciones de Reinhold Messner - un alpinista visionario que, décadas atrás, revolucionó el pensamiento sobre lo que era o no posible en alpinismo -,... uno de los "grandes" al que muchos - quizá todos - debemos agradecer otra visión de acercarse a las montañas.


... "mi montañismo ha muerto"... 

Así se despacha Messner en una entrevista concedida al periódico La Reppublica, en el mes de septiembre del presente año 2014... cuando nuestro hombre alcanza los 70 años de edad sobre la Tierra.
A pesar de que el enlace que coloco pertenece a un vídeo en italiano, seguramente podremos entender la esencia de su mensaje.

Messner siempre fue un alpinista con cierto grado de polémica en sus declaraciones - también mediático... algo normal teniendo en cuenta que su vida laboral giraba en torno a sus realizaciones -,... todo esto podríamos considerarlo más que aceptable.

Envejecer con cierto grado de "visión de futuro" es algo que no parece fácil de conseguir - incluso para los que la tuvieron bien desarrollada -,... ya veremos que pasa cuando unos y otros - todos... si logramos llegar a la edad - nos dé la ventolera de hablar sobre "cualquier tiempo pasado fue mejor"... tremendo.

Lo cierto es que ya existen gentes - actualmente en el periodo de madurez -, que se empeñan en ajustarse a un discurso que, en absoluto, se parece a la realidad.
El problema quizá sea mirar demasiado hacia "adentro"... y olvidar que existe vida ahí "afuera".

Ya con 65 años Messner hacía declaraciones, a la prensa escrita, algo contradictorias... bueno... también curiosas: "me resultaría vergonzoso morir en plena escalada"... tremendo.

En definitiva, Reinhold Messner viene a decir en el vídeo que el alpinismo murió con Bonatti... y él mismo.

Bueno... me opongo frontalmente a aceptar tal cosa... y me alegro que alpinistas de la talla de Alessandro Gogna - nada que ver con la mía - tampoco acepten una afirmación tan excesiva.
Aquí tenéis el blog de A. Gogna... con algunas consideraciones sobre el tema.


Las nuevas generaciones de alpinistas - muchos en edades del acné... y otros acercándose peligrosamente a la madurez -, recorren las cordilleras de la Tierra en estilo impecable... son buenos... muy buenos. Y no son pocos... son muchos... muchísimos más de lo que puede parecer.
Por supuesto que no hablamos del "alpinismo" de cuerdas fijas, campamentos de altura asistidos y oxígeno embotellado; hablamos de alpinismo comprometido - incluso no necesariamente a los ochomiles -, alpinismo de pared a montañas altas y lejanas de la Tierra.

Siguen habiendo espacios y montañas, paredes por descubrir... y lineas perfectas por ascender; de hecho ya están siendo escaladas hace años... y va en aumento; lo que ocurre es que hay que leer mucho para encontrar las publicaciones que se hacen eco del asunto.

Y si hablamos de los Alpes... pues ¡que decir!... ha llegado una nueva generación que "tritura" las grandes nortes clásicas - también las clásicas olvidadas... y también inaugura donde no hay -.

Ahora... quizá queda que los medios de comunicación "especializados" no den cuartelillo a lo que no es... y se centren en lo que sí es: escalada y alpinismo en estado puro.

No sé si me explico...

jueves, 4 de septiembre de 2014

Resiliencia... el arte de navegar

El diccionario de la RAE (Real Academia Española) ya recoge una palabra que - últimamente - se puso de moda y que - en la acepción que nos interesa - así define:

Resiliencia. Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.

Al igual que ocurre con el texto Desiderata... no encuentro mejores palabras que las de Rudyard Kipling - escritor británico (1865-1936) nacido en Bombay (India)... autor, entre otras obras, del inolvidable "Libro de la Selva" -; y en éste caso que nos ocupa con un poema perteneciente a otro de sus libros "Rewards and Fairies"... publicado en 1910:

Si...

Si puedes mantener la cabeza en su sitio cuando los que te rodean 
la han perdido y te culpan a ti.
Si puedes seguir creyendo en ti mismo cuando todos dudan de ti
pero también aceptar que tengan dudas.

Si puedes esperar y no cansarte de la espera;
o si, siendo engañado, no respondes con engaños,
o si, siendo odiado, no dejas lugar al odio
Y aun así no te las das de bueno ni de sabio.

Si puedes soñar sin que los sueños te dominen;
Si puedes pensar y no hacer de tus pensamientos tu único objetivo;
Si puedes experimentar el triunfo y la derrota,
y tratar a esos dos impostores exactamente igual.
Si puedes soportar oír la verdad que has dicho,
tergiversada por villanos para engañar a los necios.
O ver como se destruye todo aquello por lo que has dado la vida,
y remangarte para reconstruirlo con herramientas desgastadas.

Si puedes hacer un montón con todas tus ganancias
y arriesgarlas a una sola tirada;
y perderlas, y empezar de nuevo desde el principio
y no decir ni una palabra sobre tu pérdida.
Si puedes forzar tu corazón, y tus nervios y tendones,
a cumplir con tu deber mucho después de haberlos agotado,
y resistir cuando ya no te queda nada
más que la voluntad de decirles: ¡Resistid!.

Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud,
o caminar junto a reyes, y no perder el buen sentido.
Si ni amigos ni enemigos pueden herirte.
Si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado.
Si puedes llenar el inexorable minuto,
con una trayectoria de sesenta valioso segundos

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y lo que es más: ¡serás un Hombre, hijo mío!. 

En otros artículos del blog - todos en un grupo común al que me he permitido llamar "Pensamientos" - he intentado ofrecer una visión - mi visión, claro está - tanto para la vida diaria como la "otra" que nos quita el sueño: la montaña.

Por si alguien dispone de interés y tiempo... aquí podréis echar un vistazo a esos "pequeños pensamientos" que intentan arrojar algo de luz, sobretodo cuando llegan las tinieblas... Actitud y conocimiento... Pasión, voluntad y sufrimiento... y Experiencia, fracasar y triunfar... una especie de trilogía que poco descubre de nuevo ante el magnífico poema de Kipling.

Todo esto viene un poco al tanto de las últimas - terribles y tristes - noticias sobre rescates, accidentes y muertes en la montaña.

Este "juego" que nos traemos - senderismo, ascensiones, escaladas o alpinismo... allá cada uno con su elección - no debiera tratarse a la ligera.
Resulta evidente que para la gente con recorrido en la montaña... años de experiencia, lectura y entendimiento del medio... sobran sugerencias sobre como acercarse a la Naturaleza; pero... también es cierto que han llegado - y continúan llegando más - un buen número de personas que han descubierto esto que se da en llamar "deportes de aventura o riesgo" - ¡tremendo! -.

Y todo ello, teniendo claro que un accidente puede sobrevenir tanto a novatos como expertos... pero no es lo mismo... no es lo mismo.

Seguramente la imagen que ofertan programas de TV, revistas dedicadas al tiempo libre, medios de comunicación poco informados - bueno... esto del sensacionalismo periodístico siempre fue así en décadas pasadas -... "vendedores de aventuras" y algunos grupos creados en las redes sociales... conforman una visión que induce al error a la gente que se inicia en la montaña.
También habrá que cargar con culpas a la "sociedad" actual... que banaliza comportamientos claramente excesivos.

Y no quiero que nos "escapemos" los que conocemos el medio... de alguna forma también somos responsables - al menos por no insistir, sugerir, informar, ayudar... siempre con gentileza - a los recién llegados ¡quieran o no quieran ser ayudados !... nosotros siempre dispuestos.

Esto no es un "Parque de Atracciones"... ése lugar donde si algo sale mal le echamos la culpa al otro y "exigimos" una reparación de nuestro daño... ¡joder!... aquí, en éste mundo de la montaña, conviene asumir lo propio... hay muchas vidas en juego.

El poema de Kipling nos habla sobre la vida y lo que puede llegar - que llegará -... y nos habla de "individuos" fuertes, nobles y generosos... eso al menos es lo que individualmente debemos exigirnos a nosotros mismos... ni más ni menos.

Luego ya... lo que tenga que ser.


martes, 26 de agosto de 2014

Guardia Civil de montaña... los mejores

Los heraldos negros

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé!.

(César Vallejo, 1918)


Estos días pasados nos han alcanzado noticias tristes... no son nuevas, pero siempre duelen.

Tres Guardias Civiles del GREIM (Grupo de Rescate Especial de Intervención en Montaña) han perdido la vida tratando de socorrer otra... se dice pronto.


Éstas gentes que - ya en los años 60 - intentaban ayudar a los que gustábamos de nieves, rocas y paisajes infinitos... crearon en los años 80 un grupo específico de acción en montaña; fueron comienzos difíciles - doy fe porque los conocí y supe de su dedicación y esfuerzo... en primera persona -.

Por aquellos años el Circo de Gredos representó mi terreno de juego - también un modo de vida y trabajo para seguir viviendo -.
El refugio Elola, a orillas de la Laguna Grande, recibía con alegría a las nuevas generaciones de escaladores y alpinistas... siempre a la búsqueda de sueños; allí... invierno o verano... cuatro paredes de granito, labrado lo justo para dar cobijo... vivimos momentos de gloria y pesares que permanecerán en la memoria.

De nuevo... tengo que subir a la troje y rebuscar en un caótico orden de "amontonamiento", cuadernos de espiral donde anoté pensamientos, sucesos y relatos; he aquí anotaciones de un hecho - entre tantos muchos - que ocurrió en 1981... un invierno feroz que no tuvo piedad.

"... a media tarde entra - como un huracán - un muchacho dando voces; su amigo ha caído desde la Portilla del Crampón hasta la hoya intermedia... dice que se queja mucho y no puede bajar, aunque no hay rastro de sangre.
Salimos en su búsqueda y ya nos pilla la noche; montamos la camilla de barras de hierro y lona gris - a turnos y bien afianzados unos con otros - le depositamos en el refugio.

La cosa no va bien... se presenta noche larga... esfuerzo de muchos ante una ventisca implacable.

Sería la medianoche cuando - tras haber llamado por la emisora - se presentan en plena tormenta nocturna, tres Guardias Civiles con equipo personal escaso... ¡joder! si no lo veo no lo creo.

En vista de la situación del herido, decidimos salir del refugio - cueste lo que cueste -... y cuesta lo suyo.
Una docena de cuerpos se encargan de portar al otro... a turnos... dos en los que se apoya la camilla, otros dos a cada lado de esos dos... y cuatro más - dos a cada lado -... abriendo, como una excavadora de potencia infinita, una zanja en la nieve que nos llega a la cintura.
Otro más... unos metros por delante... buscando caminos inexistentes que guíen el grupo.

Hora tras hora mientras la ventisca - lejos de amainar... aumenta su fuerza -.
Hay que parar a menudo... el muchacho vomita constantemente - tiene una lesión interna -.

Al amanecer llegamos a la Plataforma... agotados pero satisfechos.

                                                           ----------------------

No siempre fue posible mantener la vida ajena tras un accidente... eso del helicóptero siempre quedaba al azar y solo en muy contadas ocasiones oíamos el sonido del rotor; la norma consistía en llevar al herido a hombros... o - si reinaba el verano y las heridas lo permitían - montarlo en un caballo... "Careto" o "Lazano" siempre ayudaron.

Por aquel entonces no había "exigencias" ni "responsabilidades ajenas"... y siempre se agradecía cualquier ayuda.
Conviene recordar - a los más jóvenes - que la montaña siempre fue una elección personal y que aceptar el sufrimiento cuando llega la hora - que llegará - es así mismo tarea propia; los GREIM siempre estarán dispuestos... pero una operación de rescate siempre tiene riesgos. Sed juiciosos.

Mi agradecimiento viene - no solo por  su labor con otros... que también, si no por la ayuda que me prestaron cuando yo no podía ayudarme.
De esto ya escribí cuatro capítulos con el encabezamiento "La esfera"... y en el último titulado "La esfera... el regreso"... relato el buen trabajo realizado y por el que yo sigo aún en éste mundo.

Gracias a Dios los tiempos mejoraron, desde aquellos años ya lejanos, y ahora podemos contar con profesionales del salvamento en montaña... pero ha sido un camino largo y comprometido; ahora tenemos a los mejores... sin duda alguna.

Y es responsabilidad nuestra "protegerlos"... animarles y colaborar... alzar la voz cuando sea necesario para hacer sentir que los queremos a nuestro lado.


Así terminaba un artículo del blog - enero 2013 - al que titulé Circo de Gredos... años 80:

"De aquellos años guardo recuerdos imborrables... momentos sublimes y otros tristes, cuando los rescates de alpinistas accidentados se convertían en odiseas de vida o muerte... cuando solo el esfuerzo de los presentes representaba una oportunidad para el herido... solos y decidiendo que hacer, si realizar un traslado en plena ventisca nocturna o esperar al amanecer, quizá para morir en una mesa del comedor cercana a la estufa de serrín o durante un transporte desesperado... y cambiando de hombros una camilla de barras de acero... hora tras hora... enterrados hasta la cintura en nieves profundas hasta llegar a una plataforma desolada y batida por vientos.

A veces... llegaban hasta nosotros un esforzado grupo de guardias civiles, ante nuestra desesperada llamada por la emisora... en plena noche, con capa y mosquete, dispuestos a lo que hiciera falta... ¡joder!... como cambia la vida.

Desde aquí... un homenaje a las viejas y nuevas generaciones de entusiastas guardias civiles de montaña... ahora más dotadas y preparadas... en los que podréis confiar... gente que siempre acompañó a los montañeros en momentos difíciles... sin rechistar.

Pero... no os pongáis tristes... la vida sigue y siempre es bella... solo será necesario aprender y mejorar... jamás dejarse llevar por la ignorancia".



miércoles, 13 de agosto de 2014

Miguel Pajares... el conseguidor

Me despierta la madrugada por la ausencia de ruidos... siempre hay ruidos en el campo de Castilla; merodean jabalíes, zorros, ginetas, tejones, búhos, vacas... y algún ganadero atendiendo partos prematuros.

También, estos días pasados, hemos asistido a la "Superluna"... acompañada por la lluvia de estrellas de las Perseidas - conocidas en los pueblos como "Lágrimas de San Lorenzo" -.

Muchas cosas en pocos tiempos.

Ésta silenciosa madrugada... ladraron los perros casi al punto de amanecer - siempre lo hacen pero ésta vez de forma diferente -.
En la dehesa castellana, una luna que fue Superluna plateaba las copas de las encinas -  la luz llegaba al suelo entre los huecos que dejan hojas y ramas... dibujando, contra la tierra reseca , un arabesco de blancos y negros -... algo me dice que llegarán cambios.

Nada tiene que ver éste suceso con montañas, aventuras o escaladas por las cordilleras de la Tierra... éste suceso solo habla de vidas que se ofrecen a otros.

Miguel Pajares es un sacerdote español de 75 años - se dice pronto - que un día de juventud decidió darse al mundo pobre... ése que no sabe de cumbres ni esperanzas -... bueno... quizá algo tengan en común cumbres y esperanzas... pero claro, una cosa es lo propio y otra ofrecerse a los demás.


Ha recorrido medio mundo intentando que el otro medio "encuentre" la verdad... y regresar - de nuevo - a su mundo con algunas monedas que ayuden al otro medio para sobrevivir a las guerras, enfermedades, sufrimientos... incluso a sí mismos, por tradiciones... culturas... ¡qué se yo!.

Miguel nació en La Iglesuela - un pueblo toledano cercano al que yo habito, Sartajada - ... el Valle del Tiétar a los pies de las sierras de Gredos y San Vicente.

He tenido la inmensa fortuna de conocerle... siempre sonriente... con ése "toque" de los que han viajado y conocen la miseria de la Tierra; también tuve la inmensa fortuna de recibir su ayuda cuando, por asuntos familiares, se hizo necesaria; eso... eso... queda en mi memoria.

Al igual que cuando, en una aventura, intentamos conocer que hay más allá de la cumbre que nos supera... solo podremos confiar en los compañeros de viaje y quizá - eso ya lo verá cada uno - en la poderosa fuerza que nos acompaña... así viajó Miguel por el mundo

De todo lo que en estos últimos días se ha escrito... hay una sola cosa que me ha impresionado: un párrafo de Rafael Latorre...

"Yo soy ateo. No agnóstico. Ateo. O sea, que estoy convencido de que los curas se pasan la vida creyendo en una mentira.
Creo, además, que toda mentira es dañina. Y de sobremesa en sobremesa exhibo con arrogancia mi materialismo.
Pero la coquetería me dura hasta el preciso instante en que me entero de que un misionero se ha dejado la vida en Liberia por limpiarle las pústulas a unos negros moribundos.
Entonce me faltan huevos para seguir impartiendo lecciones morales.
Principalmente por lo aplastante del argumento geográfico.
Él estaba allí con su mentira y yo aquí con mi racionalismo.

Allí donde estés, Miguel... serás bien recibido; aquí te echaremos de menos.

lunes, 14 de julio de 2014

Trucos varios en escalada

Esto de llevar "friends" - cacharritos de levas - de tamaño descomunal... cada vez se hace más necesario.

Supone - además - la posibilidad de asegurarse o montar reunión en lugares donde solo existen las grietas grandes... o bloques apoyados... o allí donde crece ése hierbajo que ocupa un buen lugar.
El problema es que colgar del arnés dos o tres - o más... ¡quién sabe donde vais! - cacharros de semejante porte, origina un bulto importante.

El apaño que os muestro no es nuevo... hace años que se utilizó con los primeros "friends" que aparecieron en el mercado... y aprovechando algunos agujeritos en las levas ¡zas!... llegó la idea.

... un alambre y un cordino fino... fino...

... sencillo...

... detalle...

Conviene plegarlo únicamente durante la escalada... con el fin de no "dar de sí" los muelles de las levas.

El sistema es bueno y rápido de retirar cuando nos disponemos a utilizarlo... incluso con una sola mano... o los dientes ¡si son de fiar!.

Y ciertamente reduce el volumen...


Claro está que para los minimalistas... o cuando el terreno lo permite... un palito también hace el apaño, aunque no pliega en el mismo tamaño...

... método ecológico...

Los "friends" modernos no siempre disponen de los "agujeritos" adecuados... aun así pueden servir las zonas aligeradas de las levas - ocurre lo mismo que con el truco del palito... no pliega en tamaño tan pequeño -... pero se nota la reducción...


Siguiendo con otro viejo truco - nunca está de más recordarlo -, tenemos éste otro que se inventó al mismo tiempo que surgieron los primeros "friends" de vástago rígido.

Aquello de que los cacharritos "caminaban" no resultó un milagro... ciertamente caminaban y cuantos habrán quedado abandonados por ahí.

En cualquier caso... podemos seguir utilizando el método para los "friends" modernos - ya con vástagos flexibles y tiradores de plástico, etc. -... eso sí... según marcas y modelos es posible que tengamos que ingeniar alguna vuelta más con el cordino... pero funcionará.


... ¡cuidado con pasar mosquetón por el cordino!... ¡nooo!...

La longitud del cordino dependerá del usuario - recomendable no supere mucho el final del vástago -... pero si se prefiere largo - ¡cuidado NO mosquetonear el cordino! - tiene como ventaja la posibilidad de "apurar"mucho eso de meter el "friend" hasta el fondo.

En algunas ocasiones no será necesario empujar el vástago con los dedos o el sacafisureros y tirar del cordino... bastará  con dar tirones del cordino y el "friend" se acercará o regresará a nuestras manos.

Por supuesto que sugiero colocar el truco solo en los números más pequeños - los que hacen difícil intentar mover levas con el sacafisureros, por la estrechez de la fisura -... o los que más nos sacan de apuros o aquellos con los que el compañero tiene una tensa relación y desea perder de vista.


Continuamos con otra tanda de viejos trucos - poco a poco van desapareciendo las viejas instalaciones de buriles o tornillos sin chapa -... aún así los volveremos a recordar, añadiendo algunas otras variantes que pueden servir de ayuda... siempre y cuando las tengamos vistas y se recuerden en el momento preciso.

La solución ante la temida tornillería de los clasicorros, en épocas pasadas, consistía en "lazar" el tornillo con el cable de un empotrador... o utilizar la sencilla "chapa recuperable"...


Pero - hoy en día - lo más usual será encontrarnos con el espárrago... sin chapa... de un parabolt.

Bueno, esto si los que se dedican a "ajustar" vías ajenas... porque deciden que ése seguro o reunión no debe estar ahí... no han decidido machacarlo todo, entonces nada hay que podamos resolver.

Pero si, por el contrario, asoma el deseado espárrago... tendremos varias opciones dependiendo de lo que llevemos encima... porque algo hay que llevar... eso sí.

Si solo disponemos de fisureros... la única opción será "lazar" - al igual que hemos comentado más arriba para tornillería -... pero sin la seguridad de la cabeza del tornillo... total... ¡muy mal asunto!.
Pero así es la cosa.

Si somos previsores y echamos un par de tuercas (abandonadas en la bolsa de magnesio, siempre las encontraremos) de la métrica más común hoy en día M10 - la métrica 8mm también podemos encontrarla, aunque es menos usual -... tendremos que decidir o duplicar -... podremos salir del paso "lazando" de nuevo, pero con tuerca... ¡algo mejora la cosa... aunque no tiene garantía total!.

Si también llevamos un par de chapas - M10 también nos servirá para espárrago M8 -... aunque sea necesario apretar a mano... pues habremos avanzado más.

Y si cambiamos chapas+tuercas por cancamo - además de apretar mejor a mano o ayudado con un mosquetón - la cosa será muy rápida de colocar, en situaciones que así lo requieran.
Muy recomendable... aunque algunos gramos más a cargar.

... fisurero... chapa+tuerca... cancamo...

Pero... si estamos en montaña y llevamos clavos - por supuesto también las dichosas tuercas -... podemos prescindir de chapa y colocar uno de los clavos más clásicos y recomendables... el "knife blade"... un extraplano que dispone de un agujero extra en la hoja - no todos los "knife blade" lo llevan -.


... posición horizontal... voltear mosquetón...

Dos cosas a tener en cuenta: puesto que no podremos apretar mucho la tuerca - se supone que lo hacemos a mano -... y el agujero de la hoja queda en una posición paralela al "ojo u oreja"... añadiendo, además, la posibilidad de que el espárrago sea demasiado largo y sobresalga en exceso de la tuerca... entonces... la posición del clavo será la natural que "busque" el centro de gravedad, es decir, la horizontal - evitando además que el mosquetón - recomendable voltearlo... aunque no es lo suyo - pueda hacer palanca sobre el espárrago.

Esto de que los espárragos sobresalgan en exceso de la tuerca es algo común... un error del equipador que tiene mucho peligro  y puede ocasionar la ruptura del mosquetón cuando éste se coloca "a su libre albedrío" en mala posición y hace palanca con el espárrago; ¡atentos a esto!.

Un viejo amigo solía llevar - en vez de tuercas convencionales -... un par de "palomillas o mariposas"... y se apañaba para muchos imprevistos.
Probad en "dique seco" todas las posibilidades que ofrece - ¡sin olvidar que hablamos de soluciones desesperadas para situaciones desesperadas! -... a ver que os parece...



miércoles, 25 de junio de 2014

Alpinistorros clasicorros I

No te rindas, aun estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras, enterrar tus miedos,
liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje, perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme, aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda y se calle el viento,
aun hay fuego en tu alma, aun hay vida en tus sueños,
porque la vida es tuya y tuyo también el deseo,
porque lo has querido y porque te quiero.

Porque existe el vino y el amor, es cierto,
porque no hay heridas que no cure el tiempo,
abrir las puertas quitar los cerrojos, 
abandonar las murallas que te protegieron.

Vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa, ensayar el canto,
bajar la guardia y extender las manos,
desplegar las alas e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos...

(Guillermo Mayer)


Las palabras de Mayer contienen las luces y sombras de la vida que vivimos; sirven para el amor que amamos y el desamor que llega... los sueños felices y las pesadillas aterradoras... los llantos a mares y las risas a gritos... la lucha feroz y la plácida calma... los miedos escondidos y el valor de la batalla.

"No te rindas que la vida es eso".

También nos sirven a nosotros - los alpinistorros clasicorros - que un día decidimos adentrarnos en las montañas... a ver que había.

... así... con las manos en los bolsillos, recorrían el mundo... necesitaban poco...

Y vimos que había un mundo por descubrir... y ya sabemos - de lo poco que sabemos - que nunca descubriremos todo el mundo que nos queda por descubrir... pero seguimos... a ver que hay.

El diccionario de la RAE (Real Academia Española)... define a ésas pocas letras que se añaden al final de una palabra (alpinist-orro/a... clasic-orro/a) de la siguiente manera:

Sufijo... morfema que se pospone a la raíz de una palabra para forma derivados o aportar determinadas nociones valorativas (diminutiva, aumentativa, despectiva, etc.).


... al compañero... lo que haga falta...

Y aunque la terminación que aplico a los alpinistas clásicos... se encuentra en la valoración despectiva, podemos dar gracias a nuestro extenso vocabulario que permite acepciones mucho más amables... por lo que los alpinistorros clasicorros no debemos preocuparnos por buscar tres pies al gato.

Has de poner los ojos en quien eres,
procurando conocerte a ti mismo,
que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse.

(Don Quijote a Sancho-Miguel de Cervantes)

Lo dejamos en una definición cariñosa que define a todos aquellos que gustan de los espacios abiertos donde reinan las montañas... se afanan en descubrir caminos que les lleven a una cumbre... y navegan en el estilo más limpio posible.

... también había chicas clasicorras...

Nada tiene que ver el siglo que nos vio nacer - aunque, bien es cierto, los que ya portamos pelo cano... o ausencia total del mismo... estamos en la obligación de ayudar a las nuevas generaciones que se inician en la aventura -.

Pero... ¿como hacer eso?. Al fin y al cabo todo el mundo es libre de elegir el tipo de actividad, el acercamiento y el estilo que desea imprimir a su actividad.

Se me ocurre que una buena forma pudiera ser mostrar algunas fotos de épocas pasadas... tremendas.
Y realizar un "viaje mental" actual... por paisajes que solo podremos "leer".
Lo mismo hasta nos hace soñar - bien aplastados en el sofá - que visitamos ése lugar que tanto nos gustaría recorrer.

Comienza haciendo lo que es necesario, 
después lo que es posible
y de repente estarás haciendo lo imposible.

(San Francisco de Asís)

¡Venga... lo vamos a intentar!... quizá sea esto lo que ve nuestro alpinistorro clasicorro... que seguro no será muy diferente de lo que ven las nuevas generaciones de corazones alpinos... eso sí... mejor vestidos...

... no esperaban nada y por eso llevaban todo...

"... huele la tarde al sudor de la tierra mojada, un olor penetrante que aligera la respiración y ayuda al paso; se aprieta el suelo a la pisada... amortiguado el sonido por la húmeda hojarasca. Un despiste nos hace perder la senda... que volvemos a encontrar cuando la niebla, a jirones, abre claros que ofrecen luces engañosamente cálidas.

Recorremos un valle amplio que serpentea entre farallones de roca - manteniendo nieves sucias en las alturas -... y al fondo... adivinamos - a pesar del juego de nubes - nuestro objetivo: una muralla que nos contempla como si no existiéramos.

Aún quedan horas para que cambie el terreno... de momento pisamos un sendero de tierra y gravilla que parece romper - levemente y como una línea estrecha - la vegetación escasa y pegada al suelo... salpicada de colores diminutos - flores que luchan por conseguir el sol -.

Pesa la mochila como pesan los pesares... cuando sabemos que no hicimos bien.
Suda la espalda y llora la frente... se irritan los ojos y bombean las sienes.

Solo se rompe el silencio por respiraciones agitadas... y más allá... el eco de la tormenta que se aleja, retumbando con ése sonido que parece no existir; se lo tragan las alturas que nos rodean... y parece regresar a través del estómago que vibra y vive.

Pasaremos la noche bajo un techo con goteras... tres cantos que se apoyan lo justo para dejar hueco; no importa... no importa.
Estamos dispuestos y harán falta más problemas para que estos tres alpinistorros se rindan.


¿Podría decirme, por favor, que camino debo seguir? - dijo Alicia al llegar a un cruce.
Eso depende, en gran parte, del sitio a donde quieras ir - repuso el gato.
No me importa mucho donde sea - contestó Alicia.
Entonces no tiene importancia el camino que sigas - replicó el gato.
... siempre que llegue a alguna parte - agregó Alicia.
Puedes estar segura de eso, siempre que camines lo suficiente - contestó el minino.

(Alicia en el País de las Maravillas-Lewis Carrol)

El infiernillo amortigua el ruido del último chaparrón; un viento fresco atraviesa el vivaque y los cuerpos que lo habitan... ya metidos en el saco a mitad de cintura, bien apretados unos y otros... es lo que tiene tener amigos que todo lo perdonan.


... el cordón umbilical de la cordada...

Entre risas y recuerdos arrebañamos el cuenco de macarrones... el mismo que servirá para un café o colacao mañanero... y entre ronquidos, búsqueda de posturas y lamentos, se cierran los ojos... con ayuda del ronroneo del hornillo que calienta el último té - por unas horas dispersas - hasta un amanecer aún oscuro.

Luego... como un rito... alguien - o todos - han de incorporarse a evacuar líquidos; y entonces... por lejano que sea el lugar... por abandonados que estemos... al alzar la vista a un cielo rabiosamente estrellado, aparece una luz que no pertenece al espacio natural.
Un satélite... o un avión que parpadea... nos hace pensar en los viajeros que recorren - a diez mil metros de altura - una distancia que les lleva a su destino ¡joder!... y nosotros aquí, pegados a la Tierra como lapas a la roca... unos y otros ajenos a sueños de los demás.

Amanece de noche... y vuelve a sonar el fuego que calienta cuerpos y desayunos; luego... con las frontales que hieren los ojos, hay que seguir el camino... aún queda mucho para alcanzar el sueño que soñamos.

Esto de soñar... viene de lejos; ya lo dice el refrán: "Dios los cría y ellos se juntan"...





Levanta el terreno... cuesta la cuesta y la vida escasea; desaparece el verde y los colores cambian a un tono de grises; nos introducimos en el terreno de las morrenas... viejas, sucias y en movimiento.

Un paso adelante y dos atrás... una lucha por encontrar terreno firme donde todo busca caer; pesa la mochila como pesan los pesares.

Ya tenemos enfrente el glaciar... de un blanco que duele a la vista; y más allá... la pared, de unas dimensiones que hieren el orgullo. Aún quedará otro día para navegar su piel... arrugada y fría... repleta de caminos a elegir... dispuesta a dejarse querer o sacudirse de visitantes que no la entiendan, que no escuchen las señales... que no acepten sus deseos.


No temas a las tinieblas
si llevas la luz dentro de ti.

(Swami Sivananda)

... pocas cosas para grandes resultados...

Rugen las tripas del glaciar, una masa de hielo cuarteada a cada cambio de nivel... rota y dispuesta a tragarse todo lo que sustenta por encima; también arrasa con el suelo... y lo erosiona lenta pero inexorablemente.
El glaciar tiene vida propia... mueve bloques imposibles que se mantienen en equilibrio a duras penas, hasta que - de repente - caen a un fondo negro e insondable... suena todo con ruidos sordos que retumban en las sienes.

Muerde el acero de los crampones con ése chirriar que gusta... hielos azules que aún no se aceran... una lengua que se despliega contra la morrena frontal - levantándola sin esfuerzo... triturando rocas sin piedad -. 
Luego llegará un plano que domina la nieve... un lugar silencioso que oculta grietas; habrá que navegar atento mientras la pared... ya solo separada por la rimaya... escupe lo que le sobra y desgarra nubes en la lejana cumbre.


... navegando...

Buscaremos rocas que permitan mejor noche... mañana será otro día...

... poco hace falta cuando se viaja ligero...

Pasa la noche sin pena ni gloria; algo inquietos por lo que tenemos encima... más brillan las estrellas cuanto más avanza el frío - desaparecen sonidos... la helada fija hielos y rocas inestables -... pareciera que la montaña duerme unas horas que a nosotros se nos hacen eternas - buscando posturas que alivien -.

De nuevo llegará el amanecer a oscuras... ésas horas en las que el frío atenaza y hay que abandonar - justo cuando ya encontramos calor y postura -, las plumas que sujeta un nailon repleto de parches.

Apagar el hornillo se convierte en un acto de fe... manos calientes rodeando un pote hirviendo, también ése tímido calor que nos llega a la cara - llamas que mueve el viento y atrapan, en lo posible, cuerpos que se afanan en proteger el fuego -.

Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.

(Alfredo Cuervo)

Llega la hora de la verdad... cuerpos aún entumecidos que atraviesan la rimaya, el lugar donde se encuentran glaciar y pared... un corte donde siempre hace frío, un lugar que no tiene fondo... se traga todo lo que sobra de la montaña - solo en invierno parece saciar su estómago y, a menudo... pero no siempre, se tapona de nieves blancas -.

Habrá que escalar... a eso vinimos ¿no?...


... con la casa a cuestas...

La pared llevará su tiempo... seguramente siempre más de lo esperado.

Los alpinistorros clasicorros ofrecerán lo mejor de sí mismos... lo aprendido y lo que aprenderán - no importan las décadas que llevan en éste juego... aprenderán lo que no está escrito -.

Manos heladas... frente fría y sienes calientes... mientras el corazón bombea para llevar oxígeno al último músculo - por alejado que esté -. 

Navegaran poderosamente con la humildad que exige la montaña; no se rendirán fácilmente y entregarán su esfuerzo para el bien común: ésa cumbre aún lejana donde no se puede permanecer... pero que - inexplicablemente - desean visitar; quizá sea por ver más allá de la mirada... conocerse a uno mismo y a los demás.

Todo va más allá de un puro ejercicio físico... hay algo más que mueve voluntades.


Cien veces al día me recuerdo a mi mismo que mi vida interior y exterior
se alimentan de los esfuerzos de otros hombres, vivos y muertos,
y que debo afanarme en dar en la misma medida en que he recibido.

(Albert Einsten)


... alpinistorros clasicorros pura cepa...

                                           continuará.....