Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


lunes, 10 de septiembre de 2012

I Chose to Climb

No fue hasta 1975 que pude colocar en la exigua estantería de mi habitación, aún en casa de mis padres, mi primer ejemplar propio de un libro de montaña. Por aquel entonces marché a Inglaterra durante casi un año... a la búsqueda de un trabajo que me permitiera pagarme una buena academia de inglés.

Un atípico domingo soleado, paseando por Hyde Park, a punto de sobrepasar un quiosco de prensa... y casi de reojo, me llamó la atención una portada azul que parecía lanzar cristales sobre un alpinista con mochila enorme.
Una libra con veinticinco peniques después... y dos "pintas" de cerveza más tarde, me permitieron descifrar las primeras páginas de a aquel ejemplar. Así comenzaba:

"Pero ¿por qué escogemos situaciones que nos aterrorizan?. ¿Acaso disfrutamos ante noches heladoras; desesperadamente sedientos; exhaustos?. Yo ciertamente no. Sentado en una repisa, atado a la cuerda o durante las largas horas de la noche cuando hay tiempo para reflexiones. Añoro regresar a las comodidades de la civilización, pero en el momento que comienzo la escalada todo se olvida y me pierdo en la absorvente tarea de engatusar al cuerpo para avanzar por la roca que tengo enfrente. Es entonces cuando las condiciones adversas alcanzan un estimulante desafío; un problema a resolver".


Su autor... Chris Bonington, un alpinista británico nacido en Londres en 1934... el título: I Chose to Climb (Elegí escalar)... editado en 1966.
Me costó algunos meses leer aquella joya que intuía me transportaría a otros mundos, pero según avanzaban mis conocimientos de inglés... la lectura superaba las expectativas.
Ya por aquel entonces Bonington era un alpinista de prestigio, junto con otros que llegaron a la leyenda... como Don Whillans.

El libro hablaba, en un lenguaje sencillo y fluido, de sus comienzos cuando chiquillo, los avatares de la vida cotidiana, el trabajo... y las escaladas, principalmente en los Alpes, donde un nutrido grupo de ingleses arrasaban todos los veranos.
Narraba sus escaladas al pilar Bonatti del Dru, la directísima de la Cima Grande de Lavaredo, el espolón Walker a las Grandes Jorasses, la apertura del pilar central del Frêney, la norte del Eiger y las expediciones al Anapurna II y Nuptse... entremezclados con multitud de anécdotas y más escaladas en Escocia o intentos fallidos por los Alpes.


El concepto que tenían los anglosajones sobre el mundo del alpinismo siempre fue diferente al del continente europeo. Exigentes en el estilo y las formas... forjaron mis primeros años y la mentalidad que más tarde siempre traté de imprimir a los proyectos que acometía... muchos de ellos sin éxito.

Este fue el primer libro de Bonington... al que siguió "Annapurna South Face" en 1971 y... otro que también adquirí por Londres... "The Next Horizon" (1973)... y muchos más.


Sin embargo fue "I Chose to Climb" el que dejó una marca indeleble en un muchacho que ya se veía gastando fuerzas por las montañas del mundo.

Me resisto a no compartir la traducción del epílogo del libro... un párrafo lleno de sentimientos a flor de piel:

"El barco se retiraba del muelle lentamente; los remolcadores hacían sonar la sirena, la gente agitaba los brazos, una mujer gritaba a mi lado. Yo apretaba a Wendy cerca de mí, solo para convencerme de que seguía a mi lado, que ambos estábamos a bordo de éste barco con destino a Suramérica. El mes anterior había pasado en un vertiginoso ajetreo de conferencias, narrando mi escalada al Eiger, construyendo los cimientos de una nueva libertad y consiguiendo dinero para que ambos viajásemos a Patagonia.
Estábamos en el umbral de una nueva vida; ya no habría compromiso alguno entre seguir una vida convencional y mi amor a la escalada. No podía ver claramente lo que me depararía el futuro, a veces incluso me asaltaban dudas, pero más allá de todo eso sentía una profunda y creciente felicidad que nunca antes conocí. Estaba al fin basando mi vida en las cosas que amaba". 


2 comentarios:

  1. Con los libros se puede viajar intensamente. Con algunos blogs también, aunque no son fáciles de encontrar. Enhorabuena Carlos, tu blog está entre esos pocos

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  2. Gracias, Diego... me alegro que te haga soñar.
    Saludos.

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