Me entregan un sobre -grande y abultado-. El amigo Miguel Ángel Vidal anda de mudanza y se conoce que ha decidido repartir lo que le sobra -eso es lo primero que pienso-.
Suelto la motosierra -es temporada de corta y poda... la leña siempre nos hace falta por la dehesa. Por cierto que la cadena se ha "cansado" de romper madera seca, habrá que afilar de nuevo-... A lo que vamos, meto mano al interior del sobre sobado, sin demasiado interés.
¡Joder!. Lo primero que aparece es un catálogo de los -ya históricos- piolets Peck "Terrordactyl"... y otro más de los arneses Troll.
Hoy, ya no cortaré más leña. Se amontonan los recuerdos al ver toda esta información -catálogos y demás panfletos que yo no he sido capaz de conservar-.
Gracias, Miguel... machote.
Hoy, ya no cortaré más leña. Se amontonan los recuerdos al ver toda esta información -catálogos y demás panfletos que yo no he sido capaz de conservar-.
Gracias, Miguel... machote.
No me queda más remedio que contaros algunas cosas que me sucedieron en los años 80 ¡os pongáis como os pongáis!... Eso os pasa por preguntar.
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Madrid nos recibe un lluvioso día de septiembre del año 1980. Hace casi tres meses que nos despidió con un sol sofocante.
Hemos estado -Esther y yo- vagabundeando por el continente americano -el de América del Sur-... tras despedirnos de la empresa (import/export maquinaria de precisión) que nos aguanto un par de años. Luego -cosas del destino- otra empresa (organización viajes aventura) se interesó por nosotros -inaudito- y aquí estamos, mejor dicho: estuvimos.
Una expedición a la Cordillera Blanca de los Andes, buscando caminos hacia rutas vírgenes en los Nevados Pucaranra, Palcaraju y Ranrapalca, "seismiles" algo olvidados, ascendiendo por la Quebrada Cojup -solitaria y amenazante- hasta las morrenas destruidas por lagunas desbordadas; nuestro campamento base durante semanas, a los pies del glaciar.
Luego un recorrido por la Quebrada Santa Cruz-Llanganuco, descubriendo las vertientes escondidas de nevados que visitamos un par de años antes: Chacraraju, Yanapacha, Chopicalqui, Huascarán.
También el camino del Inca hacia Machu Pichu: la maravilla. Por supuesto turismo tranquilo en Cuzco, Sacsayhuamán, Puca Pucara, Tambomachay, Piquillacta, -murallas de piedras colosales, que fueron ciudades-. Chavín -un laberinto enterrado-.
Por supuesto, Nazca -dibujos de grandes proporciones, solo visibles desde el aire, en las arenas de un desierto que los vientos no pudieron borrar-.
Y por fin... un par de semanas salvajes por la selva amazónica; machete al cinto -viajando en canoa, cazando, pescando y recolectando para comer; bebiendo de árboles secretos y durmiendo, unas veces en la misma canoa varada a un costado de afluentes embarrados y otras -sobre un suelo caliente- a orillas del Ucayali, siempre vigilados por aquellos que serán nuestra comida y que nos contemplan con idénticas intenciones: pirañas, cocodrilos, serpientes, gallinazos, jaguares y un ejército de artrópodos que siempre pululan por el untuoso barro que habitamos.
Bueno... ya os contaré en otra ocasión, porque esto tiene miga.
De regreso a la verdadera "selva" del asfalto, algo habrá que hacer para sobrevivir.
Y así surgió Amadablam, una pequeña distribuidora de material para montaña, escalada y alpinismo... que operaría en el mercado hasta finales de los 90.
Pero, ya nos hemos saltado los inicios... justo aquellos más interesantes.
Aprovechando la experiencia en el mercado de la importación -aquella empresa en la que trabajé un par de años- y el idioma inglés -mejorado durante una estancia de casi un año en Londres-... Amadablam inicia una etapa novedosa para los tiempos que corren.
A través de la Cámara de Comercio de Madrid -magníficos profesionales, siempre dispuestos-, logro contactar por el, ya desaparecido, servicio télex -eso de Internet, mail o WhatsApp estaba por llegar- y consigo una reunión con las empresas Pascall Brothers ltd. (Peck) y Troll Safety Equipment ltd., fabricantes de los piolets "Terrordactyl" y arneses Troll... con el fin de conseguir la distribución para España del material de escalada que marca tendencia en el mundo del alpinismo.
Un vuelo charter a Luton y un enlace por tren a Leicester, me deja en la pequeña fábrica donde unos tipos -con mandil de cuero, botas reforzadas y guantes de serraje- se mueven entre prensas, taladros, sierras de disco... afanándose en montar las piezas de aquellos "artefactos".
La historia de esta empresa tuvo un recorrido, cuanto menos, curioso.
En 1961, Trevor Peck -un empresario dedicado a la confección de ¡medias!- decide involucrarse en la fabricación de empotradores.
Ya desde los años 50 Trevor, aficionado a la escalada, formaba cordada con dos amigos: los hermanos Peter y Barrie Biven... y con ellos realiza buenas campañas de escalada; sueña con la idea de "materializar" algunas de las ideas que le rondan por la cabeza y consigue fabricar una colección de empotradores en duraluminio -perfil cilíndrico-... incluso en nylon. Ya incorpora cable de acero para la numeración más pequeña.
El destino le juega una mala pasada y fallece prematuramente en 1969.
La empresa que fundó, llamada Peck Climbing Equipment, recorre un camino difícil hasta una encrucijada en la aparecen otros actores.
Hamish MacInnes es uno de esos personajes. Un escocés nacido en 1930, amante de los duros inviernos de sus tierras donde se forja como alpinista de leyenda.
Un tipo que también recorre el mundo: Alpes, Caucaso, Nueva Zelanda, Andes, Himalaya -aquí protagoniza, en 1953, un par de intentos muy serios al Everest... casi a la par con el éxito de Hillary. La enorme y abismal diferencia con todo lo conocido en el Himalaya es su estilo... solo dos alpinistas con el equipo a cuestas ¡tremendo!-.
Lo cierto es que van de piratas... sin permisos, sin porteadores, sin dinero... intentando aprovechar todo lo que se encuentren.
Sus amigos, esos "british" de la "old school" -vieja escuela- como Chris Bonington, Tom Patey, Dougal Haston, Doug Scott, Don Whillans... le conocen como el "zorro de Glencoe". Poco más que añadir.
Hamish es un inventor nato... y materializa sus sueños.
A principio de los años 60 ya comienza a fabricar piolets que incluyen la novedad del mango en aleación de aluminio... y pocos años después aparecen los primeros "Pterodactyl" -nombre que sería sustituido, poco después, por los famosos "Terrordactyl"-.
Derek Gamble, sería el nuevo director de la compañía Peck... formando, con Hamish, un dúo que dio magníficos resultados en la búsqueda de nuevos diseños... y que el propio Hammish se encargaba de probar sobre el terreno...
En aquella visita a la fábrica Peck, tengo la oportunidad de tomarme -la verdad es que fueron varios- auténticos "scotch whisky" de una botella de la que no recuerdo el nombre y solo los años en barrica de roble: 18 years.
Lo que sí recuerdo es la sonrisilla de Hamish mientras rellenaba mi vaso -sin impedimento por las partes implicadas-.
También recuerdo que entramos, aún con luz natural, en aquel pub al borde de la carretera... y salimos de noche cerrada.
Y así... ya de regreso en Madrid, se imponía empezar a escalar con aquellos "artefactos" y convencer a los "gredenses" de las ventajas.
Ciertamente, así me lo pareció siempre, el Circo de de Gredos y las tierras del Ben Nevis (Escocia) mantienen un tipo de escalada similar.
Hielos de poco grosor, mixtos duros y aseguramiento difícil.
Aquellos "Terrordactyl", de hoja agresiva y corta... mango escaso... ¡de la dragonera ni hablamos!... facilitaron una nueva visión para mejorar.
Ya en 1978 tuvimos oportunidad de utilizar uno en versión maza -expedición Chacraraju-... aunque a mitad de la escalada se escapó de las manos y ¡zas!.
Aquí tenemos imágenes que se utilizaron, en su momento, para promocionar la primera tanda de piolets Peck llegados a nuestro país... esto sería a principios de los años 80.
Uno de los gredenses más activos de aquellos años, Ángel Sánchez "Pizarraña"... magnífico dibujante y siempre a la última sobre las novedades de piolets y crampones... reseñaba los modelos más vanguardistas de aquella década...
Y en las revistas especializadas, principalmente europeas y americanas, como Mountain, Climb, etc.- esta era la publicidad...
Otro magnífico escalador y dibujante, enamorado del Circo de Gredos, Rafael Gómez Menor -tristemente fallecido en el Everest (1990)-... también inmortalizó los "Terrordactil" en las páginas del libro de piadas del refugio Elola, al que cariñosamente también se conocía como "Libro Gordo de Petete".
Bueno, ya solo nos queda ver que ocurrió para que los arneses Troll -principalmente el modelo Whillans- llegasen a España e hicieran furor entre los escaladores del momento.
Esta historia también tiene lo suyo, así que esperaremos a otra entrada del blog... solamente adelantar que con Don Whillans -el diseñador- también nos llegó la noche en uno de esos pubs cercanos a Manchester.
¡Ah!... y que tuvimos tiempo para cerrar el trato de los negocios y escalar por algunos "crags" -sectores de acantilados o pequeñas paredes- por el "Peak District National Park"...
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Madrid nos recibe un lluvioso día de septiembre del año 1980. Hace casi tres meses que nos despidió con un sol sofocante.
Hemos estado -Esther y yo- vagabundeando por el continente americano -el de América del Sur-... tras despedirnos de la empresa (import/export maquinaria de precisión) que nos aguanto un par de años. Luego -cosas del destino- otra empresa (organización viajes aventura) se interesó por nosotros -inaudito- y aquí estamos, mejor dicho: estuvimos.
Una expedición a la Cordillera Blanca de los Andes, buscando caminos hacia rutas vírgenes en los Nevados Pucaranra, Palcaraju y Ranrapalca, "seismiles" algo olvidados, ascendiendo por la Quebrada Cojup -solitaria y amenazante- hasta las morrenas destruidas por lagunas desbordadas; nuestro campamento base durante semanas, a los pies del glaciar.
Luego un recorrido por la Quebrada Santa Cruz-Llanganuco, descubriendo las vertientes escondidas de nevados que visitamos un par de años antes: Chacraraju, Yanapacha, Chopicalqui, Huascarán.
También el camino del Inca hacia Machu Pichu: la maravilla. Por supuesto turismo tranquilo en Cuzco, Sacsayhuamán, Puca Pucara, Tambomachay, Piquillacta, -murallas de piedras colosales, que fueron ciudades-. Chavín -un laberinto enterrado-.
Por supuesto, Nazca -dibujos de grandes proporciones, solo visibles desde el aire, en las arenas de un desierto que los vientos no pudieron borrar-.
Y por fin... un par de semanas salvajes por la selva amazónica; machete al cinto -viajando en canoa, cazando, pescando y recolectando para comer; bebiendo de árboles secretos y durmiendo, unas veces en la misma canoa varada a un costado de afluentes embarrados y otras -sobre un suelo caliente- a orillas del Ucayali, siempre vigilados por aquellos que serán nuestra comida y que nos contemplan con idénticas intenciones: pirañas, cocodrilos, serpientes, gallinazos, jaguares y un ejército de artrópodos que siempre pululan por el untuoso barro que habitamos.
Bueno... ya os contaré en otra ocasión, porque esto tiene miga.
De regreso a la verdadera "selva" del asfalto, algo habrá que hacer para sobrevivir.
Y así surgió Amadablam, una pequeña distribuidora de material para montaña, escalada y alpinismo... que operaría en el mercado hasta finales de los 90.
Pero, ya nos hemos saltado los inicios... justo aquellos más interesantes.
Aprovechando la experiencia en el mercado de la importación -aquella empresa en la que trabajé un par de años- y el idioma inglés -mejorado durante una estancia de casi un año en Londres-... Amadablam inicia una etapa novedosa para los tiempos que corren.
A través de la Cámara de Comercio de Madrid -magníficos profesionales, siempre dispuestos-, logro contactar por el, ya desaparecido, servicio télex -eso de Internet, mail o WhatsApp estaba por llegar- y consigo una reunión con las empresas Pascall Brothers ltd. (Peck) y Troll Safety Equipment ltd., fabricantes de los piolets "Terrordactyl" y arneses Troll... con el fin de conseguir la distribución para España del material de escalada que marca tendencia en el mundo del alpinismo.
Un vuelo charter a Luton y un enlace por tren a Leicester, me deja en la pequeña fábrica donde unos tipos -con mandil de cuero, botas reforzadas y guantes de serraje- se mueven entre prensas, taladros, sierras de disco... afanándose en montar las piezas de aquellos "artefactos".
La historia de esta empresa tuvo un recorrido, cuanto menos, curioso.
En 1961, Trevor Peck -un empresario dedicado a la confección de ¡medias!- decide involucrarse en la fabricación de empotradores.
Ya desde los años 50 Trevor, aficionado a la escalada, formaba cordada con dos amigos: los hermanos Peter y Barrie Biven... y con ellos realiza buenas campañas de escalada; sueña con la idea de "materializar" algunas de las ideas que le rondan por la cabeza y consigue fabricar una colección de empotradores en duraluminio -perfil cilíndrico-... incluso en nylon. Ya incorpora cable de acero para la numeración más pequeña.
El destino le juega una mala pasada y fallece prematuramente en 1969.
La empresa que fundó, llamada Peck Climbing Equipment, recorre un camino difícil hasta una encrucijada en la aparecen otros actores.
Hamish MacInnes es uno de esos personajes. Un escocés nacido en 1930, amante de los duros inviernos de sus tierras donde se forja como alpinista de leyenda.
Un tipo que también recorre el mundo: Alpes, Caucaso, Nueva Zelanda, Andes, Himalaya -aquí protagoniza, en 1953, un par de intentos muy serios al Everest... casi a la par con el éxito de Hillary. La enorme y abismal diferencia con todo lo conocido en el Himalaya es su estilo... solo dos alpinistas con el equipo a cuestas ¡tremendo!-.
Lo cierto es que van de piratas... sin permisos, sin porteadores, sin dinero... intentando aprovechar todo lo que se encuentren.
Sus amigos, esos "british" de la "old school" -vieja escuela- como Chris Bonington, Tom Patey, Dougal Haston, Doug Scott, Don Whillans... le conocen como el "zorro de Glencoe". Poco más que añadir.
Hamish es un inventor nato... y materializa sus sueños.
A principio de los años 60 ya comienza a fabricar piolets que incluyen la novedad del mango en aleación de aluminio... y pocos años después aparecen los primeros "Pterodactyl" -nombre que sería sustituido, poco después, por los famosos "Terrordactyl"-.
Derek Gamble, sería el nuevo director de la compañía Peck... formando, con Hamish, un dúo que dio magníficos resultados en la búsqueda de nuevos diseños... y que el propio Hammish se encargaba de probar sobre el terreno...
En aquella visita a la fábrica Peck, tengo la oportunidad de tomarme -la verdad es que fueron varios- auténticos "scotch whisky" de una botella de la que no recuerdo el nombre y solo los años en barrica de roble: 18 years.
Lo que sí recuerdo es la sonrisilla de Hamish mientras rellenaba mi vaso -sin impedimento por las partes implicadas-.
También recuerdo que entramos, aún con luz natural, en aquel pub al borde de la carretera... y salimos de noche cerrada.
Y así... ya de regreso en Madrid, se imponía empezar a escalar con aquellos "artefactos" y convencer a los "gredenses" de las ventajas.
... cascada "Último tercio en el Escudo"... Circo de Gredos (1982)... |
Ciertamente, así me lo pareció siempre, el Circo de de Gredos y las tierras del Ben Nevis (Escocia) mantienen un tipo de escalada similar.
Hielos de poco grosor, mixtos duros y aseguramiento difícil.
Aquellos "Terrordactyl", de hoja agresiva y corta... mango escaso... ¡de la dragonera ni hablamos!... facilitaron una nueva visión para mejorar.
Ya en 1978 tuvimos oportunidad de utilizar uno en versión maza -expedición Chacraraju-... aunque a mitad de la escalada se escapó de las manos y ¡zas!.
... entre los primeros "Terrordactyl" en llegar a España... ¡el papel es una broma sobre su uso actual!... |
Aquí tenemos imágenes que se utilizaron, en su momento, para promocionar la primera tanda de piolets Peck llegados a nuestro país... esto sería a principios de los años 80.
Uno de los gredenses más activos de aquellos años, Ángel Sánchez "Pizarraña"... magnífico dibujante y siempre a la última sobre las novedades de piolets y crampones... reseñaba los modelos más vanguardistas de aquella década...
Y en las revistas especializadas, principalmente europeas y americanas, como Mountain, Climb, etc.- esta era la publicidad...
Otro magnífico escalador y dibujante, enamorado del Circo de Gredos, Rafael Gómez Menor -tristemente fallecido en el Everest (1990)-... también inmortalizó los "Terrordactil" en las páginas del libro de piadas del refugio Elola, al que cariñosamente también se conocía como "Libro Gordo de Petete".
Bueno, ya solo nos queda ver que ocurrió para que los arneses Troll -principalmente el modelo Whillans- llegasen a España e hicieran furor entre los escaladores del momento.
Esta historia también tiene lo suyo, así que esperaremos a otra entrada del blog... solamente adelantar que con Don Whillans -el diseñador- también nos llegó la noche en uno de esos pubs cercanos a Manchester.
¡Ah!... y que tuvimos tiempo para cerrar el trato de los negocios y escalar por algunos "crags" -sectores de acantilados o pequeñas paredes- por el "Peak District National Park"...
Muy interesante Carlos,como todo lo que escribes.
ResponderEliminarGracias, Luis... eres un entusiasta.
EliminarSaludos.
Me gusta muchísimo esta historia. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, Franeto... se agradece.
EliminarUn saludo.
Recuerdos gratos y muchas risas con el pizarra y sus dibujos. Enamorado de los dibujos de rafa eran impresionantes.
ResponderEliminarCierto, buenos dibujantes con estilos diferentes pero siempre precisos.
EliminarYa irán saliendo por el blog más "trabajos" de los dos.
Saludos cordiales.
Interesante documentación sobre una pieza clave del montañismo: el piolet. E interesante la historia que cuentas de tu visita a la fábrica Peck, con excelentes ilustraciones. Lo cierto es que el material experimentó un gran avance en las últimas décadas. No hay más que ver ese hermoso, pero anticuado, ejemplar de los años ¿setenta? de la cabecera de tu blog. Hoy hay decenas de modelos diferentes. La quincalla, como antaño llamábamos al material, ha contribuido de forma notable a la conquista de muchas cumbres, y cuanto más moderna, más ha facilitado la subida por paredes que parecían inexpugnables. Pero me pregunto que si con el aumento de las ferratas y la aparición de jóvenes como el suizo Ueli Steck o el catalán Kilian Jornet, que suben por vías extremas (por ejemplo, la norte del Eiger o la sur del Annapurna, el suizo) en tempo de allegro molto, dicho sea en término musical, sin más medios que sus manos y pies; me pregunto, digo, ¿si no será ya el momento de dejar paso a esa nueva generación de acróbatas, que más que subir y disfrutar de la montaña se dedican a competir en el más rápido y difícil todavía, y olvidarse definitivamente del material? En los años sesenta había en España un escalador al que llamaban El Aguililla. Subía a una estrecha aguja, y en la cima se descolgaba sujetándose solo con las manos. Pero no tardó en llegar la noticia de su muerte. Un mal día le fallaron las fuerzas, y cayó al abismo. (Me he pasado en la extensión de este comentario. Pido disculpas). Un saludo, JT
ResponderEliminarHola, José.
EliminarEl piolet de madera que ilustra la cabecera del blog pertenece, ciertamente, a los años 70 -bueno, me refiero a cuando yo lo adquirí-.
El alpinismo actual también ha evolucionado en cuanto al concepto de rapidez. Claro está que el caso Ueli Steck podría considerarse como "fuera de serie", sin embargo ayudará a que los futuros alpinistas se comprometan con un mayor grado de rapidez -cuando esto sea posible y según el grado de exposición que cada uno desee tomar-.
Hoy en día, así lo veo yo, juega tanto el material ligero, como la rapidez... y quizá principalmente la mentalidad para afrontar grandes paredes.
Un cordial saludo y bienvenido.
Esperaba esta historia con ansiedad Don Carlos. La memoria del inicio de la venta y distribución del material de montaña en nuestro país en boca de uno de sus " los actores". Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Alonso... ¡hombre! eso del "Don" me hace mayor... pero no lo tendré en cuenta viniendo de ti.
EliminarVeremos la segunda parte... con los famosos arneses "Whillans". Por mucho que insistimos en su momento, no hubo manera, nadie quiso entender que no se diseñaron para escalada en roca.
Llevó su tiempo.
Un abrazo.
No jodas que estuviste de copas con Don Whillans, el puto amo y todo un carácter. No me quiero ni imaginar como terminarías. Todavía hay por ahí vascos que recuerdan como les vació su bodega del K2 en una noche. Saludos y gracias por el curro que te pegas y lo bien que lo haces
ResponderEliminarGracias, Francisco.
EliminarTodo un personaje Whillans. He tenido dos oportunidades de charlar con él... la primera vez en 1975 -yo era un chaval y él un famoso, junto con Bonington-.
Y sí... ciertamente le gustaba la cerveza, bueno, y todo lo demás.
Saludos.
¡Hola Carlos! No me pierdo una entrada del blog. Aunque soy de otra generación, también me considero un clásico.
ResponderEliminarNo soy muy de comentar, pero he visto esto y no he podido resistirme http://www.scottishwinter.com/?p=5055
Debían, o mejor deben, ser muy buenos esos arneses.
Hola, César.
EliminarTanto los piolets Peck como los arneses Troll -de estos hablaremos en el próximo capítulo-, marcaron una época muy importante en el alpinismo internacional, principalmente europeo y por supuesto en España.
Gracias por el seguimiento.
Un cordial saludo.
Me acabo de hacer con un terrordactyl para la coleccion... una cosa es verlo en foto y otra agarrar uno en la mano y pensar en escalar con algo tan pequeño!!! Gracias por este post ! Hasta que año se comercializarian? Calma fabrico una version??? ...
ResponderEliminarQue guapo esos dibujos!!!
Gracias Carlos!
Hola, Fernando.
EliminarTienes, entonces, una joya "revolucionaria". Eran pequeños pero matones... y se requería una técnica apropiada para evitar sangre, en exceso, en los nudillos.
No recuerdo exactamente cuando se dejaron de fabricar, aunque recuerdo que las últimas unidades pasaron del color negro a un "azul con manchas" muy peculiar. Posiblemente anduvo la cosa en torno a finales de los 80.
Calma fabricó un prototipo, con algunas variantes... aunque, hasta donde recuerdo, no tuvo mucha aceptación.
Los dibujos pertenecen a Ángel Sánchez "Pizarraña".
Saludos cordiales.
Los que conseguí son color gris vamos metálicos de los primeros... el azul lo conocía por verlo en casa de Erik que tiene uno ... pura historia...
ResponderEliminarDel piolet largo Macinnes llegasteis a importar ?
Perdona la chapa... que de estos saben 4 y uno eres Tu !!!
Hola, Fernando. Disculpa el retraso en contestar; por alguna razón, el sistema no me envió aviso y no vi tu comentario hasta hoy.
EliminarNo te preocupes que no das la "chapa".
Del piolet clásico largo -más tipo ascensión- se realizó alguna importación y algún comercio lo solicitó -en cualquier caso fueron pocas unidades... muy pocas-, así lo recuerdo.
El "Terrordactyl" fue el piolet técnico del que hicimos muchas importaciones; fue distribuido por multitud de comercios especializados, por toda España ... y, prácticamente siempre, se enviaban en pareja -maza y pala-
Un cordial saludo.