Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


domingo, 28 de abril de 2013

Peña Cabrera

"¡Chicos!... fui a ver a mi prima... a Navaldrinal... y he visto un paredón. - nos dijo Canito.
¡Ya estamos!... se ha vuelto a enamorar . - dijimos el resto.
¡Que no... que no!... ¿vamos el próximo finde?... no lo vais a creer. - volvió a sentenciar.
Bueno... a ver como salen los exámenes, de lo contrario no nos dejaran salir .- contestó uno y el resto asentimos."

Así empezó en el año 73 una nueva etapa por los riscos de la Sierra del Zapatero... donde se alza Peña Cabrera (1.997m.).


El autobús nos dejo con el cargamento de mochilas en el pueblo anterior... San Juan de Molinillo... y recorrimos una pista de tierra los últimos kilómetros hasta Navaldrinal; claro está que nos pasamos a presentar saludos a la prima de éste... por cierto... muy serrana, lozana y hermosa.

Salimos del pueblo por pequeños caminos divisorios de fincas... contentos por los besos, de esos sonoros... que nos plantó la muchacha.

Descubrimos un lugar con todas las posibilidades que necesitábamos... soledad y terreno virgen;  las primeras visitas fueron de reconocimiento y ya inauguramos el itinerario que, más adelante y con algunas variantes que descubrimos a su izquierda, se convertiría en la ruta de descenso... la bautizamos como "Ávila" (III+/IV) y recorre la vertiente NO cercana al espolón que divide orientaciones.

... vertiente NO en sombra...

Luego empezamos la exploración del callejón que divide Peña Cabrera y el costillar que, como una réplica más pequeña, se sitúa paralelo a la misma; a éste le pusimos por nombre "Espolón del Viento"... no hubo día, invierno o verano, que soplase sin fuerza.
Y así, fin de semana tras otro, recorríamos la canal bajo las paredes... buscando algún fallo entre los desplomes y el estómago mariposeaba cuando... cargados de clavos y tacos de madera... iniciábamos un viaje a la vertical de aquellos muros, que nos llevaría horas traspasar.

Acondicionamos un pequeño vivac, a cubierto y utilizado por pastores, bajo la aguja del Cuchillo... una flecha de roca, apenas 15 metros de altura... cercana al collado y en la ladera enfrentada a Peña Cabrera; allí... durante las tardes/noches tras la escalada, dibujábamos en el aire las lineas que la imaginación permitía.

... cumbre de la aguja del Cuchillo y Peña Cabrera al fondo...

Durante los siguientes años regresamos infinidad de veces, cumpliendo el ritual aprendido... buenos besos de la muchacha serrana y caminos linderos. Nunca jamás nos encontramos con escaladores... quizá algún día, un par de montañeros andarines.

Según la "leyenda" que nos contaron algunos vecinos... la primera escalada a la aguja del Cuchillo corrió a cargo de un pastor tozudo; subió a la cumbre ayudado por un garrote... y bajó del mismo modo; no sé que pensar... no tanto por cuestionar al pastor, que estos siempre fueron valientes... si no más bien por la longitud del garrote.
Pero bueno... ahí queda.


En el año 1974 subimos al Cuchillo por dos vías que comparten el mismo filo de roca a la cumbre... aunque comienzan por lugar distinto.

Ambas rutas las inauguramos durante un mes de octubre de 1974... mientras que la "Normal" (V) entra vertiente del valle hasta un hombro, la vía del "Diedro" (V/A0)... lo hace por la contraria - y ambas siguen el mismo filo final.

Si la "leyenda" del pastor no es cierta... entonces los primeros ascensionistas fueron Dominicano Trujillo, Juan Ramón Tacho y Carlos Gallego.

dcha. a izq. .. Javier Donés, Dominicano Trujillo, Antonio Trabado y Carlos Gallego

La vía de la cara norte tiene su historieta; puesto que desplomaba en una corta travesía hasta alcanzar el hombro, que daba paso al filo final, y viendo mis apuros para salir de allí... con el suelo tan cercano... al compañero no se le ocurrió otra cosa que buscar rápidamente un palo largo y apretarme contra la pared... mientras yo daba unos pasitos para llegar a mejor terreno ¡que fuerte!.

Durante muchos años... un clavo de "U" repleto de cordinos añadidos, temporada tras temporada, fue el punto de anclaje para rapelar de la escasa cumbre... tan escasa que nos llevó horas colocarnos cuatro en todo lo alto... con temblequera de piernas... mientra el fotógrafo buscaba el ángulo adecuado.

Algunas décadas más tarde Tino Núñez inauguró otro itinerario de corte moderno y dificultad superior "Lagrimitas S.A." (6C)... y cambió el oxidado clavo del descenso  por un anclaje químico ¡dónde va a parar!.

... Peña Cabrera... y el "Espolón del Viento" a la derecha...

En relación a Peña Cabrera todas las rutas de ésta vertiente fueron inauguradas entre los años 1974/79... a excepción de la "Vía de no retorno" y "Transmigración", que lo fueron en la temporada 2011 por Joaquín Gracia  y Braulio Expósito... escaladores de alto nivel y compromiso.

Braulio nos comenta sus impresiones al visitar la zona:

"Descubrí Peña Cabrera mientras hacía una actividad con nuestro Club de Montaña Las Cabreras, allá por el año 1998, que consistió en que un pequeño grupo escalamos la cara norte por las rampas fáciles, mientras el resto ascendía andando por la normal a la cumbre.
La información la recopilamos de la antigua guía de la Sierra de Gredos - Miguel A. Adrados, Emilio G. Viel y Jerónimo López (1981) - en la que se detallan las rutas clásicas más destacadas de todo Gredos, tanto de escaladas como ascensiones.
Posteriormente realicé algunas aproximaciones desde Navaldrinal para ver aquellas espectaculares paredes de la cara sur.
Desde aquellas primeras incursiones, me he acercado asiduamente a repetir las vías que ya estaban abiertas y resolver dos nuevos itinerarios junto con Joaquín Gracia.
El año pasado (2012) empezamos a abrir una nueva linea en lo que llamamos la primera visera o proa, junto con Alejandro Sánchez Sierra, y que nos parece será bastante difícil, principalmente los dos últimos largos.
El estilo siempre será el mismo, dejar limpia la pared allá donde se pueda proteger y colocar anclajes expansivos en zonas de placas difíciles de asegurar; reuniones equipadas y rapelables.
De momento solo tenemos abierto el primer largo con dos o tres parabolts, un clavo y la primera reunión equipada".

Para realizar un repaso de las rutas "añejas" eché mano de mi viejo amigo Dominicano Trujillo... que junto con su hija Cristina... me refrescaron la memoria - no en exceso verdad sea dicha - trazando líneas y comentando las escaladas.

Seguramente existe algún itinerario más de los descritos... añejo y actual... pero no disponemos de información adicional al respecto, así pues detallaremos lo conocido... sin olvidar algunos amigos que acompañaron nuestros viajes por éste Gredos desconocido... Rufino Gladiné y Esteban Corral - con los que realizamos alguna escalada más de las descritas, pero ya olvidadas -... también a Enrique y Felipe - que tendrán apellido pero no es posible recordarlo -... a todos ellos los perdimos la pista hace demasiados años.

... vertiente Sur...

Al igual que en otras zonas de Gredos... se hace absolutamente necesario respetar las épocas de nidificación y dejar que la Naturaleza siga su camino.

En todas las rutas encontraremos clavos marcando camino a seguir... si es que aguantaron los años.

LA COMETA
Comienza en las mismas terrazas de la vía "Galayos", pero en lugar de dirigirse a la canal/chimenea de dicha vía, recorre  unas fisuras más a la izquierda para escalar una fisura/chimenea.
Graduación general máx. IV.
La ruta fue abierta por Dominicano Trujillo, Carlos Gallego y Felipe.

GALAYOS
Desde las terrazas iniciales, terreno común con "La Cometa", enfila directamente por unas placas fisuradas y un marcado diedro que conduce a la canal/chimenea.
La zona aterrazada inferior ronda el grado III/IV... el diedro (bien protegible) máx. V... y la canal/chimenea IV/IV+.
Dominicano Trujillo, Carlos Gallego y Felipe.

DON MANUEL
Un gendarme característico de roca fracturada (IV), da paso a una zona de placas fáciles que bordean un escudo y dan acceso a la canal/chimenea.
Graduación general máx. V.
Dominicano Trujillo, Javier Donés y Antonio Trabado.

Existe una variante en la zona del escudo, que permite alcanzar la canal por unas fisuras algo desplomadas (V+/A0)... abierto posteriormente por Dominicano Trujillo y Jesús Gutierrez.

TRANSMIGRACIÓN
Escalada expuesta. Cuenta con equipamiento fijo (parabolts y clavos) y son necesarios fisureros para sus 150m. 7A+ (6A/A2).
Braulio Expósito y Joaquín Gracia.


LA CHIMENEA
Comienza en la canal que separa Peña Cabrera de un pequeño espolón situado debajo y que forman un canalón característico.
Un spitz con chapa marca el inicio (seguros precarios hasta alcanzarla máx. V)... luego dirigirse por unas terrazas hacia la entrada a la chimenea (bloque empotrado) y continuarla hasta el final (aérea) máx. IV.
Al final de la chimenea existe un rápel con dos spitz y cadena... que nos deja en otro segundo descenso (cadena en un bloque) y nos devuelve al inicio de la escalada.
Dominicano Trujillo y Carlos Gallego.

BELA BELÉN
Itinerario incompleto que transcurre por un diedro (6A) a la derecha de "La Chimenea". Un solo largo que nos deja en el bloque con cadena ya mencionado anteriormente.
Dominicano Trujillo, Jose Carlos Arenal y Belén González.

VÍA DE NO RETORNO
Ruta abierta, en buena parte, con técnicas de artificial extremo... equipándola para posibles repeticiones en libre (7A+/A1).
Braulio Expósito y Joaquín Gracia.


ESTHER
Comienza casi al final del callejón... por un diedro muy marcado (IV) hasta una gran laja. De aquí se desciende un par de metros a derechas y se alcanza una fisura vertical (6A) que nos deposita en terreno fácil.
Si las cabras no lo tiraron... hay un hito de piedras al inicio.
Dominicano Trujillo, Carlos Gallego y Felipe.

ESPOLÓN DEL VIENTO
Un espinazo que viaja paralelo a las paredes de Peña Cabrera, separado de éstas por una canal. Su dificultad no supera el IV/V grado (pasos sueltos) y admite algunas variantes... excepto a mitad del recorrido... donde es necesario realizar un salto - algo más de metro y medio - para alcanzar una pequeña repisa a los pies del gendarme que tenemos enfrente. Escalada amable y entretenida en ambiente de arista.
Dominicano Trujillo, Javiér Donés, Juan Ramón Tachó, Antonio Trabado, Carlos Gallego y Enrique.

La vertiente contraria a la descrita anteriormente contiene los itinerarios más cortos y sencillos... que incluyen la ruta normal de ascenso y una canal "trepadera"... que también es utilizada como descenso, más rápida que la "Normal".

... vertiente Norte...

ÁVILA
Nuestra primera vía en Peña Cabrera... unos 90m. donde abunda el III grado y algún paso suelto de mayor dificultad... siempre sorteando pequeños resaltes a través de zigzagueos constantes.
En buenos inviernos se convierte en un planchón de hielo... muy interesante.
Javier Donés, Juan Ramón Tacho, Antonio Trabado, Dominicano Trujillo y Carlos Gallego.

RESPETITO ENTRE COMPAÑEROS
Recorre el filo que divide vertientes... en tres largos mantenidos en torno al V/V+... con un total de 140m. y trepada a cumbre.
Una ruta variada que resuelve pequeños muros, placas y fisuras... incluyendo un "offwidth".
Tino Núñez y Diana Palacios (2003).

La Sierra de la Paramera, donde se encuadran el Zapatero y Peña Cabrera... pertenecen a esos espacios "gredenses" solitarios y algo salvajes... lugares recogidos y silenciosos solo visitados de forma esporádica; un  simple paseo por las alturas nos dará la medida del lugar... así al menos lo vivimos nosotros cuando descubrimos, en la década de los 70, que la soledad era posible cerca de casa; sed respetuosos con el entorno y recibiréis el regalo que no tiene precio.

Por aquí tenéis un recorrido por la Sierra del Zapatero, a cargo de Jairo.

jueves, 18 de abril de 2013

Piadas Refugio Elola I

Hubo un tiempo en el que no existía Internet... ni teléfonos móviles... ni fax... ¡vamos... que para comunicar algo era necesario quedar en el bar!... mmm... quizá algo hemos perdido en el camino.

Bromas aparte - algo de cierto tienen -... los libros de piadas de los refugios conservan una buena parte de la historia de la escalada, en todos los macizos montañosos donde existieran cuatro paredes de piedra y un guarda... lugares que siempre cobijaron sueños, alegrías y tristezas de los montañeros dispuestos a conocer.

El refugio Elola de la Laguna Grande, en el circo de Gredos, también tuvo - y sigue teniendo - sus propios libros de piadas... los de los años 80 tan manoseados que a veces parecen un manojo de pergaminos de la Edad Media; muchas de sus páginas restauradas con parches de celofán... ¡cuantas manos pasaron hojas y arrastraron el dedo por el papel!.

Sus páginas rebosan de textos inspiradores, también jocosos... e incluso ácidos de largo... hay de todo en la viña; párrafos de amores... poetas... dibujantes con estilo propio... encuentros de amigos... chavales en excursión de colegio... gentes de pueblos cercanos... turistas allende los mares... montañeros entusiastas... escaladores noveles... otros que parecen pertenecer al paisaje, como el mismo Almanzor que todo lo domina... y - en relación a algunas escaladas - hasta "piques" que siempre se resolvieron con unas cervezas... esto no es nuevo del siglo XXI.

Las reseñas de nuevas rutas o repeticiones, principalmente en los años iniciales, mantienen un toque "básico"... es decir... una línea con reuniones y grados... ¡allá cada uno con su conciencia!; aquí tenemos como muestra algunas de las "informaciones" que rellenan una página en blanco... "Vía de los Ajos" y "Vía de los Abulenses"... ¡tu verás!.



También están los artistas del dibujo... aquellos que aprovechaban las esperas de la madrugada, días de ventisca furiosa o la hora de los macarrones con tomate para dar suelta a su desbordante imaginación con bolígrafo "Bic"... azul, rojo o negro... suficiente; a veces rotuladores olvidados por visitantes despistados.

Estos son caso aparte... gentes, como Enrique Vidal Caballero y Rafa Gómez Menor, que nos ofrecieron amistades y momentos inolvidables... así como una parte de su legado artístico; ya no están entre nosotros y desde aquí mi pequeño homenaje.




En ocasiones se amontonan los datos... mezclando información, en la misma página, de otros sectores... como si el papel fuese un bien escaso y aprovechable hasta el último espacio blanco.

Nunca fue problema que al dibujo inicial se le añadieran notas y más notas... y esto realizado por otros escaladores distintos al artista original... como admitiendo que no podrían mejorarlo; solo quedaba pues añadir texto.



También encontramos croquis "exhaustivos"... con datos y pinceladas artísticas, incluso de algún sector de una vía... solo los largos más relevantes; a cambio contemplaremos como el artista tuvo tiempo suficiente para dibujar no solo itinerario y grados... también equipamiento y notas de interés.

Siempre me parecieron pequeñas joyas... vistosas y agradables a la vista... como que animaran a recorrer la roca que representan.


Cuando una ruta conseguía un cierto prestigio... los siguientes repetidores - a veces los mismos que la inauguraran - volvían a dibujar, marcar y anotar nuevos datos... una información más precisa para los futuros escaladores; esto tiene un valor importante... demuestra el deseo de compartir y, por supuesto, comunicar si algún tramo rebelde pudo ser liberado.

También se incluían anotaciones ajenas a la escalada... la Charca Esmeralda siempre fue un lugar para establecer relaciones sociales con las bañistas turistas... pero se recomendaba "estar al loro" con la escalada... que luego pasa lo que pasa.



Los libros de piadas tienen el valor de las cosas irrepetibles... y en ellos todo el mundo deja su impronta, de ahí que cuando se hojean aparecen datos, aclaraciones, detalles... que ya nadie recuerda y puede llegar el caso de encontrar itinerarios que jamás aparecieron en guía alguna... esto es muy común en Gredos.

Hoy en día parece más habitual reseñar... ya sea en libros de piadas, webs o blogs... las aperturas o itinerarios recorridos... aunque todavía quedan gentes que adoran los "secretivos"... allá cada uno con sus querencias.


Sobre los grados o exposición de las vías descritas... mejor ni hablar... simplemente entender que en la década de los años 80 la escala de dificultad - aunque ya empezaba a cambiar - aún seguía cerrada y por lo tanto el VI grado se mantenía como un techo que cortaba caminos... de ahí que los grados "ochenteros" que aparezcan por algún sitio siempre deben revisarse al alza.

La exposición era un concepto nada utilizado... lo normal era que todo fuese expuesto, así pues nadie requería información sobre éste tema... simplemente se daba por entendido.



Hoy día... saturados de información escrita en guías de celulosa, foros y páginas de Internet... estas reseñas, dibujos y anotaciones serían consideradas como una broma pesada... incluso - tal y como va el mundo - podrían denunciarse y un juez "moderno" fallar en favor del demandante.

Por aquellos años... ya hemos hablado en otro artículo del espíritu de los 80... todo el mundo se afanaba en comunicar al resto los nuevos descubrimientos o repeticiones que se desarrollaban en el circo de Gredos y todos agradecíamos cualquier información, sin reclamaciones posteriores.



Recuerdo perfectamente cuando grupos de amigos se arremolinaban en torno al que salió a la terraza... libro en la mano, dispuesto a visualizar por donde iría ésa ruta que los dibujos marcaban... y todos se dejaban los ojos, en la roca de enfrente y las páginas que la contenían... pensando que seguramente mañana sería el día.

                                                                                                                                         segunda parte...

lunes, 15 de abril de 2013

Cuerdas y reuniones

Que todo fluya, limpia y ordenadamente en una escalada, resulta imprescindible para evitar las temidas pérdidas de tiempo... ésas que terminan con la paciencia y nos hacen sentir "pesados" y lentos.

Recoger las cuerdas en una reunión... es vital... evitando los enganches y bucles que se encargan de ralentizar la navegación... sin olvidar los problemas, a veces serios, de dar cuerda al compañero que puede encontrarse "pillado" en el peor momento cuando el asegurador no le da cuerda a tiempo, quizá porque se encuentra liado tratando de desenredar la cosa.

Existen muchos sistemas por todos conocidos... el más clásico sería aquel de colocar los bucles en los pies... o aquel otro de hacerlo sobre la cuerda que hemos utilizado como linea de anclaje a la reunión, etc.

El problema con estos sistemas es que, a pesar del cariño que hemos puesto en que las gazas cuelguen de mayor a menor... en muchas ocasiones se enredan... sobretodo si se hace necesario pasar al compañero el manojo de bucles... y llega el lío.

El sistema que os sugiero es muy eficaz y consiste en anudar los bucles a una cinta o a la misma cuerda de anclaje a reunión... ésto último siempre y cuando los largos sean alternos, de no ser así mejor utilizar una cinta - esto permite pasar al compañero toda la cuerda simplemente cambiando el mosquetón de uno a otro -.


Las gazas se ordenan desde la posición más cercana al escalador... y hacia la reunión... evitando que sean excesivamente largas - ; hay espacio bastante en un anillo de 60cm. (express desarmada) para contener una longitud de cuerda convencional - 60 metros -.

Si vamos en cuerda doble bastará con dejar bucles algo más largos... o disponer de un anillo de mayor longitud... en cualquier caso esto no afecta al recogido.


Los nudos se pueden realizar y deshacer fácilmente con una sola mano... de manera que siempre tendremos control sobre la cuerda... y el sistema funciona tanto para asegurar al segundo como al primero.

Cuando llega el momento de dar cuerda al primero... se desarman los nudos en la dirección contraria a cuando se crearon... es decir... desde la reunión hacia el cuerpo del asegurador.

En las siguientes imágenes podéis ver que una simple gaza, sin apretar en exceso, es suficiente para sujetar los bucles y evitar su caída.



Al igual que ocurre con otros sistemas de trabajo con cuerdas, nudos, fisureros, etc. conviene practicarlo en "dique seco" y entender el modo de funcionamiento... entonces comprobaremos que se gana en fluidez, seguridad y limpieza.


jueves, 11 de abril de 2013

Intentos a las Droites

La primera vez que recorrí el glaciar de Argentière, allá por el 77, nuestra intención era subir a la Aig. Verte, por el corredor Couturier... y algún día después repetir la aproximación hasta alcanzar el final del circo que se cierra con la Aig. de Triolet, para escalar su magnífica cara norte clásica Gréloz/Roch.

Subimos andando desde Chamonix... para ahorrar dineros que nunca nos sobraron... y ya montados en el glaciar recuerdo que no pude apartar la vista de las paredes que se levantaban ante nuestros ojos... Aig. Verte, Aig. Jardin, Droites, Courtes... paredes de casi el kilómetro de desnivel y que nos intimidaban durante todo el trayecto.

Cumplimos nuestros objetivos... y años más tarde tuve la oportunidad de cumplir algunos otros que se quedaron grabados desde el primer momento... ya os he comentado escaladas como las Courtes (Suizos) o las Droites (Ginat).

Las Droites siempre ejercieron una poderosa fuerza sobre mis sueños... y siempre soñé con recorrer algunos de los itinerarios más clásicos, sin importar repetir cumbre tantas veces como fuese necesario.

Un invierno, a principios de los 90, decidimos parar un par de días en Chamonix... antes de continuar hacia el Cervino, por ésa carretera serpenteante del puerto de Martigny... a menudo repleta de imprevistos en ésta época de nieves frías.

... magnífico día... magnífico frío... magnífica retirada...

Nuestro objetivo sería el corredor Lagarde de las Droites, una ruta amable que solo ofrece alguna dificultad en los primeros 200 metros... luego se convierte en una larguísima canal, seguramente monótona, hasta cien metros bajo la cumbre, donde un terreno mixto alegra el espíritu.

El día era magnífico... pero los anteriores nevó en abundancia... y así... a punto de alcanzar el canalón central tuvimos que abandonar por asfixia... ¡sí... sí... reíros!... pero no pudimos aguantar las continuas coladas de nieve polvo de las que se sacudía el gigante... y nos fuimos de allí como llegamos... con un día espléndido; bueno... pensamos... nos desquitaremos con el Cervino... ¡ja.. ja.. y ja!.


Un verano, a mediados de los 90, nos juntamos por Chamonix una cuadrilla importante... amigos y otros que lo fueron más tarde tras pasar juntos un par de días alegres al inicio y muy inquietantes al final; en total media docena de tipos que conocerían emociones fuertes... ¡qué bien! ¿eh?.


El espolón norte de las Droites es una de las escaladas más largas del macizo - 1.200 metros - un espinazo de roca que nace del glaciar, se afila a media altura, se estrella contra un muro de mixto - en plena cara norte - y muere a los pies de una infinita arista de nieve repleta de gendarmes rocosos.
Una joya alpina.

Recorrimos el glaciar de Argentière a primera hora de una mañana fresca y con nubes blancas que dejaban libre la cumbre... mientras jugueteaban a esconder buena parte del espolón de roca.


Comenzamos a trepar por terreno roto, machacado por caídas de piedras, hasta un punto donde vestirnos de alpinistas y empezar la escalada en condición de tales.

Todo indicaba que nos esperaban horas de gozo... razón suficiente para venir aquí.


Todavía por terreno amable se hace necesario buscar un camino que nos deposite directamente en el filo del espolón... la ruta que perseguimos se corresponde, hasta el bastión que llaman el "Castillo" - una aguja de roca compacta y buenas proporciones - con la que inauguraran Claude Deck y Sylvain Jouty en 1970 y a la que llaman "directa francesa"... a partir de ahí se recorre el itinerario clásico de Ch. Authenac y F. Tournier de 1937.



Estos primeros cientos de metros admiten algunas variantes... incluso despistes, cosa que seguramente también nos ocurrió... puesto que todavía no estoy muy seguro de por donde anduvimos... eso sí... recuerdo que nos encontramos, en una pequeña repisa, un tenedor retorcido "made in Japan"... aunque esto no es garantía de algo bueno... los japoneses tienden a ir por lo más duro y vivaquean en lugares inverosímiles.


Y así... ya por fin nos montamos en un filo compacto con buenas vistas a ambos lados... donde tan pronto recibimos aires heladores de la cara norte, como ausencia de vientos en la vertiente NE... según cabalguemos unos metros por allá o por acá.

El paisaje es demoledor a ésta altura... destacando justo enfrente, en el margen orográfico contrario, la Aig. de Argentière... y a sus pies, rozando las morrenas, el refugio del mismo nombre.

Es una sensación extraña puesto que no estamos en una pared si no en una arista que nos permite ver los muros, a izquierda y derecha, del mismo paredón... éste filo los divide y sin embargo también pertenece... con más entidad según ascendemos... al mismo espacio norteño; la sensación va desapareciendo a medida cogemos altura... cuando la cara norte se adueña de todo.



... con la casa a cuestas...

Llegados al "Castillo"... no encontramos manera de continuar nuestro camino; tenemos enfrente un muro monolítico... a la derecha una plancha de roca inclinada en exceso y cubierta de nieve polvo... a la izquierda habría que descender unos metros, y eso es lo que hacemos... que no es otra cosa que meternos directos al "marrón".

Unos diedros amables, en vertiente NE, parece que quieren conducirnos de nuevo a la arista... pero la cosa no será tan fácil...



Se nos echa la noche encima... envuelta en una niebla que añade más incertidumbre de la deseada; es evidente que estamos fuera de ruta... pero la roca se deja seguir escalando y así seguiremos hasta encontrar un lugar para vivaquear.

El último largo antes de localizar unas buenas repisas ya lo hacemos entre dos luces... algo inquietos y preocupados puesto que la estructura de una vira abombada no permite ver más allá de unos metros... y  claro... enciende el cerebro con eso de... ¿y si no hay descanso arriba?.

... pena... penita... pena...

... ¡verás tu el lío!...

Desaparecen inquietudes cuando se presentan a la vista un par de terrazas... como una balconada en la fachada de un edificio en obras; somos seis... así pues nos acomodamos cuatro en el piso inferior y dos en el superior... todos con vistas espléndidas, bueno... eso lo suponemos porque ya nos cubren nieblas y sombras.

... ¡seguro que me toca la piedra de pico!...

Nos amanece en posición similar a la que nos alcanzó la noche... es decir... tirados como perros, aunque eso sí... podemos ver realmente la posición que hemos ocupado unos y otros vecinos durante la noche.

Algo no va bien... la niebla es densa y húmeda... el viento inexistente... y las señales hablan de un cambio en las condiciones atmosféricas... esto no me gusta un pelo.

... los vecinos del piso de arriba...

... los del piso de abajo...

Nos decidimos por continuar, aunque ahora comienza a nevar débilmente... y ya alcanzada la brecha superior del "Castillo"... aquella a la que debiéramos haber llegado por el itinerario correcto... alguien lanza la pregunta fatídica... ¿hacemos bien en seguir?... uffff... esto es lo más parecido a un torpedo bajo la linea de flotación del mercante.


Entonces comenzamos una nueva andadura... hacia abajo... por terreno desconocido y a la búsqueda de la horizontal.

... de momento solo chispea...

Algo me dice que estamos cometiendo un error... nos encontramos en un canalón sin escapatoria... todo lo que caiga por aquí tiene posibilidades de encontrarnos... y está empezando a llover... no sé... vamos a tener lo nuestro.

... ya empieza la granizada...

Se cumple la "Ley de Murphy"... si algo puede salir mal, saldrá mal... y en el peor momento posible.

Comienza una tormenta de granizo que nos azota con fuerza... y el canalón se convierte en una masa de granos de hielo... en un movimiento continuo que, a veces, no nos deja ver el terreno.

Luego... llega el agua... ¡joder!... esto es lo que debíamos haber pensado, que la temperatura subiría grados con cada descenso de 60 metros de cuerda... y tenemos unos cuantos por debajo.

Pasan silbando cascotes que arrastra el agua y otros que son arrastrados por los que les golpean... estamos en una auténtica bolera y nada podemos hacer excepto organizarnos la cosa; tenemos seis cuerdas... así que mientras una cordada rapela y carga con dos cuerdas más para montar el siguiente... los segundos les siguen para llevarles otras dos cuerdas... y los terceros recuperan todo para seguir pasando cuerdas y que no les falten a los que abren camino... ¡la leche!.

... nos rodean las cascadas de agua...

Estamos empapados... al punto de que sale el agua por la caña de las botas, como una surgencia que brotara del interior; no hace un frío excesivo pero tiritamos como cachorros sin madre... y uno de los compañeros entra en hipotermia seria... apenas puede hablar y manejarse en el descenso.

Los rápeles se suceden y el agua no cesa... ni de caer ni de correr; es difícil recuperar las cuerdas... que se estiran como chicles y enganchan piedras que se nos vienen encima... al compañero perjudicado hay que colocarle el descensor y rezar para que logre llegar a la reunión... no sin antes darle a beber un sorbito de caldo del termo que rellené en el vivac; esto parece que le recupera... al menos hasta la próxima reunión segura.

Un par de veces tenemos que cruzar las corrientes de agua furiosa... como si de un descenso de aguas bravas se tratara; un esfuerzo tremendo a tres o cuatro rápeles del suelo... que se ve recompensado... por el abandono de dos cuerdas - la Ley de Murphy -, imposible que corran aún tirando entre varios... allí andarán.

... tremendo...

Llevamos horas en éste trajín que parece no tener final... nos quedan cuatro cuerdas y no vemos suelo, esperemos que no sea necesario abandonar más... mientras tanto llegamos a la saturación total del liquido elemento, no es posible absorber más agua... e increíblemente ninguna piedra nos ha herido... ¡inaudito!.

Nos recorren calambres, tiriteras, espasmos y dolores diversos... estoy a punto de volver a sacar el termo y repartirnos lo que queda de caldo caliente... pero me contengo, no hasta pisar glaciar y salir de allí.


En las esperas de las reuniones nos apretujamos mientras el agua hace su trabajo de lamernos de cabeza a pies... al revés también, por los arroyos que recorren la pared; las cabezas gachas apoyadas unas contra otras... parecemos un corrillo de monjes en oración perpetua.
Constantemente un golpeteo continuo en los cascos... clinc, clinc, clinc... millones de chinas como lluvia de meteoritos... todo revuelto como en una sopa de sobre; cientos de piedras como puños se estrellan a nuestro alrededor.

Hemos abandonado multitud de anillos, clavos, fisureros, mosquetones... todo lo que nos asegurara un anclaje fiable... y abandonaremos lo que haga falta sin rechistar.


... ¡por fin!... último rápel al glaciar...

Entre dos luces atravesamos una rimaya que se traga todo lo que cae de la pared... da miedo solo mirarla... recibiendo aguas, piedras y restos de nieves que desaparecen en la negrura de ésa enorme grieta.

El glaciar también está plagado de cascotes que rebotaron metros más arriba y sobrevuelan la rimaya... ¡joder!... y aquí seis "intocables" que se alejan sin un solo rasguño.
Nos terminamos el termo que sabe a gloria.


Se hace noche cerrada cuando descendemos el glaciar que defiende a las Droites y llegamos al principal de Argentière... tenemos enfrente el refugio pero, aunque sigue lloviendo, decidimos llegar a Chamonix a toda costa... andando tranquilamente, que el agua ya no molesta y el movimiento nos reanima, incluso el perjudicado sonríe.


Nunca jamás me he vuelto a ver en situación similar... un descenso de cañones de altura... en una norte que nos respetó la vida.