Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


sábado, 26 de enero de 2013

Intentos al Cervino

Si algún alpinista "clasicorro", de los que trasteáis por aquí, necesita de alguien que le asegure una retirada... algo digna... de la cara norte del Cervino... ése soy yo.
Sin duda alguna.


Poseo casi todas las posibilidades... verano e invierno... sin comenzar y a punto de hacerlo - desde el camino al refugio y también el refugio - desde el glaciar de entrada y los primeros metros del planchón inicial... también desde lo alto del planchón y algo más allá.
Sin olvidar desde el diedro y algo más arriba.

Total... menos completar la escalada... conozco la forma de bajarse de allí... sin pasar por cumbre.

La cara norte del Cervino y yo... buen título a lo Juan Ramón Jiménez... tenemos una relación, cuanto menos "interesante".

A veces... sueño que me toca el último largo... me trinco a la cruz que corona éste montón de escombros tan bien colocado... y grito al compañero... ¡cumbreeee!.

... ¿otra vez de retirada?... machote...

Todo empezó allá por el 79... un verano haciendo cola en la taquilla del teleférico, en Zermatt, a punto de que la operadora tecleara que dos españolitos querían subir a la estación superior de Schwarzsee... ¡zas!... las enormes nubes negras que se sostenían sobre nuestras cabezas... descargaron un trallazo y se cortó la luz; seguro que fue un presagio... y salimos  de allí escopeteados... directos al bar.

En años posteriores siempre sería el invierno la estación elegida... ya no eran las cosas como antes y aquella "escombrera maravillosa" solo ofrecía ciertas garantías cuando todo estaba sujeto por los hielos invernales.

... preparando viaje con algunos amigos que tuve la fortuna de conocer...

A finales de los 80 tuvimos dos intentos... uno abortado en la rimaya, aquello era un paquetón de azúcar... y otro, al contrario, tras superar el planchón en un hielo vítreo que nos hizo pensar en que se avecinaban vivaques a destajo.

Salimos de allí con un magnífico día.





A principios de los 90 hubo más oportunidades; la primera se convirtió en una odisea... cuando nos alcanzó una tormenta, en compañía de unos checos que decidieron huir hacia la arista que lleva al refugio Solvay... y nosotros, tranquilamente y dominando la situación, empezamos a rapelar por la cara norte.


Utilizamos todo lo aprendido... clavos y puentes de roca... "abalakov" y tornillos... incluyendo setas de nieve al final.



Todo fue perfecto hasta que, envueltos en la ventisca, traspasamos lo que creíamos era la rimaya... y empezamos a destrepar una pala de nieve que intuíamos nos llevaría dulcemente al glaciar.
Pero no fue así... la montaña es aprendizaje continuo y no todo es lo que parece.

Resultó que la vertical de las cuerdas nos llevó bastante más a la derecha de la entrada que iniciáramos en la madrugada... y ocurrió que nos encontramos con dos rimayas más... que no vimos ni se nos ocurrió pensar existieran; desde arriba no se mira igual... y se hace necesario escuchar las señales.


Todos atados... todos destrepando la pala de nieve, cara a la pared, y ¡zas!... de repente coloqué un pie en el aire justo para ver... con el subidón de adrenalina y ya volando... la bóveda azul celeste que se abría ante mí.
Un tirón... un parón... y otro tirón que me llevó al suelo.

Luego... llegaron los compañeros... que se estrellaban a mi lado, envueltos entre las cuerdas y espolvoreados de blanco.
El último, claro está, recorrió más metros... y jamás le preguntamos que sintió... solo que salió perjudicado y hubo que empezar a navegar... ya en noche cerrada, ventisca y cuerpos acorazados de hielo... para encontrar el regreso al refugio Hornli.

Tanteando grietas escondidas... uno cargado con la mochila del compañero y otro adivinando un camino imposible... ayudándole a mantenerse en pie; con calma justa... logramos, muchas horas después y casi al amanecer... colocarle junto a la estufa de leña del refugio.


Algo indicaba que quizá tuviera un pulmón perforado por alguna costilla... y la tormenta seguía.

Allí... en la cocina... había un teléfono, así pues... descolgué y marqué un número de alguien que anunciaba, en un panel de corcho, algo que se me antojó traducir como "vuelos panorámicos en avioneta"... ¡zas!... siempre hay gente dispuesta a cualquier hora; parloteo en inglés que tenemos un problema y estamos en el refugio Hornli... me contestan algo que no entiendo... y cuelgan.



Pocos minutos después casi nos rompe el corazón un fantástico sonido... ¡riiiingggg!... ¡joder!... el servicio de rescate suizo me pasa con un doctor, de perfecto inglés, que me hace preguntas... que debo repetir al herido... y así... quedamos en esperar un tiempo para que el helicóptero pueda volar, siempre y cuando no veamos empeorar la cosa y entonces... entonces, sea cual fueren las condiciones, saldrá un grupo desde Zermatt a pie... me dice que le calculan unas ocho horas llegar hasta nosotros.
Me dan un número para que avise de cualquier problema... en cualquier momento y con cualquier cambio.
Así me gustan a mí los tíos.

Un par de días más tarde nos despierta ése sonido que alegra el corazón y apenas asomados a la ventana... nos llegan los "fabulosos" olores a keroseno.





Al año siguiente... y quizá la mejor oportunidad que tuve para completar la norte del Cervino... repetí con éste compañero... y volvimos a encontrarnos con los checos, tan perseverantes como nosotros, alegres y de material escaso... gente dura como el acero.

Pero no pudo ser y de nuevo rapelamos por el ya conocido itinerario del año anterior... eso sí... traspasamos las tres rimayas sin contratiempos.

Y de nuevo... a mediados de los noventa... tuvimos dos intentos más, abortado uno en el camino de acceso al refugio, donde hubo que cavar una cueva y aguantar un temporal violento ¡joder... en un camino!;  y otro en el mismo refugio... donde pasamos tres días a la espera de mejoría del tiempo... ¡ah!... y sin estufa de leña: dos dedos de hielo en las paredes de la cocina... sin saco y aplastados por el peso de todas las mantas que por allí encontramos.

Pero cumplimos una promesa... lanzar a los vientos del Cervino las cenizas de un amigo desaparecido... Gaspar Muñoz, por expreso deseo de su compañera.


Cosas del destino... ésa misma semana hubiéramos salido hacia Zermatt... dispuestos a ganar la batalla... y yo seguro de triunfar con tan magnífico ejemplar.

Gaspar navega libre por las montañas que siempre amó... y yo estoy seguro que volveré, aunque solo sea por sentirle más cerca.



15 comentarios:

  1. Una lástima Carlos que aún no hayas podido abrazar la cruz de cumbre, pero seguro que cuando lo hagas el sabor a victoria es mucho más enorme que si hubiera salido a la primera.

    Saludos.

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    1. Si llega el momento... seguro que me sabrá a gloria... aunque ¡hombre!, no me hubiera sabido mucho peor haberlo logrado antes.
      Gracias, Diego.

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  2. Una historia de amor y odio, esa que mantienes con el Cervino, de separaciones y reencuentros. Seguro que todavía queda algún intento....
    Lo de "a la tercera va la vencida" habrá que ir pensando en cambiarlo.
    Saludos

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    1. Así es, Nicolás... ni la tercera, ni la cuarta, ni la quinta........ en fin, habrá que perseverar y ya veremos que pasa... y si no pasa... pues tampoco pasa nada, bueno... que siga soñando.
      Un saludo.

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  3. Bueno,bueno estas historietas cuando las les tranquilito molan...pero si las vives en directo "Ostias Pedrin"...yo tambien me batí en retirada de la arista de Lion por mal tiempo...pero tengo El Cervino en el coco y sueño con subirlo...por alguna de estas tres aristas Zmutt,Furggen o Lion...lo que me falta es el compañero adecuado para la empresa...y si no pues ha seguir soñando.
    Saludos.

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    1. ¡Ah!... pues bienvenido al club, Miguel Ángel.
      Seguro que consigues tu objetivo... perseverancia y ciertamente encontrar al compañero que tenga el mismo sueño... que alguno habrá.
      Un saludo.

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  4. Especialista en retiradas jojojo ...bueno Carlos para que están los records ? ...para batirlos no ? ... aunque mejor pensado la clave sea escojer otra ruta , esta claro que esa está maldita. Parece mucho menos escombrera por donde discurre la Piola-Steiner. Slds

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    1. Bueno, David... se me resiste... pero me quiere... jejejeje. ¡Hombre!... cierto que hay otras rutas, pero para un clasicorro... la clásica, es la clásica. Y, a ser posible, en invierno.
      Lo que ha ocurrido es que no logré encontrar el momento adecuado... pero quizá todavía me llegue.
      Saludos.

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  5. Ánimo Carlos, perseverancia! Confío en que más pronto que tarde leeré el relato de tu desquite con el Cervino, su Norte y los Schmidt.
    Un saludo

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    1. Gracias, Diego... desde luego estaré encantado de relatar la cosa... y trincarme a la cruz de la "escombrera maravillosa".
      Saludos.

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  6. Otra vez será, eso seguro! Nosotros también tenemos una relación especial con el cervino ya que uno de nuestros modelos se llama así. Seguimos tu blog, con tu permiso. Saludos desde Burgos

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  7. Seguro que algún dia la consigues, yo viví en Antagnod una temporada y no me cansé de comtemplar esta montaña desde otras muchas cumbres, es una montaña que nos hace soñar a todos!!

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    1. Desde luego habrá que perseverar... luego ya, lo que tenga que ser.
      Saludos cordiales.

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  8. Qué hay Carlos,

    Si fuera sencillo no sería tan atractivo intentarlo. Los clasicorros otra cosa no pero a cabezones no nos gana nadie ;)

    Suerte con la siguiente y sobre todo disfruta de ello ;)

    Salu2

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    1. Cierto, Vlady... siempre perseverando, pero vamos ¡que ya está bien!...jejejej.
      Aún no se ha cerrado la posibilidad y - pase lo que pase - será disfrute... antes, durante o después... ya se verá.
      Saludos.

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