Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


jueves, 13 de septiembre de 2012

Petit Dru

El Dru parece vigilar el valle de Chamonix, mirando al oeste, como un centinela en infinita vigilia cubriendo sus hombros con una inmensa capa que roza el glaciar. Sin embargo será la cara norte, algo más corta y sombría, la que pertenece a la historia del alpinismo clásico.
La denominación correcta de éste impresionante obelisco sería Aig. du Dru... con dos cimas bien diferenciadas... el Grand y Petit Dru... de 3.754m. y 3.733m. respectivamente.

Su cumbre fue alcanzada en 1879 por J.Charles-Straton, P.Payot y F.Folliguet por una ruta que actualmente se considera como la normal de subida y también de bajada con algunas variantes. Desde luego no está regalada y exige concentración.


...Aiguille du Dru...


En 1904 se registra el primer intento serio  a la cara norte, a cargo de la cordada Ryan/Lochmatter

y en 1934 es descendida en rápel por la cordada Robert Gréloz y André Roch (famosos por su cara norte del Triolet), lo que podríamos considerar una auténtica novedad en aquellos años.

Los días 31 de julio y 1 de agosto de 1935, contra todo pronóstico, Pierre Allain y Raymond Leininger se hacen con la tan deseada norte del Petit Dru que se convierte en la tercera pared incluida en la inevitable lista de las seis grandes.

Es justo y obligado repasar brevemente la vida de Allain, ése hombre de pelo enredado y mirada traviesa, al que años después apodan el viejo. Nacido en Mirabeau (Francia) en 1904, descubre la montaña en 1928 y pocos años después se convierte en el maestro de un terreno de juego que le ofrecerá la posibilidad de alcanzar un alto nivel en la escalada en roca. Fontainebleau un bosque repleto de bloques donde apurar la dificultad y que los clásicos de la época desprecian por no ajustarse al modo de entender el alpinismo del momento.


En pocos años aborda sus primeras escaladas en alta montaña, con aperturas serias y repeticiones de otras rutas memorables, aprovechando su ingenio para fabricarse material (en 1939 crea el primer mosquetón ligero en aleación de aluminio, sin olvidarnos del descensor para rápel o los míticos pies de gato P.A.)...  actividad que continuaría hasta su fallecimiento en el año 2000.

Su lista de primeras es impresionante travesía Agujas de Chamonix, sur directa Meije, arista nordeste Grand Charmoz, oeste Aig. Blatière, arista este Cocodrile, etc. sin olvidar la tercera repetición de la Walker a las Grandes Jorasses.
Como a toda aquella generación de hombres curtidos, se le detiene el tiempo con la II Guerra Mundial y finalmente participa en la liberación de Chamonix, en 1944, donde entabla amistades duraderas con otros grandes como Terray, Rébuffat, Lachenal, etc.


Aunque realiza actividades en hielo y nieve (participa en una expedición francesa al Himalaya…asciende la norte de las Courtes en solo tres horas, etc.) siempre reconoce que prefiere la roca y el terreno mixto y se muestra muy crítico con la escalada que utiliza medios artificiales sistemáticamente. Es un purista con una visión moderna y atrevida.

En el verano de 1935 un grupo de alpinistas liderados por Raymond Lambert se retiran de un intento a la norte del Dru y Allain no se lo piensa dos veces, convence a Leininger y juntos, en dos días de escalada, pasan a la historia.
Leininger nace en París en 1911 y podríamos decir que su historial acompaña al de Allain son inseparables. También participa en la expedición francesa al Himalaya, realiza un viaje en bicicleta en 1938, junto a su mujer, desde los Alpes al Hindu Kush y en 1951 consigue la primera ascensión a la cumbre norte del Alpamayo.

En el transcurso de una entrevista a Raymond Leininger, en 1977, cuenta una anécdota muy significativa sobre la tremenda carga emocional que soportaron. El día que se dirigen hacia su objetivo desde Montenvers son abordados por dos turistas que les estrechan las manos de forma reverencial y efusiva, mientras uno sentencia…”si vuelven vuelvan con vida.

*APROXIMACIÓN.
Si bien tradicionalmente se ha utilizado la aproximación desde Montenvers, hoy en día y debido a los constantes derrumbes que afectan a la vertiente oeste, personalmente considero que existe un peligro real en atravesar la base del Dru. En cualquier caso las decisiones las toman los alpinistas y desde la Mer de Glace el terreno a seguir es evidente.

Desde Grand Montets existen tres opciones, a evaluar según condiciones, que permiten acceder al glaciar del Nant Blanc a diferentes alturas.


Las dos primeras obligan a remontar ligeramente hasta la rimaya, bien visible, de la Petite Aiguille Verte (como referencia tendremos que subir hacia una agujita de roca muy llamativa si optamos por la zona alta o atravesar unos 80m por debajo de ella si nos decidimos por la opción más baja).
Estas dos posibilidades acaban en el mismo lugar del glaciar y la que va más alta dispone de un par de rápeles con cintajos, aunque son prescindibles. Desde éste punto de encuentro se atraviesa el glaciar hasta una isleta de roca característica, justo al pie del espolón que baja de la Aig. Sans Nom (buen vivac).

La tercera opción consiste en descender directamente desde Grand Montets, siempre bajando hasta encontrar un primer corredor bien definido. Podría ser la opción más cómoda, pero es mas larga puesto que acaba muy abajo y será necesario atravesar un glaciar roto y remontar todo el cono de entrada desde el inicio.
Le daremos un par de horas, bien cumplidas, para alcanzar la entrada al espolón rocoso de la norte del Dru.

*DESCENSO.
Unos destrepes delicados e intuitivos nos llevarán al primer rápel y desde allí encontraremos multitud de posibilidades se hará necesario elegir la que más convenga, en cualquier caso serán en torno a 8/10 descensos hasta la altura del hombro, el espaldar de las Flammes de Pierre, luego destrepes y según condiciones más rápeles en terreno tumbado pero delicado.

A la altura de la base de los inconfundibles pilares del Grand Dru tendremos que estar al tanto para atravesar hacia una ligera brecha (margen orográfico izquierdo) que se convierte en una larga vira rocosa que bordea toda la muralla y nos deposita en el glaciar. Desde aquí es evidente alcanzar el refugio y siempre atentos teniendo en cuenta que estamos en una zona peligrosa.

Es importante localizar el inicio de la vira, de lo contrario y si seguimos bajando, acabaremos en una zona comprometida que recibe desprendimientos, sobre todo en horas del mediodía.
Lleva su tiempo calcular 3 o 4 horas.


*MATERIAL.
10/12 anillos + mosquetones.
1 Jgo. Friends (repetir intermedios).
1 Jgo. Aliens o jgo. Fisureros.
Crampones y piolet.
Opcional : Mini infiernillo (no siempre encontraremos agua).

*LOGÍSTICA.
La ruta depende mucho de las condiciones existentes es una norte con sectores que rozan el oeste. Alcanzar el refugio de Charpoua en el día requiere un avance sin contratiempos, fluido y constante.

Si se decide ganar algunas horas, podremos vivaquear en la isleta rocosa y atacar al amanecer pero, claro está, cargaremos con un equipo extra para pasar la noche (si estamos curtiditos una chaqueta adicional de fibra o pluma y una funda de vivac serán suficientes para la noche toledana; de lo contrario saco ligero).


*PELIGROS OBJETIVOS Y CONSIDERACIONES SOBRE LA RUTA.
Los primeros 100 m. (corredor Lochmatter) y los otros siguientes 100 m. están expuestos a las descargas del nicho”… por lo que sería conveniente informarse en la oficina de Guías de las últimas novedades. esto es de máxima importancia teniendo en cuenta que los desprendimientos de los últimos años también afectaron a ésta vertiente.

Encontraremos terreno removido por caída de piedras y siempre que sea posible avanzar en ensamble asegurado.


La rimaya no suele ser un problema mayor pero los primeros metros nos pillarán en frío, un lomo pulido en torno a V que nos introduce en un corredor caótico.
Desde luego que la primera vista, según nos acercamos desde Grands Montets, resulta algo inquietante.
Pero, tranquilos, todo será diferente pasados los fríos de la mañana.




Luego vendrán unos magníficos diedros usualmente húmedos, aunque ya en roca franca y de escalada atlética, que nos dejarán en el inclasificable sector de arrastrar el cuerpo y avanzar lo mejor posible.

...espléndida escalada...
... offwith/chimenea...
... fisura Lambert...

El offwith/chimenea que da acceso a la travesía para alcanzar la fisura Lambert, es penosa de largo. Luego tras la fisura encontraremos la clave para saber si nos acompañará la suerte. Un terreno en torno a IV+/V que, de estar mojado o helado, nos retrasará muchísimo y se convertirá en el largo más duro de la ruta.

...zona clave segun condiciones...

A la altura del nicho y a diferentes niveles existen tres repisas, con vistas a la cara oeste, que permiten vivaquear aceptablemente.
Aquí tenéis un atardecer, justo en uno de los pequeños espacios (marcado como terraza en la siguiente foto/croquis)... ¡impresionante!.


La fisura Allain es la opción original (6A) y se encuentra en el lado izquierdo. La otra opción sería la fisura Martinetti (V) localizada a la derecha y que curiosamente no fue descubierta hasta la sexta repetición de la vía.

... inicio fisura Allain...
...larga y atlética...

A unos 70 m. de la cumbre se encuentra una vira de cuarzo donde se puede vivaquear a cubierto y que comunica por un pasadizo con la vertiente sur. Desde aquí también parte una línea de rápeles que nos lleva, de forma directa y por muros verticales hasta las inmediaciones del espaldar de las Flammes de Pierre.

El itinerario original a cumbre sigue, desde la vira de cuarzo y sin atravesar el pasadizo, una chimenea profunda y húmeda todavía en cara norte, que nos llevará directos a la cima.

... vira de cuarzo y pasadizo a vertiente sur...

*ESCALADA.
La vía es cambiante, dura y atlética. Son casi 900 m. en los que solo se recibirá sol a ultima hora de la tarde. El ambiente es riguroso y serio. El horario será un misterio y puede variar entre las 8/9 h. y las 12/14 h. suponiendo que no se imponga un vivac en cualquier punto del recorrido. A pesar de que siempre oigo aquello de que estas clásicas están llenas de clavos”…lo cierto es que yo nunca he tenido la suerte de repetirlas así.

Sin embargo, puede protegerse perfectamente con la artillería actual. La dificultad máxima será 6A si elegimos la fisura Allain o V si nos decantamos por la Martinetti. En ambos casos, los A0 quedan a gusto del consumidor según condiciones de la roca.

Una joya por la que mereceremos una buena cena con vino incluido y dormir con una sonrisilla tonta mientras pensamos en la siguiente.

... Leininger y Allain, tras la escalada...



martes, 11 de septiembre de 2012

Chacraraju I

"Un 20 de agosto de 1978... a las dos y media de la tarde alcanzamos la cumbre oeste del Chacraraju (6.113m.) en la Cordillera Blanca de los Andes. La ruta elegida fue la Bouchard/Meunier de la cara sur.
Hasta ese momento solo 13 personas habían llegado a esa cima y a nosotros nos tocó romper el maleficio de un mal número.
Hicieron falta tres días navegando por un océano helado puesto en pie.
Hubo lloros, risas y vómitos y luego hubo que bajarse de allí”.

Encontré éstas líneas escritas en una hoja cuadriculada, arrancada de un cuaderno de muelles en espiral que no logro encontrar pero seguiré buscando. Me he propuesto contar una historia que sucedió hace casi 35 años de momento y que, a pesar del tiempo transcurrido, sigue fresca y viva en una cabeza que olvida cosas pero nunca sensaciones.
Tendré que subir a la troje donde baúles, libros, fotos y un sinfín de trastos, almacenan polvo desde hace años porque la troje está para eso para amontonar recuerdos de los que echar mano cuando llega el momento.

Entretanto echaré mano de la memoria y ya iremos viendo como terminamos la faena.


A principio de los años 70 el Club Alpino Maliciosa acogía a un nutrido grupo de escaladores iconoclastas, irreverentes y rebeldes buena gente que tenían cita inexcusable los jueves a la tarde, en un piso alquilado de techos altos y habitaciones dispersas. Aquel espacio de la calle Augusto Figueroa era un templo al que acudíamos para comentar las peripecias del fin de semana anterior y hacer planes para el siguiente. Si algo era sagrado entonces solo podía ser presentarse allí y charlar con todos los que, durante mucho tiempo, escribirían unas páginas brillantes de la historia del alpinismo madrileño.

Una vez zanjados los asuntos mundanos en relación a las escaladas que se hicieron días antes y sellado el trato de honor con el compañero que aceptaba formar parte de la cordada para la siguiente aventura llegaba la hora de brindar.


La tasca, pequeña y mugrienta, a la vuelta de la esquina, nunca tuvo espacio bastante para albergar a los que allí acudíamos pero calle siempre hubo así que todo se repartía con alegría. Aquel tugurio estaba regentado por un matrimonio de cierta edad él, con faldón de rayas pescadero ella, una mujer guapa de las de antes, bien arreglada y con su mandil blanco de volantes impoluto. La sartén de los refritos, siempre en marcha, emanaba olores que impregnaban el barrio y no se hacía necesario saber donde estaría el cuchitril bastaría con fiarse de la pituitaria incluso antes de terminar de subir los últimos escalones de salida del metro Chueca.
Lo cierto es que nos tomamos cariño y allí se cerraban los tratos entre cañas, bravas, pescaditos y pimientos fritos picantes.

En alguna ocasión nos tocó recibir visitas inesperadas. Un tropel de gente muy variada en edades entraba como una tromba en aquella tasca y empezaba la fiesta. En un instante volaban tarros de pepinillos en vinagre, quesos a medio cortar, frascos de aceitunas rellenas, botellines, cañas sin terminar, pinchos de tortilla y la media docena de sillas que por allí quedaban. Los taberneros saltaban la barra y, juntos, hacíamos frente a ésos tipos entre los que solía encontrarse una mujer enjoyada, con un magnífico abrigo de piel y tacones de vértigo que repartía golpes a mansalva.
Se conoce que nos cogieron cariño o nos confundieron con algún grupo revolucionario lo cierto es que la sede de Fuerza Nueva, pocas calles más abajo del Maliciosa, hacía sus planes para visitarnos.

Alguna vez ganamos nosotros, pero casi siempre vencían ellos el tabernero siempre perdió.

Una de aquellas tardes, mientras deambulaba en busca de compañero, me dijeron que se andaba pensando en una expedición a los Andes y, a partir de ése momento, se acabó el descanso. La sección de montaña comunicó oficialmente la noticia y todos los interesados en participar se apresuraron a presentar credenciales. Una locura colectiva se apoderó de las gentes del Maliciosa y, tanto los que se vieron con posibilidades como los que no, empezaron a creer que aquello podría ser posible aunque inicialmente siempre pareció un sueño inalcanzable.

Para entender lo que significaba en aquel entonces una expedición a los Andes, de un grupo de muchachos recién salidos del colegio, es necesario acomodar la mente a la época en que todo esto ocurría finales de los 70... cuando a éste tipo de cosas solo tenían acceso los alpinistas de cierta edad y recorrido. De los dineros disponibles ni hablamos.


La noticia de la expedición del Maliciosa recorrió los clubes de montaña de Madrid a la misma velocidad que todos los vecinos de un bloque saben que la niña del cuarto A está embarazada y no tiene novio. Horas después ya lo sabe el barrio entero.

Así las cosas y un tanto ajenos a la realidad, dedicamos el máximo tiempo posible a escalar las rutas de renombre, las más cercanas al bolsillo y territorio todas aquellas que pudieran darnos fuerza y confianza en nosotros mismos y de alguna forma poder ofrecer una imagen homogénea que nos permitiera ser considerados merecedores de participar en la expedición.

Llegaba el momento de realizar una selección entre los participantes y entretanto se preparaban salidas conjuntas en las que, al más puro estilo japonés, se escalaba cualquiera fueran las condiciones reinantes hubiera amanecido o a punto de anochecer, viento o lluvia, nieve o granizo vivaqueando, tirados como perros, en cualquier lugar sin protección alguna. Tan contentos.

...reuniones interminables...

Por aquel entonces, Ramón Muñoz, director de la revista Alta Ruta del CAM, trataba de poner orden en la idea que siempre lidero Antonio Trabado el organizador nato.

...revista del Club Alpino Maliciosa...

La fuerza de la ilusión de todos los participantes era tal, que nunca hubo quejas ni lamentos en aquellas salidas de entrenamiento. Recuerdo algunas especialmente memorables, como un recorrido por el Circo de Gredos que hasta años después no logramos saber donde estuvimos y resultó que aparecimos, envueltos en una ventisca infernal, en la arista cimera del Cerro de los Huertos. También la Maliciosa nos recibió con aguanieve constante, pero no importó, se montaron cuerdas fijas y allá que subimos con bloqueadores para practicar lo que creíamos que nos esperaría en los Andes. O en Galayos donde una parte del grupo equipó, durante la noche y apartando nieve para abrirse paso, la cara oeste del Pequeño Galayo para que el resto, antes de amanecer, subiéramos por las cuerdas fijas bien cargados con mochilas innecesarias.
Entretanto se iba perfilando el objetivo, que se centró en tres puntos irrenunciables: montaña superior a 6.000m., no ascendida por españoles y de reconocido prestigio.

Así las cosas, se acercaba el momento en que, la que dimos en llamar Comisión Técnica compuesta por tres miembros del grupo estableciese una selección entre los casi 20 participantes y se decidió votar en secreto con una lista personal de un máximo de 7 nombres número que parecía óptimo para la expedición.

Todavía quedaba en el aire una de las incógnitas principales la montaña elegida. Yo no sé que ocurrió pero un día me enseñaron un ejemplar de la revista La Montagne et Alpinisme, editada por el Club Alpino Francés, donde aparecía un artículo de Nicolas Jaeger y Bernard Muller, con el sugestivo título: Del Huascaran al Ausangate.
El idioma francés nunca fue mi fuerte a pesar de los esfuerzos que, años antes, la magnífica profesora de bachillerato realizara conmigo cuando, sentada de lado en la mesa dejaba ver unas espléndidas piernas y me llamaba a su lado. Carlos repite conmigo je suis libre”…y a mí se me nublaba la vista.
Lo cierto es que releí cien veces aquel informe que hablaba del nuevo concepto de expediciones ligeras, rápidas y en estilo alpino. Y luego había una crónica alpina de las actividades realizadas por el mundo durante el año 1977.

Me dijeron que una de las montañas elegidas era el Chacraraju y tras ver una foto marcada con una línea que parecía caer de la cumbre como una plomada ya tuve claro que me subiría a ésa montaña por ése itinerario, aunque me fuera la vida en ello. No me fue pero pudo ser.

...Chacraraju 6.113m. ...

Aquella montaña bicéfala, que une sus cumbres por una impresionante arista de merengues inestables, estuvo considerada durante muchos años como el pico imposible y no fue hasta 1956 que los primeros seres humanos pisaran su pequeña cima, nevada y cambiante siempre batida por vientos furiosos.
Tras realizar un recorrido por las quebradas que la circundan, a la búsqueda de la mejor opción para su escalada, acompañados por 40 acémilas y unos cuantos arrieros una expedición francesa, liderada por Lionel Terray decide que la quebrada Waripampa en la vertiente nordeste, reúne mayores probabilidades de éxito. El 31 de julio de 1956 todos los componentes del grupo alcanzan la cima oeste del Nevado Chacraraju M. Davaille, C.Gaudin, R.Jenny, M.Martín, P.Sennelier, P.Souriac y L.Terray rompiendo el mito de la montaña imposible y que podemos traducir del quechua como campo arado”… ciertamente algo se parece.

...L.Terray en el Chacraraju...

La segunda ascensión, a cargo de un grupo de americanos, también se desarrolla en la vertiente de la quebrada Waripampa, aunque elige una ruta más directa y con un concepto más alpino. Aún así… tendrán que vivaquear en la arista que sustenta el último pilar rocoso hasta siete noches seguidas. De nuevo se cumple la temprana tradición y todos llegan a cumbre H.Abrons, D.Doody, T.Frost y Leigh Ortenburger.

En 1977... en el marco de una Operación Andes, liderada por el francés Nicolas Jaeger, se realiza la tercera ascensión al Chacraraju oeste pero ésta vez hay novedades. Los tiempos han cambiado y se aborda en estilo alpino total sin campos intermedios ni uso de cuerdas fijas. Del 8 al 10 de julio de 1977... El americano John Bouchard y la francesa Marie Oudile Meunier inauguran el primer itinerario sobre la cara sur, 900 metros catalogados de EDsup. lo que la convierte en una de las escaladas más difíciles del continente andino.

Luego les tocará el turno a un grupo de españolitos pero vamos por partes y sigamos con lo nuestro.

Sucedieron muchos capítulos tristes en el transcurso de aquellos meses y que pasaron por renuncias personales de algunos participantes, unos por motivos económicos otros familiares y uno de ellos por la fatalidad del destino. José María Hita recibió el encargo de trasladarse a Chamonix, como si de un viajante se tratara, cargado con la bolsa de dinero que le permitiría adquirir para el grupo seleccionado las espléndidas botas dobles Galibier Makalu. Consiguió su objetivo pero, en el trayecto de vuelta, un despiste en una curva con firme de grava hizo que el coche que conducía se saliese a la cuneta.
Aunque algunos propusimos que la reparación del auto fuese costeada por el grupo lo cierto es que José María quedó desamparado y no le quedó otro remedio que renunciar a la expedición.
Miguel Ángel Serrano también hubo de renunciar en el último instante tan ajustado en tiempo, que estaba incluido en el programa definitivo de la expedición y que no fue posible cambiar.

El episodio más triste, a nivel institucional, vino cuando se acercó la hora de conseguir dinero para costear el proyecto. El Club Alpino Maliciosa, con Rafael Tarancón primer Presidente del Club un tipo tan grande cómo el corazón que albergaba, junto con el sucesor Juan Madrid bajo el brazo su inseparable cartera de cobrador de la luz, siempre estuvieron de nuestro lado pero llegó el momento de la verdad y faltaba dinero para cruzar el charco.
El primer ingreso lo consiguió Antonio a través de la Diputación Provincial de Madrid 50.000 Ptas. que alimentaron esperanzas. Luego la Federación Castellana de Montañismo con su magnífico Presidente José Pepe Casado hizo un préstamo de otras 50.000 Ptas. al Club Alpino Maliciosa que, a su vez, aumentó… dejando las arcas vacías hasta las 80.000 Ptas.


Mientras tanto, vendíamos pegatinas con el logotipo de la expedición a 25 Ptas. unidad. También postales con la promesa de enviar por correo desde Lima a 100 Ptas. Y todo ello sin contar con el esfuerzo personal al que sometimos a la familia.
La lista de colaboradores, que me encargaré de colocar al final de toda ésta historia, fue gratificante y generosa tan generosa que ocho días antes de que saliese el barco con las tres cajas rojas que contenían nuestro tesoro, y sin tener asegurado el vuelo estábamos decididos a llegar a los Andes aunque fuera nadando tras el mercante.

...¡tensa bien ése fleje!...

Bajo las indicaciones del padre de Miguel siempre dispuesto a ayudar construimos las cajas en mi casa durante un día frenético y entusiasta que terminó a las cinco de la mañana cuando Miguel y Nacho, en un Land Rover del hermano de aquel ponían rumbo al puerto de Valencia. Aquellas caja de conglomerado, pintadas de rojo sangre, y 200 kgs. de peso cada una, deberían resistir lo indecible para proteger todo lo que teníamos en la vida que no era mucho por aquel entonces. También hubo problemas de papeleo pero se resolvieron con determinación.

El golpe más duro ocurrió cuando solicitamos una entrevista con el Presidente de la Federación Española de Montañismo José Antonio Odriozola. Nuestra ultima esperanza se depositaba en una subvención del Comité de Expediciones, encargado de estudiar y fijar dineros para las actividades de montaña a las que aspirara cualquier grupo de alpinistas del territorio nacional.
Los encargados de representarnos fueron Juan Madrid y Antonio Trabado que primero fueron informados de algunos artículos del reglamento por el que estábamos fuera de la posibilidad de conseguir subvención alguna. Luego ante la insistencia y presentación del dossier de la expedición vinieron las consideraciones personales del Sr. Odriozola que, en un alarde de facultades, terminó con una frase memorable: “¡Yo no pago vacaciones a nadie!.


Tan triste fue éste episodio como el hecho de que los integrantes del Comité de Expediciones subvencionados año tras año y compuesto por muchos nombres que aparecen como historia en el alpinismo español nunca tuvieran el coraje de hacernos llegar su apoyo y cariño. Allá cada uno con su conciencia.

Ajeno a nuestros avatares el carguero ya viajaba por el Atlántico, con lo que tampoco podríamos seguirle a nado hasta la tierra prometida y la situación se convirtió en desesperada. Gracias a Jesús García Jiménez entusiasta socio del Maliciosa y primer Director de la revista Alta Ruta , se nos ofreció la ultima esperanza de conseguir los billetes de avión. El sistema era una oferta de la compañía Iberia que bajo el nombre de credivuelo permitía pagar a plazos, una vez firmadas y avaladas las letras, mes a mes durante un año.

A estas alturas de la faena y a una semana de la salida prevista los seis integrantes de la expedición se transformaron en seres incapaces de pensar algo diferente que no fuera como conseguir el dinero necesario. Unos descargaron camiones en las madrugadas frenéticas de los mercados de abastos. otros, visitaron familiares que no sabían que existieran los más, empeñamos a padres o hermanos para firmar un aval que, por nuestra cuenta, no podíamos ofrecer.

...letras y más letras...

Respiramos tranquilos cuando una exultante mañana salimos de las oficinas de Iberia con los billetes en la mano tras abonar en metálico 19.000 Ptas. cada uno y firmar doce letras de a 6.667 Ptas. lo que hacía un total de 99.004 Ptas. Una auténtica fortuna para la época y la juventud de los implicados que por cierto tengo el gusto de presentar.



*Antonio Trabado. 19 años. Jefe de expedición. Organizador nato y luchador incansable ante los problemas.

*Francisco Pavón. 22 años. Material individual. Dicharachero y corazón noble alegría de la huerta.



*Ignacio Hernández. 22 años. Alimentación. Magnífico cuidador de estómagos agradecidos y fotógrafo que disparó en las condiciones más adversas.

*Javier Donés. 21 años. Viajes/transportes. Educado y cortés el mediador.



*Miguel Ángel Vidal. 20 años. Botiquín. Serio y callado. Alpinista de raza nada le parece imposible.

*Carlos Gallego. 20 años. Material fotográfico. Rubio y follonero. Sin comentarios.



El 27 de julio de 1978, tras una despedida de madres, padres, hermanos, familiares, mujeres, novias y amigos todos con un nudo en la garganta, alguna lágrima rebelde y nervios a flor de piel embarcábamos en Barajas a bordo de un DC-10 con nombre Costa del Sol.

...felicidad en estado puro...

  

La marmita del arco iris

Criiccriic..broummmmm”…la vieja Sanglass, con barras laterales plateadas y alforjas de cuero tachuelado, enfiló la carretera de Colmenar Viejo con la misma alegría que los jinetes que la montaban. Mi padrecon camisa remangada a lo James Dean y gafas de aviador. Mi madresentada de lado y con pañuelo a lo Sofía Loren. 
Y yo, apenas cinco años, con una máscara de plástico amarillo que me cubría toda la caraentre los dos.



Ese domingo de mediados de agosto el destino, al contrario que en otras ocasiones, ya estaba fijado.
Como si conociera el lugarmi padre atravesó Manzanares el Real y nos encaminó hacia los chiringuitos del Tranco. Aquello era un jolgorio. Una charca que duplicaba la superficie, gracias a una hilera de piedras estratégicamente colocadas, nos permitió refrescarnos antes de que mi padre se acercara al quiosco cercanoy le perdiéramos de vista charlando con alguien. Nos dejas aquí y te vas al bar, dijo mi madre a su vuelta. Mi padre sonrió.

Tres años más tarde repetimos el viaje. Esta vez en el flamante 600 de color verde oliva. Esta vez un domingo de mediados de enero, frío y nevado desde el mismo pueblo de Manzanares. Esta vezantes de llegar al Tranco, a la altura de la ermita, mi padre giró a derechas y empezó a luchar por subir un camino embarrado y con restos de nieve, hasta el final, donde la ladera parecía venirse encima y aparecían lanchas y piedras de gran tamaño.

.Ya estamos, dijo muy ufano.
.Ya estamos…¿donde?, contestó mi madre con los brazos en jarras.
.Puesdonde voy a levantar una casa.
Los dejé con sus líos y empecé la exploración.

No tenía ni idea que aquella zona se llamara el Alcornocal, ni que las inmensas placas cercanas recibieran el nombre del Halcón. Ni qué decir de la montaña nevada y lejana cerrando el vallela Maliciosa. Eso síme dijeron que aquel pico más alto era el Yelmo.

Domingo a domingo y muchos lunesdurante 14 añosmi padre colocaba piedras y ladrillos sin aparentes signos de flaqueza, como si no hubiera un fin en aquella obra, como si el finfuese el camino.


Durante años durmieron en una estantería olvidada del salón de casa, una colección de libros de aventurasde tapa dura y adornada con dibujos de rostros heroicos.

Animado por aquellas lecturas y el deseo de conocer historias impensables, con el beneplácito de mi madre que por fin dejaría de pasar el plumero por aquel rincón, me hice con la herencia de mi hermanoincluyendo otra tanda de ejemplares de la colección Pulga”.

Aquello terminó por despertar un irresistible deseo de vivir aventuras, luchar por causas nobles, liberar cautivos, salvar doncellas, encontrar tesoros, recorrer tierras ignotas, luchar contra gigantes... descubrir otros mundos.


A mediados de los 60 Manzanares el Real era un pueblo que mantenía ése sabor serrano montañés. Ganaderos y canteros se repartían el tajo a partes iguales.

Nuestros viajes a la obra se repetían incansablemente. Invierno o verano, con sol o lluvia, nieve o heladoras nieblas. Salíamos el domingo, más allá del mediodía, parábamos en la vaquería de una calle contigua al Ayuntamiento y nos metíamos dos enormes vasos de leche - de la auténtica -, cargábamos media docena de sacos de cemento en aquel 600 que se apretaba en exceso al suelo y empezaba la faena.
Ayudaba a mi padre a preparar la masa de la jornada y luego me perdía por ahí.


Así las cosascada año me alejaba un poco más del territorio conocido, a la búsqueda de lugares mágicos. A veces me enriscaba, otras gateaba por las ramas de alcornoques cercanos, descubría la cueva de Ave María, contemplaba buitres en Peñas Cagas, me perdía en el bosque del cerro Camorza o me quedaba sentado en algún pedrusco observando legiones romanas en formación vitoreando al César…un duelo al sol entre pistoleros o un montón de indios a caballo persiguiendo la diligencia.

.Ruedan películas del oestedecía mi padre. Son actores americanosapostillaba mi madre.

Cuando era posible dormíamos en la obra, bajo una pila de ladrillos que parecía no mermar. Encendíamos el carburero y nos zampábamos la tortilla de patatas con pimientostan ricamente. Cubiertos por unas mantas desechadas por viejas, llegaba un amanecer tempranero. La faena comenzaba a las cinco de la mañana.


Mi padre era churrero y, en ése oficio de artes blancas, el único día libre completo siempre fue el lunes. Yo soñaba con las vacaciones para poder dormir bajo aquel cielo.
Nunca fue un problema en casa eso de madrugarlas primeras luces del barrio nos pertenecíana nosotros a los barrenderos con manguera feroz y al sereno con chuzo intimidante.


Hay lugares por la Pedriza, de aquellos años, que no he vuelto a encontrar.

Un domingo de una primavera lluviosa, de un año que no recuerdo, ocurrió el encuentro. Bien aprendido el guión, recién llegados al terreno, mi padre se lió con el cemento a los pies del omnipresente montón de ladrillos. Mi madre de visita a una vecina cercana, en idénticas circunstancias de marido albañil. Y yoa lo mío.

Pero ésta vez tenía un plan secreto…ésta vez ya sabía quiénes eran Robin Hood, Tom Sawyer, Phileas Fogg, Héctor Fieramosca, Miguel Strogoffincluso el Capitán Kidd. Nada podría pararme. Así pues y convencido que podría emular sus andanzasme lancé a la conquista del Yelmo.

El camino elegido no fue otro que la directaatravesando jarales pringosos, trepando por llambrias y superando bloques de buen tamañohasta alcanzar la Gran Cañada. Inaudito.
Repleto el cuerpo de golpes y arañazos me alcanzó una breve pero intensa tormenta de granizo.

Aún hoycierro los ojos y me atraviesan imágenes lejanas, con la misma fuerza de las nubes que lamen aristas y parecen prolongar el tamaño de las cornisas, lanzando cristales hacia la otra vertiente. En una especie de nebulosa veo a un muchacho, con poco más de diez añosflacoa pesar del Bovril”…de inmensos ojos azules algo desafiantesen bañador y zapatillas La Tórtola”…mirando siempre hacia arriba.
Luegoapareció el arco iris. Y no pude resistirme a saber donde se originaban esos colores.

Solo cuando el sol se escondió más allá de un oeste lejano, me dí cuenta de que estaba perdido y me asedió una angustia infinita. Apreté el paso sin rumbo fijoincluso corriendo cuando fue posible y por alguna razón acerté a encontrar pequeñas veredas y algunos hitos de piedraque perdía y recuperaba con la misma velocidad que palpitaba el corazónmientras gruesos lagrimones resbalaban por las mejillas.

A punto de oscurecer avisté luces y respiré más tranquilo. Había llegado a los chiringuitos del Tranco, terreno conocido. La gente se afanaba en cargar el coche de mesas, sillas, cestas, sombrillas, niños, abuelos y algún perrucho sin raza definida. Una mujer, de cierta edad, me preguntó si estaba perdido- no, señora - respondí apretando el paso por la carretera polvorienta. Llegué justo cuando mis padres se disponían a buscar a la Guardia Civil.

Ahora tocaba la broncajusta e infinita.
.”¡Estás en la inopia!, dijo mi madre.
.”¡Deja al cachorro!, dijo mi padre.

Se me cerraron los ojos entrando a Madrid, a la altura de la Plaza de Castilla, escuchando sin atendercomo una letanía lejanala regañina constante y los aspavientos de mi madre, mientras un agradable sopor me depositaba en otro espacio.

Yo, aún no lo sabía pero mi destino estaba selladoencontrar la marmita donde nace el arco iris.



Todavía estoy en ello.

*Actualización febrero 2016

De aquellos años encuentro un documento (foto en papel B/N, escaneada)... seguramente el más antiguo (referido a la Pedriza), en la "charca del Tranco", con mi madre guardando al futuro "pedricero en ciernes".



 

Almanzor

"El que se halle en paz con Dios
y quiere meterse en guerra,
vaya a los montes de Gredos
y lleve poca merienda"
(Vergara, 1923)

A pesar del tiempo transcurrido desde que se escribió éste verso, cierto es que Gredos sigue siendo un terreno donde el alpinista que quiera guerra... la tendrá. Llevar poca merienda no es recomendable y encontrarse en paz con Dios... allá cada uno con sus creencias, aunque algo de paz interior siempre vendrá bien para acercarse a las montañas.






En tiempos lejanos se conocía al circo de Gredos como Plaza del Moro Almanzor, aquel caudillo árabe que, cuenta la leyenda ascendió a la cumbre a caballo... hecho que dejaremos a la imaginación de otras épocas oscuras. Posteriormente sería la cumbre la que recibiría el nombre de Almanzor.
Los habitantes de la sierra. en aquella época, conocían a Gredos como "Greos"... cosa que aun perdura en nuestros días, más por acelerar la charla que por desconocimiento de la gramática, cuando nos preguntan: "¿Ande vas?"... y respondemos... "A Greos, pal Almanzor".
Sus 2.592 metros le convierten en el punto más alto del Sistema Central y su emblemática cima opone cierta resistencia para el ascenso... sobretodo en temporada invernal, cuando la nieve y el hielo hacen su aparición y las cosas se tornan diferentes.

Rebuscando en las libretas espiral, encuentro mi primera visita:

"Un cielo negro azabache, que soporta mil millones de estrellas, se nos echa encima llegando al alto de Barrerones. Desde este mirador contemplamos un espectáculo de sombras chinescas, que se perfilan contra una discreta luz lunera; al fondo del circo glaciar, una lámina de agua refleja luz y nos hace entender que aquello es la laguna... la Laguna Grande del Circo de Gredos. Nos aseguraron que no se conoce su fondo y algo grita en las noches de invierno ¡joder!
Una brisa fresca nos atraviesa camisas de franela y bávaros de pana; también cargamos con botas "gordas" y mochila de loneta... bien repleta. Eso sí, sujetamos con firmeza el flamante piolet de madera que nos identifica como "alpinistas" ¡faltaría más!
Es nuestro viaje iniciático, lejos de casa, al reino de la alta montaña.

Bajo un cascote, enrollamos al cuerpo la manta de lana escasa, desechada por vieja, y desaparecemos en la funda blanca que, madres sufridas, cosieron con nailon de paracaídas conseguido en el "Rastro" madrileño.
Unas fugaces recorren la bóveda celeste y estallas tras el Almanzor, allí enfrente como un vigía. Será un duermevela, entre piornos y pedruscos.
Algo nos dice que seremos rehenes, para siempre, de este mágico lugar.

Hemos llegado, tras un largo viaje en tren, desde Madrid  hasta la ciudad de Teresa... la santa: Ávila, luego por imprevisibles líneas de autocar, a Hoyos del Espino. Sería bien entrada la tarde cuando enfilamos carretera hasta la "Plataforma"... Mochilas bien cargadas y pies recalentados por el áspero asfalto.
Atravesando el Prao Pozas, unas luces se acercaron a las nuestras y quisieron cobrarnos "un duro" (cinco pesetas) como portazgo de propiedad privada; se conoce que vieron la imposibilidad de cobrar algo a quien nada tiene, y seguimos nuestro camino. El Circo de Gredos siempre mantuvo un pulso con aquello, hasta que los tiempos cambiaron y desaparecieron los guardas.

Entre dos luces recogemos bártulos y nos lanzamos hacia el Morezón; un mapa de cordales será nuestro guía para recorrer el cresterío. Resiste nieve sucia en neveros altos y húmedas umbrías. Un sol que promete abrasar nos recibe en el Cuchillar de las Navajas; allí, nos dijeron, quedaba el "Puente del Diablo" ¡joder! un arco de roca que no logramos ver porque, seguramente, sucumbió a la gravedad unos meses antes de nuestra "expedición" de ese verano del 73.

Subimos al Almanzor por la Portilla Bermeja, dejamos nuestra nota en una caja metálica del Risco de la Portilla del Crampón y descendimos por la otra: la de los Cobardes. Recorrimos el Cuchillar de Ballesteros y alcanzamos el Venteadero. Vivaqueamos bajo el Ameal de Pablo, en ese rellano mágico con lagunilla... Y cerramos los ojos pensando cómo sería esto en invierno.

A la bajada de los Barrerones, mi compañero Javier Donés tiene un despiste: tropieza, voltea y cae, de tan mala manera, que se clava el regatón del piolet en el abdomen. A la vista del agujero ocasionado y el aspecto de la herida, corremos hasta la Plataforma, donde ¡menos mal! alguien nos lleva en coche a Hoyos del Espino.
El doctor, que nos atiende en su casa, mueve la cabeza de lado a lado y dice que hay que coser... y eso hace, sin gasto de anestesia, remetiendo la grasa que se agolpa al exterior y que jamás se nos ocurrió pensar que existiera.
Le pagamos su precio: 25 pesetas ¡nuestra fortuna! y salimos de alló como alma que lleva el diablo".


Si bien, tradicionalmente, se acepta como la primera ascensión del Almanzor... la realizada por Manuel González de Amezúa y José Ibrián en setiembre de 1899, muy probablemente acompañados por un pastor local, lo cierto es que existen precedentes históricos que indican otras posibilidades, aunque sin contrastar.
Queda en la memoria de las gentes del lugar que el cazador Antolín Blázquez ya subió a lo más alto del Almanzor con anterioridad a Amezúa e Ibrián.

Pero además... y esto resulta un tanto inquietante... durante la temporada de los años 1860/70, un grupo de topógrafos militares realizando tareas de medición, colocaron tablones y traviesas de madera en los últimos metros a la cumbre... precisamente ésa zona más difícil, que conocemos todos los que alguna vez hemos visitado su cumbre.
De esto también hablan Zabala y Victory, en algunos de sus escritos, donde hacen referencia a encuentros con restos de madera podrida por el paso del tiempo.

Lo que sí parece estar fuera de toda duda es la primera invernal al Almanzor, que corre a cargo del incondicional Amezúa junto con Nicolás Achúcarro, Ontañón y Espada el 7 de marzo de 1903.


Y como dato histórico final... comentar que en 1918 vecinos de Bohoyo, por encargo de la Sociedad de Alpinismo de El Barco de Ávila, colocan un buzón de cumbre... y en 1960 un grupo de montaña local la inconfundible cruz de hierro forjado que... perdió un brazo décadas atrás y que actualmente se encuentra desaparecida desde hace un tiempo. Seguramente molestaba a individuos que presumen de tolerancia y a los que la razón no alcanza.

Un hecho trascendental que cambia la forma de acercarse al circo de Gredos, ocurre el 12 de octubre de 1972... con la inauguración del refugio Elola. Hasta entonces y principalmente durante los tiempos heroicos en los que se conseguían las primeras ascensiones a todos los picos del circo, se requería una logística aplastante y dura... acarrear saco de dormir y tienda... o vivaquear, ya fuese verano o invierno.
Disponer de un lugar de acogida en aquellos parajes, muy de agradecer en temporada invernal, disparó la salida de un buen número de alpinistas que... si bien ya estaban enamorados del lugar y lo visitaban con frecuencia, comenzaron una nueva era de exploración, no tanto en picos vírgenes como paredes a escalar.

...construcción del Elola...

Así las cosas y ya entrando en los itinerarios que surcan todas las vertientes del Almanzor, haremos un repaso de los más interesantes... dejando a un lado la infinita cantidad de variantes o recorridos poco definidos.

Las líneas que podemos considerar como ascensión normal se sitúan al Sur y al Norte... Portilla del Crampón y Cobardes, respectivamente, y ambas se juntan en esos metros del embudo final, orientados al SO, para llegar a cumbre. Tradicionalmente la Portilla del Crampón recibe más visitas y en ambos casos la dificultad es similar. La graduación general viene bien contemplarla en la escala clásica global PD/III+... en periodo estival, porque en invierno la dificultad es muy cambiante y puede obligarnos a una mayor atención de lo previsto.

En los últimos años el acceso por el canalón hasta la Portilla del Crampón se ha deteriorado en exceso... existe una gran cantidad de bloques inestables y terreno descompuesto con peligro personal y de todos los que por detrás tengamos -por supuesto estamos hablando de la temporada veraniega-.
Pudiera ser buen momento para sugerir el itinerario de la Portilla de los Cobardes cuando veamos que hay lista de espera en la otra.

... Portilla del Crampón en verano...

En invierno, la travesía desde el Crampón hasta el embudo final no debería considerarse terreno seguro. Tanto si permanece en nieve como que brille el hielo... un descuido puede acabar por las Canales Oscuras, un nombre apropiado para una red de canalones, crestas, espolones y rocas dispersas que acaban estrellándose contra la Garganta Tejea.

... travesía desde la Portilla del Crampón (invierno)... a la derecha las Canales Oscuras... ¡cuidado!...
... hacia el último canalón de cumbre... el Cuerno del Almanzor vigilante...
... travesía de la Portilla de los Cobardes (invierno)... otra de las posibilidades para bajar o subir al Almanzor...

Tengo por aquí una cuartilla manoseada que relata el suceso que me tocó vivir un día de invierno del 81:

"... el cliente está emocionado con las vistas y lo salvaje del lugar. Pasados unos minutos en la cumbre decidimos bajar y comenzamos la travesía hacia la Portilla del Crampón. Tenemos delante un par de montañeros, sin cuerda, a pesar de que la ladera está cubierta por una nieve durísima y obliga a pasar con puntas frontales y asegurando varios golpes para que entre la hoja del piolet. De repente... oigo un grito y veo caer al primero, que enfila la canal izquierda del Cuerno del Almanzor y desaparece a una velocidad vertiginosa más allá de la vista.
Su compañero entra en histeria y ahora tengo que encargarme de tranquilizar y asegurar a otro más hasta llegar a la Portilla.
Hace rato que pasó el mediodía y, aunque no veo la posibilidad de que haya sobrevivido, decido bajar a buscarle. Les quito algo de ropa... un forro, una chaqueta y un plumífero... y un piolet más para mí... y les mando para el refugio a buscar ayuda.
Empiezo a destrepar de cara a la pared... un descenso largo en el que al sobrepasar el Cuerno por la base, en un estrechamiento... veo rastros de sangre.
Algo más de dos horas me cuesta llegar a una zona donde puedo ponerme en pié... y entonces... distingo una figura sentada en una piedra. Está comiendo orejones de una bolsa transparente y sucia, el pañuelo de la cabeza algo ensangrentado... no sé que pensar... y le pregunto si ha visto a alguien caer por aquí.
-Yo mismo- me responde, alargando la bolsa en ofrecimiento.
El helicóptero de la Guardia Civil maniobró peligrosamente para meterse entre las dos crestas de la canal... saltó un tío a una arista de nieve cercana... atamos al accidentado y le subieron con el cable, luego se repitió la operación con el rescatador... el helicóptero siempre encíma nuestro con un ruido ensordecedor y lanzando cristales de nieve que hacía difícil mantenernos en pié.
Poco antes de ser recogido me dice el tipo... que me debe la vida, que está en deuda conmigo por los siglos de los siglos. Amén.
-¡Na!- le respondo- déjate pagadas una cervecitas en el bar de Hoyos y dices que son para los "refugieros".
La tarde avanza con un sol que se esconde... llegaré de noche al refugio, así que me siento un rato mientras pierdo de vista al helicóptero y me termino la bolsa de orejones.
Las cervecitas... todavía estoy esperándolas".

Haremos un repaso del resto de los itinerarios más interesantes, de izquierda a derecha.



*PARED SUR. Jerónimo López y Salvador Rivas en julio de 1981. AD IV.
  El comienzo se localiza muy cerca de la Portilla del Crampón, en el punto donde empieza a estrecharse y buscando a nuestra derecha un espolón poco definido defendido por placas verticales. Itinerario intuitivo y para coleccionistas.

*ESPOLÓN SUR. Sin datos de aperturístas. AD IV.
   También un espolón poco definido que comienza antes del estrechamiento de la Portilla y alcanza un rellano intermedio a mitad del recorrido. Igualmente itinerario intuitivo y repetído escasamente. Contiene un terreno muy disperso en dificultad... con algún paso corto tipo "bloque", sin sobrepasar un máximo de IV grado.

*ESPOLÓN ESTE. Luis López, Miguel López y Arturo Romero el 23 de noviembre 1975. 6A+ (V+/A0).


La joya de la corona del Almanzor, en cuanto a escalada en roca se refiere. Su comienzo es evidente ante una serie de diedros y bloques perfectos... y se inicia en una ligera fisura (clavos) donde se concentra la máxima dificultad de la ruta (6A+). Mantiene una tendencia hacia la izquierda por placas anaranjadas (V/V+) y continúa un tanto a la izquierda hasta situarse bajo un diedro/fisura ligeramente desplomado (6A), que nos lleva hacia un nicho. Tendremos encíma otro diedro/fisura arenoso, taponado por un techo (6A).

Sin embargo la ruta original traspasa el espolón a nuestra derecha... y al que hay que asomarse (V), unas placas y bavaresas musgosas (IV+) serán el último obstáculo. Luego terreno de trepada. Imprescindible.

...fisura de entrada...
...travesia hacia la primera reunión...
...primera reunión...
...entrando al segundo largo...
...paso clave original 1975...
...a mitad del tercer largo...

*PILAR ESTE. Jesús Gutiérrez, Francisco Aguado y Juan Lupión en setiembre de 1976. ADsup. IV+.
Es el pilar inmediatamente a la derecha del espolón Este y comienza, bien de frente (IV+ atlético) o algo a la derecha, en la canal Este (III+). No abandona el filo del espolón salvo cuando se encuentra con algún bloque infranqueable... pero enseguida retoma el camino abandonado hasta alcanzar un pequeño desplome que salva de frente (IV+). Itinerario poco o nada repetido pero de cierta elegancia.

*CANAL ESTE. Sin datos de aperturístas. PD (40º máximo/III+).
Un itinerario muy recomendable en invierno para todos aquellos que desean subir al Almanzor, fuera del clásico circuito de la Portilla del Crampón. Requiere un mayor conocimiento de las técnicas de montaña y ofrece al interesado un recorrido de pared que acaba en el roto espolón de cumbre. Recomendable.


*DIEDRO ESTERAS. Laureano Esteras, Antonio Iglesias y Ricardo Blás el 19 de junio de 1970. Grado AI3+ o M4.
La joya de la corona en hielo/mixto. Aunque fue inaugurado en verano, siempre se recorrió en invierno... con hielo más o menos escaso, pero manteniendo la tirada clave del bloque empotrado como estandarte. Dependiendo de las condiciones, el bloque puede pasarse por detrás, por delante o no existir sino una rampa que todo lo cubra. También puede estar pelado y el grado subirá drásticamente a un mixto duro. En cualquier caso... es una magnífica actividad para cualquier amante gredense. Imprescindible.

...estrechamiento del diedro...
...paso clave del bloque empotrado...
... Diedro Esteras en verano... ¡roca caliente!...

*ESPOLÓN DE LOS CARLOS. José Carlos Rodríguez y Carlos Gallego el 4 de octubre de 1981. Grado AD/IV. Posiblemente recorrido anteriormente, sin datos contrastados. Así fue siempre Gredos.
La ruta empieza en el lado norte del pilar derecho del Diedro Esteras. Un amontonamiento de varios bloques que sobresalen de forma peculiar indícan el comienzo. El terreno es musgoso y de dificultad amable, con tan solo un paso de IV. Termina en un pequeño obelisco, cercano a la arista de nieve bien visible desde la clásica de la cara norte. Por lo evidente que resulta la zona, existe la posibilidad de escaladas anteriores y, en cualquier caso, puede ser un recorrido interesante en buenas condiciones de hielo. Para coleccionistas.

*NORTE CLÁSICA. Jordi Bardía y Vidal Peiró el 19 de febrero de 1958. Grado AI3 o M2+.
El largo clave de ésta escalada... una cascada de hielo de 5/10 metros, según temporada, permite elegir que itinerario continuar hasta la cumbre. Si las condiciones son aceptables podemos tirar de frente, abandonando la arista en la que desembocan las Canal Este y el Diedro Esteras. De esta forma la ruta tiene recorrido personal y en los largos superiores disfrutaremos de hielo o mixto de calidad. Recomendable.

En cualquier caso -tal y como se muestra en las fotos-... el terreno y las condiciones cambian constantemente en Gredos. No debe olvidarse.

... atasco en la norte...
...año seco en la cascada...
... condiciones mixtas (diciembre 2014)...
... condiciones "interesantes" (diciembre 2014)

*ESPOLÓN NO. Carlos Cabeza y Juan Jiménez Carrión el 23 de diciembre del 2005. Grado AI2/M4+.
Recorre el visible y marcado espolón noroeste entrando por el corredor más a la derecha, que se va empinando ligeramente hasta que pasado un estrechamiento se alcanza primero la arista y luego campas de nieve. Se bordea el triángulo rocoso por su base para enderezar de nuevo y encontrarnos con el muro somital. Aquí se encuentra la máxima dificultad de la ruta... un mixto de gancheos en M4+. Apareceremos en la cumbre gemela del Almanzor.


Es de justicia mencionar al Cuerno del Almanzor, modesto y llamativo apéndice del rey de Castilla. Siempre se escapará la mirada hacia las Canales Oscuras, de las que parece emerger con fuerza.

Su ruta normal es evidente y de escasa dificultad III+... aunque si descendemos por la canal hasta su base más lejana, existen al menos tres itinerarios de corte clásico. El único del que puedo ofrecer información fiable, pertenece a Jordi Bardía, Francisco Brasas y Vidal Peiró del año 1959 y con dificultad media... IV/V+... de buena factura y unos 80 m. Recorre el flanco inmediatamente pegado a la canal izquierda del Cuerno, por fisuras y diedros atléticos.

...Cuerno del Almanzor...

En cualquier caso e independientemente del itinerario... el Cuerno del Almanzor ofrece una bella cumbre... escasa y algo extraña... como si uno se situara en el centro de un circo rocoso y donde todos los riscos circundantes la superan en buena altura.

*CONSIDERACIONES FINALES.
*Todas las escaladas acaban en zonas tumbadas de bloques, que siempre se denominan trepadas pero en las que no conviene bajar la guardia, principalmente en invierno.
*Se clasifica la dificultad en AI (hielo alpino o cara norte) para las escaladas invernales.
*El desnivel a cubrir queda entre los 150/200m. desde la base a la cumbre.
*En su cumbre gemela, una amplia plataforma rodeada de piedras "quitamiedos" permite vivaquear con vistas impresionantes.
*Para el descenso... encontraremos anclajes... al final de callejón cimero (en invierno pueden estar tapados por el hielo)... al inicio de la travesía hacia la Portilla del Crampón y también en ésta. Si no se conoce el terreno habrá que mirar bien y en algunos casos romper costras de hielo. Prudencia.

... primer rapel desde el callejón de la cumbre... el anclaje puede estar tapado por el hielo ¡rebuscad!...

*En cuanto al material necesario, exceptuando el Pilar Este que  requiere 1 jgo. de Friends, 1 jgo. de Aliens/fisureros, 8/10 anillos+mosquetones... el resto bastará con el sempiterno jgo. de Friends y fisureros, media docena de anillos+mosquetones y... caso de escalar en invierno, 3 o 4 tornillos de hielo (preferentemente cortos).
*El grado de compromiso del Almanzor siempre estuvo cercano al IV... aunque quizá necesite revisión y se deba ajustar a la baja, debido a que las condiciones de soledad no son las mísmas que hace algunas décadas.

Sin embargo, a pesar de la enorme información disponible y calidad en equipo a utilizar, todavía nos encontraremos con andarines peligrosos y aspirantes a montañeros que realizan ascensiones en verano e invierno... en condiciones y prácticas absolutamente comprometidas.

...vistas desde la cumbre del Almanzor...Hermanitos y Cervunal...

El Almanzor siempre nos ofrecerá una buena medida para proyectos futuros y si comprendemos bien las señales... habremos aprendido que no hay montaña fácil y eso... eso ya es mucho en éste largo camino de aprendizaje.

Por último un vídeo -desde el aire- para hacernos una buena idea de nuestro querido Circo de Gredos...


Aquí tenéis la página del Refugio Elola... donde encontrar condiciones actualizadas, realizar reservas y también la recientemente inaugurada webcam ¡todo un lujo!.


Y recuerda -ojalá no sea necesario-... si hay problemas estos siempre estarán dispuestos...


ÚLTIMAS ACTUALIZACIONES 2013.

Ruta abierta por Juanjo Zorrilla y Alfredo Rodriguez el 23 de setiembre del 2004 (6A+...estival)... bautizada como "Variante de los 3 amigos".

Así pues... Raúl Lora y Jorge Lantero se apuntan la primera invernal.


Nueva apertura durante el transcurso del I Encuentro de Escaladores del Circo de Gredos, 14 setiembre 2013... a cargo de Álvaro Duque, David Suela y Curro González.

... detalle escalada "3 Generaciones"...

ÚLTIMAS ACTUALIZACIONES 2014



ÚLTIMAS ACTUALIZACIONES 2015