Subir montañas. Aprender, avanzar y mejorar… siempre mejorar. Luchar y perseverar… siempre perseverar. Imaginar y soñar… siempre soñar. Compartir, sentir y reír… siempre reír. Fracasar y triunfar… como aprendizaje. Intuir y prever…puede no ser cierto lo que ves. Entender el entorno… que no conoce piedad. Escuchar las señales… que son legión. Navegar… con calma justa. Decidir… es tu libertad. Asumir el sufrimiento… que alguna vez llegará. Proteger… el compañero es tu mitad. Corazón caliente y sangre fría. Humildad debida.
Aún así… nada es seguro. Nadie te obligó… y a nadie exigirás.
Luego… bajar de allí… con las mismas reglas.
Vivir.


sábado, 31 de agosto de 2013

Memorias de un arriero en Gredos

Pedí a Jorge un pequeño texto donde nos hablara de todo aquello que le llevó a la montaña y consagrarse pocos años después como Guía... yo ya tenía previsto hasta el título del artículo... y entonces... me dice que el trabajo que viene realizando desde hace un tiempo, le ha hecho reconsiderar la cosa: quiere hablar de arrieros y caballos.

Nada se niega a un amigo... pero yo no me quedo con las ganas de "perfilar" a éste hombre - insultantemente joven - al que conocí hace pocos años cuando él apenas rondaba los veintidós... tremendo.

Me recordaba a mí mismo, a su edad, por la pasión y el deseo de conocer todo aquello relacionado con el mundo de la escalada y el alpinismo; una esponja que jamás se satura.... dispuesto a absorber conocimiento y siempre atento a las sugerencias de los "mayores".

Escalamos juntos un magnífico invierno que asoló el Circo de Gredos con la intensidad que lo hicieran décadas pasadas y ya casi en el olvido... media docena de rutas en las que nunca faltó su sonrisa ni el brillo de los ojos que delataba pasión a espuertas.
Tuvimos ventiscas, fríos que se cuelan, vientos heladores y soles que no calientan... en vías con carácter... y Jorge dominó con determinación.

Al verle moverse y navegar por rocas, hielos y mixtos... me dije... éste promete de largo; no me equivoqué y Jorge es, ahora, un alpinista completo con brillante futuro... un largo camino que, estoy seguro, recorrerá con energía y cautela debida.

Por mi parte estoy encantado de haber formado cordada con él... un tipo "aplomado", valiente y de corazón alpino... le deseo lo mejor y apuesto que gestionará su futuro sin aspavientos.

El asunto de arrieros y caballos - casi un manual - será mejor que nos lo cuente él mismo:

                                                                                  
"Ahora voy caminando por la senda que conduce a la laguna grande de Gredos, acompañado por los amigos Misil, Luna y Federica, que acarrean con los víveres para el refugio Elola.
Nos acompaña el ruido de sus herraduras golpeando contra el granito del camino, al fondo alcanzamos a ver los cervunales y alguna cabra saltar de risco en risco.
Cuando hemos llegado al alto de los Barrerones me ha sobrecogido la vista del Circo de Gredos (de vez en cuando tengo la costumbre de asomarme al trampolín que hay cerca del cartel y que te deja colgado encima de la espectacular garganta de Gredos).


Éste es el momento en que me giro hacia los caballos y en silencio entendemos que nos queda todavía la mitad del trabajo.
Huele a sudor que desprenden por el trabajo realizado y que arrastra la brisa de agosto; se produce un momento de complicidad entre nosotros.
Misil tiene la costumbre de parar aquí para que le baje la retranca, correa que evita que la carga se vaya hacia adelante cuando viene la cuesta abajo.

No puedo dejar de admirar año tras año, trabajando a su lado, la nobleza e inteligencia con que afrontan su tarea. No puedo dejar de pensar que son los responsables de que podamos tener el lujo de una comida o una cerveza allí arriba.
Protagonistas humildes de la Sierra de Gredos, desde Lozano o Careto, hasta Misil, Pensador, Turco, Mora, Federica, Luna, Reimundo, Titán y muchos otros que me dejo en el tintero; todos grandes amigos de fatigas y kilómetros por la sierra.


"Arriero, vas fabulosamente vidriado de sudor.
La hacienda Menocucho
cobra mil sinsabores diarios por la vida.
Las doce. Vamos a la cintura del día.
El sol que duele mucho.
Arriero, con tu poncho colorado te alejas,
saboreando el romance peruano de tu coca.
Y yo desde una hamaca,
desde un siglo de duda,
cavilo tu horizonte y atisbo, lamentado,
por zancudos y por el estribillo gentil
y enfermo de una "paca-paca".
Al fin tu llegarás donde debes llegar,
arriero, que, detrás de tu burro santurrón,
te vas...
te vas...
(César Vallejo)

Os voy a contar algunos secretos que he aprendido a lo largo de estos años en los caminos de la Sierra de Gredos:

La jornada comienza temprano por la mañana despertándonos con el olor de la vieja cafetera del refugio.
Siempre queda una mirada por la ventana para ver el estado del cielo, las nubes son nuestro peor enemigo, y otra mirada al prado para comprobar donde están los caballos ésa mañana.

Después de desayunar, con los cabezales en la mano, me acerco a buscarlos donde se encuentren; a veces, cuando me voy acercando sigilosamente hacia ellos, inmóviles y con la cabeza y orejas altas, no se dejan coger y comienza la persecución - hay que emplear alguna artimaña para convencerles de que tus intenciones son buenas, un poco de pan, algún matojo de alrededor o simplemente la mano extendida -.
El silbido también es importante para que te reconozcan.

Lo siguiente es quitarles las maneas, cadenas que se colocan en las manos para que no puedan andar con su zancada normal y sea más difícil que se escapen; dependiendo de la altura del verano los amaneo a los tres o solo al líder, al que seguirán el resto de caballos si tienen idea de fugarse a otros paraísos.


Llega el momento de vestirlos con los apeos correspondientes, primero coloco las protecciones en las patas que evitarán se hagan heridas con las piedras del camino; a continuación coloco un cojín fabricado con espuma de un colchón desvencijado y que tiene un corte rectangular para proteger del roce de la albarda en la cruz.
Encima de ella extiendo una vieja manta, monto la albarda y aprieto la cincha de cuero y borreguillo cosido en ancho en la panza del caballo; remato la cincha con un nudo de alondra fugado, apretando con la rodilla y lumbares, para evitar que se gire con el paso del caballo en un camino tan sinuoso como es el de la laguna.

Encima de la albarda va el serón de goma, donde cargaré las bombonas de gas, cajas de cerveza, pan, vino, huevos, melones, latas de comida y todo lo que el refugio necesite.
Cuando bajamos del refugio suelo cargar la basura y bombonas vacías.

El serón lo cierro con una vieja cuerda "Joker" de escalada; unos veinte metros son suficientes para realizar un primer atado, que rodea al caballo entre la panza y la cruz, cerrado con un nudo de fuga y rematado con un ballestrinque sobre un mosquetón viejo.
Luego le paso la primera "cruzata", también rematada con nudo de fuga y ballestrinque. Para una carga auxiliar haría una segunda "cruzata".

Vestir al caballo es un ritual y lleva concentración, orden y rigor.


El peso en cada lado del serón debe ser idéntico, de lo contario puede provocar que se gire la carga repentinamente a mitad del camino, estropeando víveres y creando más trabajo fatigoso al tener que volver a carga de nuevo.

Una vez vestidos y cargados los caballos, cojo la riñonera de la cocina. Ahí llevo una navaja afilada, importante e indispensable herramienta para un arriero; sirve para cortar las cuerdas que, en caso de accidente, atan la carga o caballos entre sí.
Sirve también para preparar el bocadillo en la Plataforma, antes de empezar de nuevo a cargar.
Llevo el teléfono móvil para estar en contacto con el refugio y las llaves de la vieja furgoneta para bajar al pueblo por las viandas.

Desde hace unos años los caballos van atados, uno detrás de otro, de los raberos de los cabezales a las colas con un nudo que evita que se arranques éstas con los tirones que a veces se dan entre ellos.
El paso del caballo es medio en el llano, ligero en la subida y lento en la bajada; algunos animales cagan mientras caminan y otros se paran de golpe... y no intentes que anden, será en balde.
Alguna vez he tenido momentos curiosos: parar a mear y ver que los tres caballos se estiran y hacen lo propio de forma sincronizada.


Por el camino sucede un fenómeno extraordinario, al que no encuentro explicación racional; los caballos caminan y no suelen parar porque se crucen excursionistas - éstos ven al caballo y se apartan - pero no ven que el animal lleva un gran serón a ambos lados, por lo que no se apartan del todo... más de uno ha rodado.
Otros paseantes levantan la cabeza cuando es demasiado tarde, algunos aprovechan para tocar fugazmente al caballo.

Luego vienen las mujeres y los niños con exclamaciones y comentarios: ¡pobrecitos, cargaditos!.
Debo confesar al lector que, a través de mis gafas de sol, lanzo una mirada disimulada al desfile de mujeres en bikini en pleno mes de agosto bajo un sol de justicia, alguna abrasada y cercano el melanoma de piel.

Siempre paro unos minutos en el regato de agua que hay debajo de la fuente de Cavadores, allí los caballos beben y mojan el gaznate seco; además consigo que hinchen la tripa y se aprieten las cinchas.
Siempre que el camino me ofrece prados, salgo a ellos... para que pisen en terreno cómodo y no gasten tanta herradura, además, les permite un muerdo fugaz de hierba fresca y alta.

Los lugares del camino que más vitalidad me dan son el trozo de trocha que evita el empedrado subiendo a Prao Pozas, enfilando al Puerto de Candeleda, y la parte de prado bajando de Barrerones, teniendo como fondo las vistas a la Mira.

Tardo menos tiempo en el viaje de ida que a la vuelta; los caballos, por instinto, buscan el mejor itinerario.


Una vez llegados a la Plataforma les quito los apeos, y los dejo en el pequeño prado y río que hay al lado, para que esperen descansando a que regrese del pueblo; Joaquín, encargado del chiringuito y primer guarda del refugio Elola en 1972... me cuida de los apeos y animales.

La furgoneta me lleva a Hoyos del Espino, donde me esperan las sacas de pan y compras en la frutería. Luego a la carnicería en Navarredonda de Gredos, donde me tiene preparado el pedido.
En agosto me preparo para la gran cola de amas de casa del pueblo, que se reúnen aposta a la misma hora.
A veces toca Farmacia, otras Banco por cambio de monedas... cuatro veces al mes la Gasolinera; también la Guarnicionería, herraduras y clavos.

Solo queda la visita al almacén donde guardamos las mercancía traídas de otros lugares. Siempre preparo carga para tres caballos.

A la famosa pregunta del público: ¿cuanto carga un caballo?... depende... entre ochenta y cien kilos.
Lo que si está claro es que un caballo sube cuatro bombonas de butano o propano - calcula cuanto pesa - sube doce cajas de cerveza, cocacola, aquarius, casera o fanta.

El caballo trabaja tres días a la semana, del uno de junio al doce de octubre, una media de sesenta y cinco días al año... el resto del año pasta y ve pasar la vida en el bello paraje del río Tormes.
Algún profano firmaría el contrato en éstas condiciones.

Con la furgoneta más cerca del asfalto, vuelvo a subir a la Plataforma; descargar y comienza el "tetris", encajar paquetes dentro de los serones.
Los caballos se cansan rápidamente estando parados y con carga... piden empezar a caminar... y arrastran la pata delantera en el suelo.
Un arriero debe ser rápido cargando; con los años he aprendido que es mejor tener caballos pequeños y bajitos, para no acabar destrozado de la espalda.


Despedida de Joaquín y, bajo las sorprendidas miradas del público, arrancamos como saetas.
Los caballos demuestran su inteligencia buscando acabar cuanto antes con el camino, para quitarse el muerto de encima; aquí es importante controlar las retrancas de las bajadas.
Si no hay incidente alguno llegaremos al refugio en dos horas y descargaremos con la ayuda de los compañeros.

Luego hay que desvestir al caballo y comprobar con rigor cada una de las partes del cuerpo donde se ha podido rozar: panza, cruz y cascos. Si hay que curar, se cura.
Crema hidratante a los cascos y aceite en el culo para las moscas cojoneras... el mismo aceite de cocina usado.
Otras tareas como peinar, cortar el pelo o darles sal, son más esporádicas.

A finales de julio subo los caballos al charco del Cristal de la Ventana, para que coman tranquilamente los pastos frescos y justo donde no llegan las vacas de Pepín.
También se les ofrece el pan sobrante y pienso campero - tacos de los que se sirven en el suelo -... alguna cabra se atreve a meter el morro y robarles algo.
Hago tres montones y me entretengo mirando como la yegua gana terreno mordiendo el culo de Misil.

Un momento mágico ocurre cuando los tres se revuelcan, patas arriba en el prado, para limpiarse el sudor... mientras les vigila el Almanzor.
Quizás es el momento donde alcanzas a valorar que éste oficio merece la pena y que las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma... en palabras de Julio Cortázar.


En otra ocasión os contaré que los caballos caminan con herraduras en los pies y manos. Y que existe otro oficio tan bello como el de guía, guarda o arriero: el oficio de herrador. Y que la vida está llena de personas que desempeñan muchos oficios extraordinarios... y que somos nosotros los que los hacemos extraordinarios al disfrutarlos con pasión.

Se acerca el final de nuestro camino...

Laguna Grande de Gredos. Agosto 2013.

Misil, Luna y Federica.





* Jorge Valle. Guía UIAGM.
* Guarda, Arriero, Porteador, Veterinario,
    Herrador... y Alpinista, claro.

domingo, 18 de agosto de 2013

Gredos... rutas olvidadas I

Existe un Gredos olvidado... también algo desconocido, aunque éste extremo cada vez lo es menos.

Podría parecer increíble que un espacio pequeño albergue tal cantidad de rincones - seguramente a "redescubrir"... puesto que parece seguro que en muchas ocasiones alguien ya estuvo allí - de los que no se dispone de información abierta y continuada en el tiempo.
También ocurre que según la mirada del visitante... se ven cosas que otros no ven y aún pasando por el mismo lugar cada uno ve diferente; no es lo mismo la mirada de un montañero potente que la de un escalador vehemente.

Esto no pertenece exclusivamente a Gredos... está claro que existen otros macizos montañosos donde se repite la historia... así son las cosas... pero en éste caso nos ocupa "nuestro territorio" cercano... cercano para los que tenemos Gredos cerca, claro está, y para los que ésta sierra representa el inicio de un navegar por las montañas.

Puesto que para redescubrir ciertas cosas se hace necesario la colaboración ajena, esfuerzo y tiempo propio en investigar lo que existe publicado... o solo de viva voz... y muy especialmente la generosidad de otros... la cosa lleva tiempo y dedicación, pero ya lo dice la sabiduría popular:  "sarna con gusto no pica".

El caso es que llevo meses dándole vueltas a la memoria... para recordar aventuras entre las décadas 70 y 80... ¡total nada!... pero gracias a gentes amables, he finiquitado un par de cosas que no lograba enlazar... quedan pendientes otras que ya veremos si logro descifrar - espero y agradezco ayuda -.

Aún nos quedan meses para el invierno... pero prefiero resolver con los calores del verano... no sea que más tarde la memoria juegue su baza... y ahí van dos de las más olvidadas escaladas de hielo en Gredos:


Por casualidades de la vida... César Castro me remitió unas fotos de su colección donde aparecían un par de cascadas de hielo realmente "inquietantes"... aunque algo se revolvió en mi memoria que me indicaba cosa familiar.

En alguna conversación, César me dice:

"... he estado estudiando ésta zona detenidamente con un colega que la conoce y con el Google Earth y ya lo tengo claro: la cascada está en la canal que baja por la derecha del Picorucho, según se ve desde abajo, o por la izquierda de éste si lo consideramos desde arriba; es una zona que me cuentan tiene mucha nieve en invierno, incluso en lo alto de ésta canal hay una ceja enorme amenazante - producto de las nevadas del Sur - ... la foto la hice un puente de diciembre con poca nieve en los valles, así que esto normalmente quedaría oculto bajo la nieve... salvo que el invierno fuera parco en nieves y con fuertes heladas...". 


Por otro lado... conseguí revisar el libro de piadas del refugio Elola... perteneciente a ésos años... y ¡zas!... todo encajó de repente.

Ambas cascadas las realicé a mediados de los 80... aunque en condiciones mas nevadas que las fotos que muestro - de ahí mis dudas -... pero faltaba por recordar quien fue el valiente que las inauguró y si dejó alguna indicación en soporte escrito... y ¡zas!...



Ya veis que siempre hubo gente inquieta... no solo en el siglo XXI.

En relación a las escaladas en roca... de nuevo agradecer a César su generosidad.

Comparte una foto que me vuelve a revivir la memoria... y un texto que resulta revelador:

"... sobre los riscos, tampoco están en el ámbito del Fraile, sino mucho más arriba, en los cordales que bajan del Meapoco, a la derecha de la portilla de los Cantos Coloraos. Ésas formas lisas son producto de la acción del glaciar, tanto lamido como arrancado lajas grandes..."


... y entonces recuerdo una conversación en el foro de viaclasica... donde, en seis páginas, se estuvo hablando sobre ésta zona tan desconocida para la escalada.

Pues bien... recuerdo ahora ésta linea... principalmente un diedro blanco inmaculado, y recuerdo dejar un cordino gordo - blanco - en algún lugar.
Recuerdo una escalada larga... a la que no pusimos nombre... al igual que a otras que realizamos por la zona... siempre nos pareció que aquel espacio era tan remoto que a nadie interesaría; esto nunca fue nuevo... como si los riscos sin la entidad de los importantes, solo fueran contrafuertes... y por aquel entonces todo estaba por descubrir.

Mi compañero de andanzas fue un tal Enrique - nunca recuerdo su apellido y sí su pelo rizado - compañero de colegio al que pronto perdí la pista -... posiblemente los años 76 o 77 - no estoy seguro - pero sí recuerdo unas cuantas jornadas por ésas gargantas... en plan "expedicionario"... acampando en la Hoya de las Berzas y otras zonas cercanas.

Y por fin... llegamos al "tercer misterio", aún sin resolver... pero al contrario que los anteriores... de éste tengo fotos propias... pero sin ubicar el risco... ¿aparecerán almas generosas?.



En algún momento pensé que esto ocurrió sobre el año 75... pero no... dándole vueltas al asunto... la cosa debió ser allá por el final del 79 o principios de los 80.

Fue un año "vigoroso"... huyendo de la "masificación" del Circo de Gredos... ¡ya te digo!.

Eso sí... al compañero le tengo localizado... Dominicano Trujillo "Canito"... con el que tengo contacto aunque ya veremos si su memoria le acompaña... así son las cosas.

A pesar de regresar a la zona hace poco tiempo... y buscar ésas placas naranjas tan características, pues nada, que no hay forma de ubicar el paño de roca - juraría que anda por el Risco del Fraile -... en cualquier caso insistiremos a ver que pasa.

Entretanto os dejo la ruta que inauguramos en ésta última visita...




jueves, 15 de agosto de 2013

Refugio Elola... miradas de un guarda

Óscar Morales Moreno... Óscar para los amigos, que son muchos gracias a él, ya pertenece a la historia del Circo de Gredos... como el Almanzor y la Laguna Grande... al paraje que los contiene.

Nos conocimos en los años 90 y nos encordamos juntos - esto, por alguna razón que no alcanzo a comprender, mérito suyo por soportarme -... vivimos juntos aventuras por los Alpes que siempre recuerdo vivamente... navegando por las Droites y el Cervino... con rumbo fijo pero sin puerto seguro.

Ahora que nos cuenta sus sentimientos... anhelos, sueños y vivencias... me asaltan, de nuevo, recuerdos imborrables de mis años por ésas tierras que me vieron crecer como alpinista... Gredos en los 80... cuando la mirada era diferente, aunque descubro por las palabras de Óscar... qué poco cambian los corazones de generaciones distintas cuando miran lo mismo.


Han pasado los años, así nos lo relata Óscar, pero nada cambió en la esencia que hechiza a todo aquel que se inicia en éste territorio... pequeño y bravo... amable y feroz... donde nunca nada es igual que la vez anterior... donde siempre se descubre un nuevo risco, un canalón salvaje que nos introduce en otro espacio, una vista que nunca vimos, un manantial que siempre mana, una pradera alpina escondida, una pedrera infinita... o una nueva linea a escalar.

Tenemos pendientes cosas que nos quedaron pendientes... ya veremos... que el tiempo pasa y cada uno persigue su sueño; eso es lo importante... y por supuesto yo le deseo lo mejor que la vida ofrezca... familia, amigos y proyectos para seguir viviendo.

Ahora Óscar es un alpinista maduro, fuerte, noble y generoso... siempre mirada limpia y brillo en los ojos - fijaos siempre en esto -, dispuesto al esfuerzo... y el "ángel" que vigila los pasos de los que se adentran por el circo de Gredos; podéis contar con la "cuadrilla" que dirige... sin reservas ni lamentos... ahí estarán si llega el momento.

Me alegro infinito de haberle conocido... soy un tipo con suerte por encontrar gentes valientes; hace ya tiempo que él sabe que lo importante es el camino... y eso no es fácil de asumir... aunque pudiera parecer sencillo de entender...

"Brotas derecha o torcida
con esa humildad que cede
solo a la ley de la vida,
que es vivir como se puede.
El campo mismo se hizo
árbol en ti, parda encina"
(A. Machado)

Aquí os dejo el texto que Óscar me remite.

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Bueno, amigo Carlos, me ha costado ponerme a escribir pero en ningún caso se me ha olvidado lo prometido.

Mis primeros recuerdos de Gredos y su Laguna Grande me llevan a cuando tenía 10 años y mis padres me llevaban a descubrir rincones tan bellos como aquel; años más tarde, de la mano del amigo Santi, volvía a descubrir Gredos y fue él quien me presentó a la "peculiar" gente que vivía y trabajaba en aquel lugar, a su vez tan peculiar y diferente.

De alguna manera supe que era esto lo que llevaba esperando desde hacía unos cuantos años, en los que me golpeaba curso tras curso contra los muros de la Universidad y el trabajo de oficina.

Así fue como me ofrecí a Miguel Ángel para trabajar en el verano de 1992; lo que descubrí y viví durante ésas intensas semanas me llevó a tomar la decisión de cambiar de vida, apostar por el rock&roll siempre que el amigo Miguel me aceptara para la temporada de invierno que pronto empezaría.

El acuerdo fue fácil, yo estaba decidido definitivamente a cambiar de oficio y Miguel necesitaba personal, solo puse una condición: que Miguel fuera mi particular maestro de Alpinismo y Escalada, cosa que aceptó y cumplió siempre, y a mi me ha servido para aprender de uno de los más completos profesionales del mundo de la montaña, tanto como Guarda o Guía de Montaña.

... siempre mejorando...

Rápidamente tuve que ponerme las pilas en la multitud de tareas y oficios necesarios para trabajar como guarda en un refugio de Alta Montaña; de la mano de Inma, el Súper, Santi, Marta, Emilio... empecé a descubrir en qué mundo me había introducido.
Fueron años duros pero la juventud puede con todo y ganas no me faltaron. Era la primera vez que tomaba una decisión de aquel calibre. Era mi apuesta y quería ganarla.

Aprendí, o al menos lo intenté, a cocinar, realizar cualquier trabajo de mantenimiento (fontanería, carpintería, pintura, etc.), temas contables, caballos y su carga, primeros auxilios, comunicaciones y trato con las gentes en un sitio como éste; cuestión que, después de 21 años, me sigue fascinando, convencido de que es imposible no aprender algo de todos y cada uno de los días que paso en el Circo de Gredos.

... el trayecto...

21 años... 21 años trabajando en el mismo lugar, en la misma empresa. El mismo trayecto al trabajo. La misma vuelta a casa. Las mismas vistas cuando salgo a la terraza. Los mismos horarios. Los mismos problemas con los compañeros. Las mismas preguntas del público. Las mismas lentejas y huevos fritos. Las mismas esquiadas y escaladas. Las mismas averías. La misma nieve en la puerta del refugio. La misma tubería congelada que te deja meses sin agua corriente. Las mismas pocas horas de sol en invierno. Las mismas...

21 años creciendo sin parar, desde el primer instante. Aprendiendo de mí y de las personas. Limpiando la nieve, que nunca se acumula igual. Descongelando la tubería, que nunca se congela en el mismo sitio. Compartiendo con decenas de compañeros, que nunca son los mismos, y que de ser los mismos no son los mismos problemas. Contestando a las mismas preguntas, pero de distintas personas. Disfrutando de cada día de subida, y de bajada. Disfrutando del sol, del viento, de la nieve, de la lluvia, de la noche, de la niebla, del hielo.

Escalando la misma ruta, que nunca jamás fue la misma. Descendiendo con esquís la misma canal, que jamás fue igual. Conociendo a personas y personajes de toda condición. Haciendo amistades que ya duran muchos años, y sabiendo que durarán muchos más. Compartiendo, bajo el mismo techo, con tantas y tantas personas.

... relax con amigos...

Cuando llega alguien, joven casi siempre, y te cuenta que un recuerdo que tiene de pequeño en Gredos... es verte a ti realizando alguna de las tareas de guarda (porteando nieve en verano, o con los caballos, o arreglando una tubería en invierno) y además es alguien con el que llegas a trabajar o sabes que influiste en su trayectoria profesional, o que te pide trabajo para el próximo verano... me obligo a pensar que quizá lleve ya demasiado tiempo por aquí. Y que ya es hora para desplegar las velas y buscar otros rumbos. De que es hora de menearse, de cambiar de mirador en la vida.

... compañeros de fatigas...

!PERO COÑO!, ES QUE SIGO DISFRUTANDO DE TODO ESTO Y QUIZÁS SIGA UN RATO MÁS.

... cargas raritas...

Eso sí, hace tiempo me hice una promesa: el día que cuando llegue a los Barrerones, y el momento en que el Circo de Gredos va "apareciendo", poco a poco, no me revuelva las tripas y me emocione - aunque sea un poquito - prometo dejar las llaves del refugio al primero que pase y darme la vuelta, camino de otro lugar.

... la familia...

Tampoco se me ha olvidado, Carlos... que algún rato de éstos tenemos que volver a darnos una vuelta por "ésa norte"... un fuerte abrazo, amigo.

Una canción: "Ahora, que han pasado los años, intensamente vividos, exprimidos, sigo en forma, no estoy cansado y tengo decidido retrasar el final. Ahora puedo decirlo más alto pero no puedo más claro, todo lo que en el mundo he amado es una canción, un teatro y a ti".

... un invierno en la norte del Cervino...






Óscar Morales Moreno

*Guía Alta Montaña UIAGM.
*Guarda Refugio Elola.

lunes, 12 de agosto de 2013

Salenques Tempestades al Aneto

El Aneto - al que nuestros vecinos franceses se refieren, en muchas ocasiones, como Nethou - se levanta como máxima altura de los Pirineos... 3.404 metros que requieren esfuerzo y cautela, sea cual fuere el itinerario elegido - aunque seguramente veremos muchos "montañeros" que lo acometen sin la humildad debida... así son las cosas -.

La historia de su primera ascensión, ocurrida en el siglo XIX, mantiene ese cariz de aventura que ostentan todas aquellas andanzas... a cargo de hombres y mujeres dispuestos a conocer que guardaban las cumbres de las montañas, siempre acompañados por cazadores, guías locales o vecinos entusiastas.

Un 20 de julio de 1842, tras varios días de fatigas... P. Tchihatcheff, A. Franqueville, B. Arrazau, P. Sanio, P. Redonnet y Jean Sors... alcanzan el collado de Coronas por el valle del mismo nombre, evitando el temido glaciar que hoy conocemos como ruta normal; sin embargo a Tchihatcheff, que debió ser un hombre resuelto, le pareció que habría que intentar otra ascensión más directa... cosa que hizo pocos días más tarde... acompañado por algunos de los que ya lo hicieran antes y a los que se añadió A. Laurent.

De esta forma quedó abierto el camino del Pico Aneto... una magnífica ascensión clásica.


Tuvo que llegar el siglo XX para que nuevas miradas se fijaran en la gran cresta que, como espina dorsal de un animal prehistórico y extinto... va levantándose lentamente, plagada de gendarmes... aristas... agujas... torres y bloques inestables... todo en un caos "ordenado", hasta la misma cumbre del Aneto.

La cosa no debió ser fácil puesto que se necesitaron tres "expediciones" para conseguir el recorrido total.

En 1912... J. Ussel, G. Castagné y J. Haurillón... atraviesan la arista de Tempestades, dejando una parte del camino abierta.
En 1922... Jean Arlaud y Ch. Lafont... hacen lo propio con  Salenques... y en 1934, R. Ollivier y H. Wild, aupándose sobre los hombros de sus antecesores, recorren la integral que hoy conocemos como Salenques/Tempestades.

Navegar por las montañas siempre requiere intuición... y en el caso que nos ocupa llega a una máxima importante; las posibilidades de elegir nuestro camino son infinitas y es muy probable que, en algún momento, pisemos terreno que no pisaron otros.

Mencionaremos algunos datos generales para hacernos una idea de la actividad: 1000 metros de desnivel desde el valle al collado de Salenques... otros 800 metros de aquí al Aneto... un recorrido de arista en torno a 2500 metros... y horarios para todos los gustos... aunque toca mencionar los "normales": 3,3/5 horas aproximación... 6/9 horas escalada... 2,3/4 horas descenso.

Todo empieza en Benasque desde donde llegaremos a los Llanos del Hospital y desde donde parten autobuses a la Besurta... aquí la cosa ya no tendrá remedio y las piernas tendrán que encargarse del trabajo que se nos viene encima.


Recorremos un fantástico paraje en el que cabe imaginar como sería la vida de sus habitantes un siglo atrás... tremendo; más arriba nos recibe Aigualluts, con su "agujero negro" que hace desaparecer las aguas como por arte de magia... y luego habrá que desviarse a Barrancs, por una canal estrecha de la que van desapareciendo arbustos y coníferas, hasta que las pedreras se adueñan del terreno y nos llevan hasta el collado del mismo nombre; aquí ya tendremos oportunidad de "sentir" la poderosa cresta.





La aproximación desde el collado Barrancs al de Salenques tiene variantes y cada uno elegirá en función de las condiciones propias y ajenas... en cualquier caso sugiero bajar y subir... mejor que ladear desde el mismo collado, cosa que nos tienta pero obligará a traspasar zonas de placas rocosas y aterrazados... algo peligrosos en un descuido.

Este es el reino de las pedreras...



Podemos elegir entre el collado Salenques u otra zona algo más alta, en cualquier caso ya encontraremos multitud de pequeños vivaques... al igual que podremos optar por subir a la Forca Estasen y crestear (trepadas delicadas) o recorrer la primera parte de la arista justo a media altura (andar).


Ya tendremos a la vista la primera tanda de torres y gendarmes donde podemos considerar que comienza la escalada... pero antes habrá que localizar una vira - si hemos elegido recorrer este camino a media altura - que se intuye nos deposita en el lugar adecuado. De nuevo encontraremos multitud de vivaques... sin olvidar los hitos de piedra, en tal cantidad y lugares diferentes, que no sabremos cual de ellos marcará el camino correcto.






Ya colocados en una cresta de brechas dispersas... tendremos enfrente los primeros contrafuertes que exigirán escalar.

Ya hemos comentado la dificultad que se nos presentará para elegir el camino adecuado entre tal cantidad de brechas, agujas, crestas, destrepes y rodeos... así pues... se me ocurre que será más fácil recordar una imagen que un texto repleto de indicaciones difíciles de retener en la memoria.

Por ello iremos repasando, en sentido de marcha, los principales contrafuertes más característicos... dejando un tanto de lado las "conexiones" entre ellos, es decir, los tramos donde tendremos que elegir nuestro camino y admiten posibilidades varias.

... primer obstáculo...

... buen vivac...

... en el mismo vivac alguien tuvo que huir...

Una magnífica placa anaranjada de poderoso granito, repleta de fisuras, nos da el pistoletazo de salida... admite variantes en cantidad pero ninguna supera el IV... y las posibilidades de aseguramiento entran en el grupo de "cañón".


Un tanto a derechas salimos hacia una estrecha canal, clavos con anillos, donde podemos hacer reunión o tirar algo más arriba...


Llegamos al tramo que llaman "la pajarita de papel"... una disposición de bloques en la misma brecha, que dejan paso natural al otro lado (vivac)... habrá que superar los bloques y montarnos en el espolón por el que escalaremos  un tanto a derechas bordeando el pilar... en cualquier caso... IV+ algo mantenido.


Esta torre puede ascenderse hasta su afilada cumbre, por una ancha fisura muy característica y que veremos desde la brecha que hemos alcanzado... máx. III+.


De nuevo en otra brecha nos encontramos con el tramo de mayor dificultad técnica de toda la arista... todo ello según si decidimos tirar directos V o realizar una pequeña travesía a izquierdas IV... magnífica tirada en la que no pueden faltar las fotos de rigor...




Este sería el recorrido aproximado que acabamos de realizar... en una toma general del sector...


Salimos a una cresta y tendremos enfrente la siguiente zona a recorrer... en primer término unas placas tumbadas fisuradas... y detrás un derrumbe de granito blanco que evitaremos avanzando pegados a su izquierda hasta que nos obligue a cambiar de vertiente... en conjunto máx. III+/IV.



Pero antes... en algún punto de la cresta... tendremos que realizar un corto rápel (15m.) ... o un destrepe... al gusto personal.

Si optamos por el rápel... luego habrá que subir unos metros hasta la arista que podríamos haber destrepado...




Entonces ya... estaremos en faena con la zona que hemos mencionado anteriormente... placas fisuradas y derrumbes blancos... más adelante cambiamos de vertiente y por algún lugar trepamos y andamos hasta alcanzar la cresta del Margalida...


 

Una vez recorrida la cresta del Margalida... tendremos que avanzar hasta su cumbre principal... y entonces nos encontramos frente al Tempestades... defendido por una arista afilada que más adelante se convierte en una trepada infinita... máx. III+ y andar...

... arista y trepada hasta el Tempestades...

... tocó día ventoso...

... vista atrás Tempestades y cresta del Margalida...

Nuestro siguiente objetivo será llegar a la punta de la brecha Tempestades... aristas y más aristas, destrepes y rodeos... hasta que tenemos enfrente la Espalda del Aneto... aquí hay trabajo...


Antes de conseguir llegar a la brecha del Tempestades... hemos de fijarnos en un muro anaranjado que nos corta el paso por la cresta... con dos posibilidades de atravesarlo... allá cada uno la que elija... máx. V o IV+...


Algunas trepadas y pasos sueltos de escalada nos llevan al lugar desde donde decidimos como bajar al collado... esto admite posibilidades múltiples... y así lo detallo en el siguiente croquis, visto desde enfrente... una vez resuelto el asunto...


... esta fue nuestra opción... rápel desde el punto más alto...

Y esta es la visión desde la punta de la brecha - antes del rápel - del terreno que nos queda por cubrir... primero una zona de placas blancas que se antoja difícil, pero no lo es... máx. III+/IV... y luego trepada delicada y en terreno suelto hasta alcanzar bloques cada vez más grandes... y localizar un paso natural que comunica con la vertiente contraria.

... sector inferior... desde el collado...

... escalando el primer sector... placas blancas fisuradas...

... sector superior...

... "ventana" hacia el lado opuesto...

Tras la ventana... las posibilidades de alcanzar la cresta son infinitas... encontraremos cordinos, clavos y maillones que nos indican las opciones a seguir... de frente por una placa que parece difícil... o un corto destrepe/rápel (5/6m.) para bordear a izquierdas el pilar... o travesía ascendente a izquierdas por terreno poco definido (máx. IV+)... en cualquier caso nuestro objetivo es alcanzar la cresta que nos domina.

Entonces ya se acaban las dificultades... y entre trepadas, destrepes y pequeñas canales... se muestra a la mirada la última cuesta que nos llevará al Aneto...




Habremos completado una de las grandes clásicas españolas... todo un lujo si nos acompañó el tiempo y la navegación correcta... un disfrute para los sentidos y un placer de compartir con los amigos.

No os lo podéis perder... incluso volver a repetir para activar el alma cuando la vida se pone pesada.

Pero no basta con llegar a la cumbre... hay que bajar y llegar al bar, el único lugar seguro... suponiendo que algo pueda serlo.



... Portillón superior...


Tras el famoso "Puente de Mahoma" (suele mencionarse como "Paso de Mahoma", pero "Puente" sería lo correcto)... hay que alcanzar el glaciar del Aneto - en un punto algo cercano al Collado Coronas - y descender para luego atravesarlo en dirección al Portillón Superior... desde donde una bajada marcada con hitos ¡ATENCIÓN! - algo complicada de seguir - nos lleva al refugio de la Renclusa... si este es nuestro objetivo, caso de no serlo, nos desviamos hacia Barrancs o Aigualluts... allá cada uno con su elección.






*LOGÍSTICA.
+Realizar la actividad en una sola jornada - aproximación, escalada y descenso - no será fácil y requerirá de una excelente forma física, intuición infalible para no perder tiempo en despistes y "ensamblar" todo el recorrido... todo ello con un compañero que se ajuste al nivel requerido.
Como ventaja se obtiene cargar algo menos - cosa importante y de la que ya hemos hablado en Test radical -.

+Normalmente se realiza en dos días... y podremos elegir entre aproximación y vivac al inicio de las dificultades... o aproximar y continuar escalando hasta que nos llegue la noche o el cansancio... lo que antes ocurra.
Tenemos multitud de vivaques en toda la cresta, por lo que no debemos preocuparnos por encontrar una repisa adecuada... la encontraremos en algún momento.

+En relación al material de vivaque... bueno... esto es un asunto muy personal y solo me atrevo a sugerir lo que personalmente suelo utilizar - por supuesto estamos hablando de condiciones estivales -... una buena funda de vivac, una chaqueta de fibra/pluma ligera y chaqueta exterior de las cortaviento peso "pluma"; para los más exigentes quizá un saco extremadamente ligero y colchoneta aislante.
En ambos casos... suerte y al toro.

*MATERIAL.
+Los tramos más duros de la escalada pueden resolverse con botas clásicas ligeras... las mismas con que aproximar y descender - el uso de unas zapatillas de aproximación, en vez de botas, quedará a la responsabilidad y conocimiento personal -, hemos de tener en cuenta que en algún momento podría ser necesario pisar nieve o realizar una retirada por alguna de las vertientes que siempre tienen zona de glaciar, neveros, etc. ... y que nos espera el descenso del glaciar del Aneto... cosa a tener en cuenta, a pesar de las prácticas de algunos "turistas montañeros"... que incluso veremos con zapatos y sin crampones.
En cualquier caso... puede interesar que un miembro de la cordada lleve "gatos"... o los dos prefieran echar las botas a la mochila... y "gatear" ambos.

+Absolutamente imprescindibles crampones ligeros... principalmente para el glaciar de bajada... que puede tener marcada una "trinchera" en nieve blanda... o descarnarse al punto de aparecer un hielo viejo y oscuro... a la espera de un resbalón y muchos metros de caída por deslizamiento, hasta parar contra las rocas que se afilan al final... o más allá, en terreno inquietante.
Un piolet por cordada parece suficiente para asegurar alguna situación complicada... junto con algún bastón que también se utilice para aproximar.
Todo esto es posible que no lo utilicemos... pero sugiero vivamente que lo carguemos... así son las cosas.

+En cuanto al material de escalada... una cuerda 50/60m. en diámetro ligero de 8,8/9 mm. - para uso en doble... un juego de fisureros en tamaños medios y grandes... con un par de empotradores más del tipo hexcéntrico con cordino (tamaños grandes)... seis anillos+mosquetones... y alguna cinta extralarga (reuniones, bloques, etc.).
Esto será suficiente y ligero... pero si alguien desea llevar más... bastará con aumentar a 3/4 friends tamaños intermedios.

+La única posibilidad de conseguir agua vendrá de los neveros... por lo que sugiero cargar con al menos tres litros - que habremos almacenado en la aproximación al collado Salenques... fundido nieves sucias en el vivac o neveros sobre la marcha.
Así pues un mini infiernillo con cartucho mini... y un mini pote - ¡ya véis... todo mini! - puede solucionar una deshidratación furiosa.

* PELIGROS OBJETIVOS Y CONSIDERACIONES SOBRE LA RUTA.
+La escalada de la cresta Salenques/Tempestades al Aneto no debe infravalorarse a la vista de las dificultades puramente técnicas - ciertamente bajas - y debería acometerse en condiciones seguras de buen tiempo; las tormentas de verano en la zona... y muy especialmente en una cresta "destruida" por vientos, nieves, hielos y rayos... no son cosa de risa.

+Es necesario una buena intuición para localizar el camino correcto - suele coincidir con el más fácil - y navegar a buen ritmo; el ensamble asegurado en corto, con seguros intermedios cuando lo requiere el terreno o nuestra propia experiencia - es una opción aconsejable para ganar tiempo y cumplir un horario aceptable.

+Nos encontraremos con miles de bloques, grandes y pequeños, absolutamente inestables... sobre los que escalaremos, treparemos o andaremos... y siempre con un "patio" cercano... ¡muy al tanto con esto!.

+Los abandonos tampoco son fáciles... hacia una u otra vertiente... puesto que recorrer la cresta en sentido inverso no es tarea sencilla - no es lo mismo ascender que descender... y resultará difícil localizar el camino por el que hemos subido -... sin contar que durante ése tiempo quedaremos a merced de los elementos violentos.
En cualquier caso existen posibilidades de escapar hacia ambas vertientes de la cresta, según a que altura nos pille la decisión... aunque nos llevará atención y luego alcanzar lugares conocidos o no, que necesitarán de atravesar glaciares, neveros y pedreras infinitas.

Por aquí dejo unas imágenes al azar... sin orden ni concierto... con el deseo de hacer soñar a los que sueñan que se cumpla su sueño...








Buenas fotos de la cresta en EPoLANDIA.